Micropagos: la nueva generaci¨®n
COMO TODO LO H?BRIDO, los micropagos suscitan controversias apasionadas. Casi nacieron con Internet. El debate, sin embargo, est¨¢ volviendo a tomar vigencia con nuevas propuestas. iTunes de Apple que vende temas musicales a 99 centavos es la m¨¢s visible (y tiene considerable ¨¦xito). No es la ¨²nica.
Scott McCloud, autor de comics, pone a la venta en la red la ¨²ltima de sus obras por 25 centavos. Se trata de un umbral simb¨®lico en la medida que las empresas de tarjetas de cr¨¦dito cobran un cuarto de d¨®lar m¨ªnimo por transacci¨®n. A este precio el vendedor no gana nada. McCloud cree tener una respuesta a este rompecabezas.
Adem¨¢s de nuevas ofertas de contenido, surgen nuevas empresas con servicios renovados. McCloud utiliza BitPass (en donde puso algo de su dinero). Lanzada durante el verano, la empresa instalada en Palo Alto, retoma un esquema ya conocido y comparable al de las tarjetas de d¨¦bito, pero dice tener una tecnolog¨ªa simplificada que permite reducir molestias y costos tanto para el vendedor como para el comprador. El usuario introduce sus datos una vez (los de su tarjeta) y compra un cr¨¦dito que va disminuyendo a medida que va comprando en la red. La transacci¨®n con la empresa financiera se hace una sola vez. BitPass cobra sobre la mayor¨ªa de las transacciones.
El modelo gratuito resulta probablemente m¨¢s de acuerdo con los primeros a?os de Internet; pero hoy no se pueden oponer micropagos a gratuito.
"Cada operaci¨®n, por barata que sea, incluye un "coste mental" (tomar la decisi¨®n, rellenar los formularios en l¨ªnea...) tanto m¨¢s elevado cuanto menor es el pago".
De manera diametralmente opuesta, Pepperpoint deja que se vayan juntando las micro transacciones en la cuenta del cliente y las protege gracias a una sistema sofisticado de encripci¨®n. El pago a la empresa de cr¨¦dito se efect¨²a cuando el costo de la operaci¨®n relativo al monto de las compras deja de ser significativo. El inconveniente es que el usuario debe bajar un programa especial a su computadora.
En ambos casos el primer obst¨¢culo consiste en convencer a un n¨²mero significativo de vendedores para que adopten el sistema en cuesti¨®n. Tambi¨¦n hay que convencer a los consumidores, una tarea muy dif¨ªcil si hemos de creer al analista Clay Shirky.
Shirky est¨¢ convencido de que los micropagos nunca despegar¨¢n, por dos razones. En un documento publicado en diciembre del 2000 afirma que cada operaci¨®n, por barata que sea, incluye un "coste mental" (tomar la decisi¨®n, llenar los formularios en l¨ªnea, etc.) cuyo peso resulta tanto m¨¢s elevado -relativamente- cuanto la cantidad de dinero implicada va bajando.
En un ensayo publicado en septiembre, Shirky opone ahora la enorme oferta de contenido gratis a los micropagos y subraya que lo gratuito elimina todo los costes, inclusive mentales. Nadie puede mejorar esta oferta. Esta soluci¨®n es muy interesante para los artistas. "Si tienen la posibilidad de escoger entre fama y fortuna, muchos preferir¨¢n una audiencia amplia a cobrar a una audiencia reducida".
Shirky tiene raz¨®n cuando dice que lo micropagado sale m¨¢s caro que lo gratis, pero se le olvida decir que sale mucho m¨¢s barato que lo pagado hoy. Tampoco tiene en cuenta que la gente ya se acostumbr¨® a pagar en l¨ªnea y que el n¨²mero de sitios de pago va en aumento.
El modelo gratis resulta probablemente m¨¢s de acuerdo con la Internet de los primeros a?os; pero hoy d¨ªa no se pueden oponer los micropagos solamente a lo gratuito. Es necesario comparar sus m¨¦ritos a los de los servicios de pagos tal y como existen hoy, bajo la modalidad de la suscripci¨®n. A medida que lo de pago va ganando terreno, aprendemos a distinguir entre caro y barato, exactamente como lo hacemos en la vida real.
Los micropagos, adem¨¢s, tienen una virtud esencial en relaci¨®n al esp¨ªritu de la red y a los m¨²ltiples niveles de interacci¨®n que permite. En el modelo de suscripciones, el consumidor se ve obligada a comprar contenido en bloque con una idea aproximativa de lo que va a encontrar. Con los micropagos s¨®lo compra art¨ªculos, piezas, obras que le gustan. Puede escoger.
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