Una compleja carrera de obst¨¢culos

"Sobre todo, lo que me gusta es lo arriesgado de la profesi¨®n de polic¨ªa. Tengo muchos amigos que ya est¨¢n dentro y me encanta lo que me dicen". Dicho as¨ª, podr¨ªa parecer la confesi¨®n de una joven, Myriam Mendoza, una madrile?a de 24 a?os, que quiere vestir de azul a partir del pr¨®ximo a?o. Sin embargo, escarbando un poco m¨¢s en su vida profesional se descubre la verdadera vocaci¨®n de esta aspirante. "Soy militar del Ej¨¦rcito de Tierra. Estoy en la base de El Goloso y me presento sobre todo para ganar en calidad de vida. Tambi¨¦n he optado a las plazas del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa", a?ade Mendoza.

Es una de las centenares de historias personales que ayer se mezclaban a la entrada del Pabell¨®n de Convenciones de la Casa de Campo. Y todos los aspirantes sab¨ªan que les esperaban momentos dif¨ªciles, ya que la oposici¨®n es una carrera de obst¨¢culos de la que no se puede uno levantar en caso de caer. Los aspirantes tendr¨¢n que esperar una semana para conocer los resultados de las pruebas de ayer. Los que aprueben deber¨¢n pasar las pruebas f¨ªsicas, que incluyen carreras de velocidad, saltos de longitud y de resistencia f¨ªsica. En ¨¦sta suelen pasar la gran mayor¨ªa, ya que los inscritos suelen estar muy preparados.

La tercera prueba es la definitiva y, por tanto, la m¨¢s dura. Se trata de preguntas y temas sobre la Constituci¨®n Espa?ola, temas policiales, derecho penal y ordenanzas municipales. Los aprobados a¨²n deber¨¢n saltar m¨¢s barreras: tendr¨¢n que someterse a un examen f¨ªsico. Las mujeres deber¨¢n medir, por ejemplo, un m¨ªnimo de 1,65 metros, y los hombres, 1,70 metros.

Y luego viene la formaci¨®n. Estar¨¢n unos seis meses en el Instituto Superior de Estudios de Seguridad (ISES), dependiente de la Comunidad de Madrid, y otros tres en pr¨¢cticas en la calle acompa?ados por un veterano. Este trimestre se completa con clases en la Academia de la Polic¨ªa Municipal. Esto supone que antes de noviembre del a?o pr¨®ximo no podr¨¢n tomar posesi¨®n de sus puestos y, por tanto, tener la placa del cuerpo.