El tacto delicado de lo sublime
Tres siglos antes de Cristo, China estaba escindida en siete reinos enzarzados en feroces guerras civiles. Fue un tiempo de horror y muerte, en el que el rey de la norte?a regi¨®n de Qin, sediento de poder, supo que sus enemigos hab¨ªan contratado para asesinarle a tres famosos guerreros mercenarios envueltos en una leyenda de invencibles. El rey prometi¨® poder y riqueza a quien venciese a los tres espadachines, pero ninguno de sus guerreros acudi¨® a la llamada. Hasta que un d¨ªa llam¨® a la puerta de su palacio un enigm¨¢tico muchacho desconocido que puso a los pies del rey las espadas de sus tres adversarios. Y relat¨® con qu¨¦ astucias y esquinas de la seducci¨®n hizo su proeza.
?ste es el desencadenante argumental de Hero, un deslumbrador despliegue de poes¨ªa visual rimada y compuesta alrededor de una de las aventuras de la imaginaci¨®n m¨¢s sorprendentes, exquisitas y elegantes -a veces situada en el borde de lo sublime- que ha emprendido el cine reciente. Zhang Yimou, cineasta superdotado, artista eminente, se las ha arreglado, sin salir de China, para tener apoyo financiero occidental y poder hacer con total libertad las pel¨ªculas que lleva dentro, lo que le da un inusual, casi inaudito, poder de respuesta a la censura de la burocracia de su pa¨ªs y a la del aparato de producci¨®n occidental. Y de ah¨ª, de ese raro cruce entre abundancia de medios y plena libertad creadora, salta a la pantalla el prodigio -imperfecto, desequilibrado, desmedido, reiterativo, pero prodigio- de Hero, que es un trabajo de producci¨®n riqu¨ªsimo puesto al servicio de un vuelo imaginativo que asombra, ciega de luz, acaricia lo m¨¢s noble de la sensibilidad, cautiva, seduce.
HERO
Direcci¨®n: Zhang Yimou. Gui¨®n: Li Feng, Wan Bin, Zhang Yimou. Fotograf¨ªa: Christopher Doyle. Int¨¦rpretes: Jet Li, Tony Leung, Maggie Cheung, Zhang Ziyi. China, EE UU. G¨¦nero: aventuras. Duraci¨®n: 98 minutos.
La aventura arranca por lo m¨¢s alto y, sin embargo, misteriosamente sigue subiendo a medida que la pel¨ªcula se adentra en s¨ª misma. La primera pelea, bajo la lluvia, es una majestuosa escena de esgrima danzada, con secuencia ritualizada y empaque de gran ceremonial. Pero, pese a arrancar Hero por la cresta de la ola, su f¨¢bula sigue volando m¨¢s y m¨¢s arriba, hacia instantes de gran potencia emocional y pl¨¢stica y con un tan complejo armaz¨®n interior, que en ocasiones entra en la abrupta geometr¨ªa del territorio de la abstracci¨®n, que se hace visible en batallas y movimientos de masas. Hay momentos en que ese m¨¢gico crescendo secuencial alcanza lo inimaginable: el asalto con flechas a la escuela de caligraf¨ªa; la muerte en rojo del guerrero a manos de su amante celosa; la vibrante y hermos¨ªsima lucha, sobre los amarillos de las hojas ca¨ªdas, de las dos mujeres -otra vez la maravillosa Zhang Ziyi, que Yimou descubri¨® en El camino a casa, y que luego salt¨® al mundo de la mano de Ang Lee en Tigre y Drag¨®n, y que ahora es amenazada por una bater¨ªa de mort¨ªferos cheques en blanco de Hollywood-; y el momento lunar, despojado, de la despedida de los amantes; y la gran pelea sobre el lago, y la bell¨ªsima y estremecedora escena del doble suicidio.
Y otros chispazos huidizos, deslizantes, casi incapturables, de cine de genio, que en Hero se encadenan en un continuo secuencial que tiene el rango de una irrefutable respuesta del buen gusto y de la elegancia a la agresi¨®n de la tosquedad dominante en el cine de aventura actual. La lucha y el vuelo mitol¨®gico de la esgrima oriental, considerada como una forma tr¨¢gica de caligraf¨ªa esc¨¦nica, se mueve en Hero sobre una forma honda e intrincada, un movimiento circular alrededor del poema inmemorial -que sigue a¨²n vivo aqu¨ª abajo, escondido en las sagradas leyes del coraz¨®n, bajo la prosaica bajeza de este tiempo- del amor y la amistad contra el poder.
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