Mucho m¨¢s que un oligarca extravagante
Rom¨¢n Abram¨®vich, el due?o del Chelsea y ex gobernador filantr¨®pico en el Lejano Oriente ruso, gusta de ponerse a prueba a s¨ª mismo
La transici¨®n a la econom¨ªa de mercado en Rusia y los bruscos choques culturales aparejados producen frutos ex¨®ticos capaces de tremendas sorpresas. La personalidad del magnate Rom¨¢n Abram¨®vich, comprador del club de f¨²tbol ingl¨¦s Chelsea, tal vez vaya m¨¢s all¨¢ del estereotipo del oligarca extravagante y cargado de d¨®lares ganados en turbias operaciones con el petr¨®leo, el aluminio y las materias primas.
"Curiosidad y deseo de ponerse a prueba a s¨ª mismo". ?sos son los rasgos que atribuye a Abram¨®vich una periodista rusa invitada a visitar Chukotka, en el Lejano Oriente ruso, frente a las costas de Alaska, poco despu¨¦s de que en diciembre de 2000 el oligarca fuera elegido gobernador de aquel territorio, mayor que Francia, pero poblado s¨®lo por varias decenas de miles de personas.
Mosc¨² ve en su compra del club ingl¨¦s un capricho o una forma de poner a buen recaudo su fortuna
En Anadir, la capital, a m¨¢s de 8.000 kil¨®metros de Mosc¨², el millonario, que hoy tiene 37 a?os, se sent¨ªa a gusto rodeado de los j¨®venes ejecutivos que le hab¨ªan acompa?ado a la tierra de origen de los chukchi, uno de esos peque?os pueblos amenazado por el uso depredador de los recursos. Aqu¨¦llos, que hab¨ªan trabajado antes con Abram¨®vich en la petrolera Sibneft, en la refiner¨ªa petroqu¨ªmica de Omsk y en Russki Aluminii, resid¨ªan all¨ª por turnos, se consideraban un equipo y le llamaban "capit¨¢n".
La reportera observ¨® que Abram¨®vich no pon¨ªa inter¨¦s en desmentir los rumores seg¨²n los cuales hab¨ªa abandonado Mosc¨² para lograr la indulgencia del presidente, Vlad¨ªmir Putin, que persegu¨ªa a otros dos oligarcas, Bor¨ªs Berezovski y Vlad¨ªmir Gusinski, ambos exiliados hoy. Berezovski hab¨ªa sido el padrino de Abram¨®vich. Juntos fundaron en 1995 la sociedad PK Trust; la empresa off shore Unicom Ltd., con base en Gibraltar, y otras compa?¨ªas, de las que se sirvieron para comprar las acciones de Sibneft, en cuyo consejo ingres¨® Abram¨®vich en 1996.
Abram¨®vich lleg¨® a Chukotka con un esp¨ªritu filantr¨®pico entendido a su manera. Diversas fuentes coinciden en que la regi¨®n, rica en oro y materias primas pero dif¨ªcil de explotar, se ha beneficiado de su paso. En 2001, el multimillonario, que en una ocasi¨®n confes¨® sentir "l¨¢stima" por los chukchi, pag¨® de su bolsillo el transporte a¨¦reo de comestibles, ropa de invierno, calzado y medicamentos; organiz¨® expediciones de jubilados a lugares m¨¢s c¨¢lidos y vacaciones en el mar Negro para 3.000 ni?os. Al presupuesto anual, calculado en 65 millones de d¨®lares, a?adi¨® otra suma semejante.
Anadir, que esta corresponsal recuerda como uno de los sitios m¨¢s desolados de Rusia a principios de los noventa, es ahora una ciudad limpia gracias al abastecimiento de gas, que ha sustituido al carb¨®n, y tiene un aeropuerto y un hotel de lujo, adem¨¢s del primer internet-caf¨¦ del Lejano Oriente ruso, seg¨²n el general Konstantin Pulitkovski, el representante de Putin: "Abramovich ha hecho mucho por la mejora de la vida de todos los habitantes de Chukotka. Hay progreso por doquier [en 2002 se pag¨® en impuestos m¨¢s de recibido del presupuesto federal]".
Abram¨®vich ha cubierto la necesidad de maestros, hasta en las escuelas m¨¢s remotas, con personal de fuera, contratado por dos, tres y cinco a?os, y tambi¨¦n la sanitaria contratando a m¨¦dicos por cinco o diez y con sueldos altos en comparaci¨®n con la zona europea de Rusia, afirma Pulitkovski. Adem¨¢s de un tendido de 110 kil¨®metros de gaseoducto, tambi¨¦n ha construido un complejo de molinos de viento como reserva energ¨¦tica y comenzado a explorar los dep¨®sitos petroleros del ¨¢rea.
Hombre de pocas palabras y estilo deportivo, Abram¨®vich qued¨® huerfano de madre y padre siendo muy ni?o y residi¨® con sus t¨ªos en el norte de Rusia y en Mosc¨². Las informaciones sobre sus estudios y primeras actividades empresariales son confusas. Pas¨® por el instituto del petr¨®leo y el gas de Mosc¨² y, seg¨²n su biograf¨ªa oficial, es jurista y comenz¨® trabajando como mec¨¢nico. En 1992 fue encarcelado, y liberado sin cargos, como sospechoso de haber robado un convoy de m¨¢s de medio centenar de cisternas de combustible que se esfum¨® en Letonia.
Hasta la mitad de los noventa, el oligarca era un desconocido. Su relaci¨®n con Tatiana, la hija politizada del ex presidente Bor¨ªs Yeltsin, le dio su gran oportunidad. El pol¨ªtico liberal Bor¨ªs Nemtsov le confundi¨® con un camarero cuando le vio por primera vez preparando pinchitos para Tatiana y su futuro marido, el periodista Valentin Yum¨¢shev, seg¨²n cuenta la periodista Yelena Treg¨²bova. En 2001, la revista Forbes le situ¨® ya en el segundo lugar en la lista de los multimillonarios rusos, en el que se mantuvo en 2002 con una fortuna de 5.700 millones de d¨®lares.
En Mosc¨², su adquisici¨®n del Chelsea se ve como un capricho escandaloso, pero tambi¨¦n como parte de su estrategia para poner a buen recaudo su fortuna. Desde finales de 2002, Abram¨®vich se ha desprendido de bastante de su patrimonio. Millhouse Capital, la empresa registrada en el Reino Unido que gestiona sus activos, vendi¨® primero un paquete minoritario en Aeroflot. Luego, Sibneft, la quinta compa?¨ªa petrolera de Rusia, anunci¨® su fusi¨®n con Yukos, que compr¨® el 20% de sus acciones por 3.000 millones de d¨®lares. En octubre, Abram¨®vich vendi¨® el 25% de los t¨ªtulos de Russkii Aliuminii a Bazovii Element, de Oleg Deripaska, por casi 2.000 millones, transacci¨®n con la que reduc¨ªa a la mitad su parte en una firma que en 2002 ingres¨® 3.960 millones.
Pese a haberse beneficiado del favor del Kremlin en la subasta de la petrolera Slavneft, en diciembre de 2002, Abram¨®vich puede haber temido antes que se avecinaban tiempos complicados para los oligarcas que dominaron la vida de Rusia en la ¨¦poca de Yeltsin.
El reducido grupo de periodistas acreditados ante el Kremlin pregunt¨® una vez a Putin c¨®mo conjugaba su mensaje sobre la necesidad de mantener a los oligarcas a cierta distancia y la especial cercan¨ªa de Abram¨®vich. Putin contest¨® con un humor policial, seg¨²n Treg¨²bova. La broma estaba basada en un juego de palabras en torno al verbo udalit, que en ruso significa tanto "extraer" (un diente) como "expulsar" o "alejar" (a los oligarcas): "Un hombre va al dentista porque le duele un diente y el dentista le extrae uno que no es el que le duele. Prueba con un segundo diente y sigue sin acertar; despu¨¦s, con un tercero y un cuarto. El hombre se enfada y el dentista le tranquiliza: 'No se preocupe; tarde o temprano, llegaremos al diente enfermo".
Si el mensaje de Putin no le tranquiliza, Abram¨®vich, casado en segundas nupcias con una ex azafata y padre de cuatro hijos, tal vez pueda ahora encantar a los brit¨¢nicos como encant¨® antes a los chukchis.
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