Amigos y generosos

Pose y naturalidad. ?Acaso combinan ambos conceptos? A tenor de ver sobre el escenario a cuatro de los grandes espadas del rock patrio, cabr¨ªa convenir que s¨ª. Ah¨ª estaban un arrogante Bunbury, un castizo Urrutia, un chulo Loquillo y un moderado Rot. Cuatro maneras de abordar el rock desde diferentes actitudes. Todas ellas facturadas desde la sencillez, sin sofisticaciones, al ritmo preciso y conocido del rock and roll de siempre, el que naci¨® con Elvis o Chuck Berry, se prolong¨® con Rolling Stones y tom¨® sentido en Espa?a con Sirex, Lone Star, Tequila, Burning, Gabinete Caligari o Los Rodr¨ªguez. Loquillo, Bunbury, Urrutia y Rot, algo as¨ª como Los Cuatro Magn¨ªficos de un c¨®mic. Juntos y revueltos, para m¨¢s inri, en una muestra de generosidad poco frecuente entre las estrellas patrias, algo que se toma por normal en otras latitudes.

Se celebraba el quinto aniversario de Efe Eme, una revista mensual hecha en Valencia preocupada por dar cancha al rock que se hace en espa?ol, sin distinguir entre ¨¦pocas ni modas. Los cuatro del cartel forman parte del grueso mayoritario que se ha incluido en sus p¨¢ginas en este lustro, as¨ª que era de justicia que los cuatro respondieran a la llamada de una revista a la que le cuesta llegar al quiosco cada mes y salir de ¨¦l. Y lo m¨¢s interesante del concierto fue, precisamente, la parte revuelta que se hab¨ªa anunciado.

A cada uno se le conoce de sobra por separado, as¨ª que se celebr¨® que Urrutia irrumpiera en la tanda de Rot para cantar juntos Dulce condena o ?Qu¨¦ barbaridad!, que Loquillo se metiera luego en la de Urrutia para unirse en Cuatro rosas y que un poco m¨¢s tarde Bunbury accediera a la del Loco para homenajear al alim¨®n al recientemente fallecido Johnny Cash ("Que nos ense?¨® actitud", seg¨²n proclam¨® Loquillo) en la adaptaci¨®n espa?ola de El hombre de negro. El apoteosis fue la traca final con los cuatro sobre el escenario sin quererse ninguno restar protagonismo. Rock and roll star o Mueve tus caderas, con menci¨®n expresa a Burning, elevaron la temperatura de una sala abarrotada y que no comprendi¨® c¨®mo el derroche de generosidad que hab¨ªan mostrado los cuatro sobre el escenario no se tradujo en m¨¢s canciones los cuatro revueltos. Una sensaci¨®n final agridulce. Dulce, porque se vio a cuatro artistas de peso entregados, cuatro rosas pas¨¢ndolo bien e intercambi¨¢ndose m¨²sicos y canciones en un alarde de espontaneidad y amistad; y agrio porque result¨® corto.