El rey
Creo que ha sido un peri¨®dico tan sesudo como Le Monde el que, comentando los resultados electorales en Catalu?a, utilizaba la llamativa paradoja de calificar a ERC, indiscutiblemente republicana, como el rey del panorama que se acaba de configurar en el Parlament. Hay que convenir que a la paradoja no le falta raz¨®n, si aceptamos que se trata de un rey republicano; es decir, que no reina, sino que tiene en su manos la posibilidad de configurar "su gobierno" con la legitimidad democr¨¢tica que le han dado sus electores, una posibilidad que sin duda utilizar¨¢ de acuerdo con la probada capacidad de sus dirigentes, a los que nadie puede sustituir con sus opiniones desde el exterior de su partido.
Pongo por delante estas reflexiones para que nadie pueda pensar que las ideas que voy a desarrollar tienen voluntad de intrusismo. S¨®lo deben ser consideradas en el marco de un an¨¢lisis, tan subjetivo como se quiera, incluso tendenciosamente interesado dada mi conocida militancia pol¨ªtica, y pretenden ¨²nicamente ser una aportaci¨®n objetiva a los pron¨®sticos que se han situado en el primer plano del debate pol¨ªtico. Me refiero a c¨®mo se definir¨¢ ERC en su pol¨ªtica de alianzas; es decir, qu¨¦ tipo de mayor¨ªa decidir¨¢ una vez superada por imposible la propuesta de gobierno de concentraci¨®n nacional, que corresponder¨ªa a la elaboraci¨®n del nuevo Estatut, pero que no sirve para desarrollar una tarea de gobierno con una l¨ªnea estrat¨¦gica definida.
Si bien es cierto que por voluntad popular ERC tiene en sus manos la decisi¨®n final, el arco parlamentario reduce las posibilidades reales a dos, o bien un gobierno con CiU o bien un gobierno con el PSC y ICV-EUiA; o sea, un gobierno nacionalista con un fuerte componente continuista conservador, o un gobierno nacional progresista.
Mi pron¨®stico es que, pese a las pretendidas afinidades nacionalistas entre ERC y CiU, la decisi¨®n final llevar¨¢ a ERC a promover la constituci¨®n de un gobierno progresista, por cuatro motivos. El primero es que dicha pretendida afinidad, adem¨¢s de promover una divisi¨®n artificial de nuestra sociedad, diluir¨ªa el perfil nacionalista de ERC, mientras que en un gobierno de progreso este perfil no s¨®lo ser¨ªa n¨ªtido, sino que se reforzar¨ªa en una perspectiva de futuro. En segundo lugar, porque CiU en la oposici¨®n est¨¢ abocada a un proceso centr¨ªfugo del que Pere Esteve fue un avanzado y del que el principal destinatario ser¨ªa ERC. En tercer lugar, porque hay pol¨ªticas consideradas fundamentales por ERC en el campo de la ense?anza, la sanidad o la pol¨ªtica laboral, y no digamos el Plan Hidrol¨®gico Nacional, que no coinciden con la l¨ªnea conservadora de CiU. Y cuarto, porque por mucho que ERC se empe?ase en limpiar las telara?as acumuladas durante 23 a?os en los despachos de la Generalitat, su acci¨®n de gobierno se ver¨ªa lastrada por un peso condicionante negativo que podr¨ªa desnaturalizar su voluntad de renovaci¨®n.
ERC es sin duda una s¨®lida referencia en el rico panorama pluralista que se ha configurado en Catalu?a, que adem¨¢s tiene en sus manos en esta ocasi¨®n la responsabilidad de definir una mayor¨ªa de gobierno. Pero ERC no es a¨²n, y subrayo el a¨²n, la fuerza destinada a encabezar el gobierno desde la presidencia. No hay que confundir la capacidad de decidir a la hora de escoger, con las potencialidades de futuro. Creo que la direcci¨®n de ERC conoce tanto los peligros de la confusi¨®n que absorbe y diluye como el peligro de llegar a los sitios antes del momento oportuno.
En todo caso, superadas las incertidumbres preelectorales, se abre una nueva etapa en la que la llave est¨¢ en manos de ERC. Esperemos que desde la plena independencia y la legitimidad democr¨¢tica nos ofrezca la respuesta definitiva. Lo dem¨¢s son s¨®lo consideraciones o pron¨®sticos hipot¨¦ticos sujetos a la dura prueba de la realidad.
Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz es miembro de ICV.
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