El Supremo de Massachusetts reconoce los matrimonios gays
El Tribunal declara que es inconstitucional prohibir la uni¨®n de personas del mismo sexo
Las parejas gays de la costa este de EE UU que van cada fin de semana a Canad¨¢ para casarse y que aparecen luego en los ecos de sociedad de The New York Times pueden estar a punto de ahorrarse el desplazamiento. El Tribunal Supremo de Massachusetts decidi¨® ayer que no hay nada en la Constituci¨®n del Estado que impida legalmente el matrimonio entre parejas del mismo sexo y que es inconstitucional negar a esas parejas los derechos y ventajas de los matrimonios tradicionales. El Supremo emplaz¨® a las C¨¢maras a resolver el problema en un plazo de seis meses.
Margaret Marshall, presidenta del Supremo, explic¨® de esta forma, por escrito, la decisi¨®n adoptada por cuatro votos a favor y tres en contra: "El matrimonio es una instituci¨®n social vital. El compromiso exclusivo rec¨ªproco alimenta el amor y el mutuo respaldo y contribuye a la estabilidad social".
Desarrollando los argumentos que han reabierto desde ayer con todo vigor el debate nacional en EEUU sobre los matrimonios gays y que puede producir un efecto domin¨® en otros Estados, la juez Marshall escribe: "Para aquellos que eligen casarse, y para sus hijos, el matrimonio les proporciona abundantes beneficios financieros, sociales y legales. A cambio, les impone s¨®lidas obligaciones financieras, sociales y legales. La cuesti¨®n que se nos plantea es si, de acuerdo con la Constituci¨®n de Massachusetts, el Estado puede negar la protecci¨®n, los beneficios y las obligaciones que implica un matrimonio civil a dos personas del mismo sexo. Hemos concluido que no puede".
El paso dado por el Supremo de Massachusetts es muy importante, y su presidenta no lo ignora cuando escribe: "Somos conscientes de que nuestra decisi¨®n supone un cambio en la historia de la legislaci¨®n sobre el matrimonio". Lo que los magistrados rectifican es que el prop¨®sito de una boda sea la procreaci¨®n; matrimonio quiere decir "la uni¨®n voluntaria de dos personas como esposos con exclusi¨®n de toda otra persona", es decir, "un derecho civil" garantizado por el compromiso de la Constituci¨®n del Estado "con la dignidad y la igualdad de todas las personas", entiende Margaret Marshall, que cree que no hay "razones racionales" que justifiquen la prohibici¨®n de este tipo de uniones.
La decisi¨®n no legaliza a¨²n las uniones entre gays -prohibidas en EEUU- pero abre la puerta a que se produzca esa legalizaci¨®n, porque va m¨¢s all¨¢ de lo que se ha legislado hasta ahora sobre las parejas homosexuales: decir "s¨ª" a las uniones civiles, pero "no" a los matrimonios. El tribunal da a las C¨¢maras un plazo de 180 d¨ªas para que adapten la legislaci¨®n a su fallo, muy celebrado por representantes de grupos gays: "Es una gran jornada para las familias de gays y lesbianas en todo el pa¨ªs", dijo Mary Bonauto, la abogada de las siete parejas gays que plantearon el caso y que no obtuvieron satisfacci¨®n completa, porque el Supremo se neg¨® a fallar que estas parejas ten¨ªan derecho a las licencias de matrimonio que pidieron. El tribunal quiere que el asunto se resuelva con un cambio en la legislaci¨®n a partir de su fallo sobre la inconstitucionalidad de la discriminaci¨®n.
Lo que hizo ayer Massachusetts es interesante porque supone un paso cualitativamente distinto con respecto al Estado pionero, el vecino Vermont. En 1999, el Supremo de Vermont decidi¨® que no pod¨ªa discriminar a las parejas gays. Un a?o despu¨¦s, las C¨¢maras aprobaron una ley de uniones civiles que da a esas parejas los beneficios que tienen los matrimonios heterosexuales. Pero esos derechos acaban en las fronteras de Vermont. En cambio, los de los matrimonios -igualdad fiscal ante la ley, seguros m¨¦dicos, pensiones de jubilaci¨®n- tienen alcance nacional.
Decisiones similares a la de Vermont en los Supremos de Hawai y Alaska siguieron el camino opuesto: las C¨¢maras respondieron con enmiendas constitucionales que definen el matrimonio como una uni¨®n entre personas de distinto sexo. Lo que se abre ahora es una batalla pol¨ªtica en las C¨¢maras de Massachusetts. Ante ella, la sentencia alerta: "Casarse o no y con qui¨¦n, c¨®mo expresar la intimidad sexual y establecer o no una familia y c¨®mo hacerlo est¨¢n entre los derechos y las libertades m¨¢s b¨¢sicos de las personas. Y la garant¨ªa de que las leyes se aplican de igual forma a individuos en situaciones similares es algo vital para la libertad y la seguridad personales".
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