Comienzan las protestas contra la visita

La famosa fortaleza en la que se iba a convertir Londres ha quedado reducida al palacio de Buckingham y al inmediato entorno del presidente George Bush y su esposa, Laura. Todos los actos del presidente se desarrollan en un per¨ªmetro muy reducido. Nada m¨¢s llegar al aeropuerto de Heathrow anteanoche, Bush fue trasladado en helic¨®ptero al palacio real y apenas abandonar¨¢ el peque?¨ªsimo territorio asignado a su visita, en el coraz¨®n del Londres oficial, enmarcado por el tri¨¢ngulo que forman el palacio de Buckingham, la plaza de Trafalgar y la abad¨ªa de Westminster, aunque esta noche agasajar¨¢ a la reina en la residencia del embajador de EE UU.

No se puede decir que los londinenses no est¨¦n sufriendo las consecuencias de la visita de Bush, pero los inconvenientes est¨¢n provocados m¨¢s por los manifestantes que por las medidas de seguridad. Ayer se pod¨ªa pasear sin mayores problemas a primera hora de la tarde por las zonas m¨¢s calientes de la visita presidencial.

En Trafalgar, las azules aguas de uno de los estanques estaban aparatosamente te?idas de rojo en contestataria evocaci¨®n de la sangre derramada en Irak. La plaza estaba tomada por un centenar de j¨®venes que horas antes hab¨ªan participado en una cabalgata parodiando a la reina Isabel y al presidente Bush.

En lugar de los turistas de siempre, los de ayer llevaban pa?uelos palestinos al cuello y cabellos de los colores m¨¢s diversos. Pero abundaban tambi¨¦n entre ellos las c¨¢maras y la foto de recuerdo. Poco a poco, los all¨ª concentrados fueron cambiando su papel de turistas por el de manifestantes y al caer el sol rompieron el cord¨®n policial para encaminarse a la carrera por el Mall hacia el palacio de Buckingham. Hubo alg¨²n golpe y 25 detenidos, pero la polic¨ªa calific¨® los incidentes de "menores". Al menos hasta primera hora de la noche. La gran protesta est¨¢ convocada para hoy en una marcha que promete reunir a 100.000 personas.