Un periodista infiltrado pone en evidencia la falta de seguridad del palacio de Buckingham
Ryan Parry, del 'Daily Mirror', fue contratado como sirviente de la Reina con credenciales falsas
Con un curr¨ªculo incompleto y referencias falsas, el periodista del tabloide Daily Mirror Ryan Parry encontr¨® empleo en el palacio de Buckingham durante los preparativos de la visita de Estado del presidente de EE UU, George W. Bush, al Reino Unido. Parry trabaj¨® en palacio los dos ¨²ltimos meses, sirviendo comidas a la reina Isabel y al resto de la familia real, preparando incluso las habitaciones de los invitados norteamericanos, sin que nadie descubriera su identidad como periodista. El primer ministro, Tony Blair, ha ordenado una "revisi¨®n a fondo" de la seguridad de la familia real.
"Pude haber envenenado a la reina", titul¨® Parry una de las 15 p¨¢ginas dedicadas ayer a su explosiva exclusiva para el Mirror. "De haber sido un terrorista con intenci¨®n de asesinar a la reina o al presidente Bush, lo hubiera logrado con una facilidad pasmosa", escribi¨® al denunciar el grave fallo en la seguridad de la corte de Isabel II en su extenso reportaje gr¨¢fico.
Parry concluy¨® su falso empleo anteanoche, tras observar la llegada de Bush y su s¨¦quito al palacio de Buckingham. Ten¨ªa el itinerario y horarios previstos del presidente y un pase con acceso a las zonas m¨¢s privadas de la familia real. "Esta ma?ana", escribi¨® en referencia a ayer, "hubiera servido el desayuno a importantes miembros del Gobierno estadounidense, incluidos Condoleezza Rice y Colin Powell. La incompetencia en la mayor operaci¨®n de seguridad montada en el Reino Unido es tal que en ning¨²n momento, desde que solicit¨¦ el puesto hasta que dej¨¦ palacio, nadie investig¨® mis credenciales con el debido rigor", afirm¨® Ryan.
Los mecanismos de seguridad en torno a la familia real se hab¨ªan revisado en principio el verano pasado, tras la infiltraci¨®n del actor c¨®mico Aaron Barschak en la fiesta de cumplea?os del pr¨ªncipe Guillermo. Este nuevo fallo, durante la estancia de Bush en la residencia londinense de Isabel II y cuando el pa¨ªs lleva semanas en estado de m¨¢xima alerta -el dispositivo de seguridad, con un coste de 15 millones de euros, inclu¨ªa el despliegue de 14.000 agentes en las calles de la capital-, es un golpe humillante para el Gobierno y el entorno palaciego.
Ayer, el ministro del Interior, David Blunkett, orden¨® una urgente revisi¨®n del sistema de protecci¨®n, que ha resultado, dijo en los Comunes, "insuficiente" para detectar las credenciales laborales del periodista del Mirror. El palacio de Buckingham, por su parte, ha iniciado sus propias investigaciones internas para descubrir c¨®mo se contrat¨® a un falso sirviente, y no descarta tomar medidas legales contra el tabloide y su periodista por una supuesta violaci¨®n de la confidencialidad exigida a los sirvientes reales. Seg¨²n Parry, una de sus referencias se confirm¨® con una llamada tel¨¦fonica a un bar donde hab¨ªa trabajado hace tiempo. La persona que el periodista hab¨ªa indicado como referencia no estaba, as¨ª que "gritaron por el bar: '?Alguien conoce a Ryan Parry?' Un hombre que beb¨ªa en un rinc¨®n de la barra dijo: 'Oh, le conozco, es un buen tipo", relat¨® Piers Morgan, director del Mirror.
Parry sorte¨® con ¨¦xito la criba de dos agencias de seguridad que investigaron sus antecedentes policiales y su posible pertenencia a alguna organizaci¨®n terrorista. "Est¨¢ claro que este tipo ni es un terrorista ni es un criminal", se?al¨® a modo de justificaci¨®n el oficial de la polic¨ªa londinense Andy Trotter. Pero nadie en palacio cotej¨® las credenciales laborales del falso solicitante de empleo en una empresa que, seg¨²n desvel¨® ayer, "no existe".
"Una simple b¨²squeda en Internet hubiera mostrado su nombre y su fotograf¨ªa junto a un art¨ªculo de investigaci¨®n sobre la seguridad en el torneo de tenis de Wimbledon, que ¨¦l mismo public¨® en el Mirror", denunci¨® Morgan. Desde el primer d¨ªa de trabajo, Parry recorri¨® salones y dormitorios de palacio sin que nadie revisara sus pertenencias, en ocasiones bolsas con material el¨¦ctrico. En los bolsillos de su uniforme portaba una c¨¢mara digital para documentar gr¨¢ficamente su infiltraci¨®n.
El humillante incidente no ha enfriado, al menos en p¨²blico, las relaciones entre Londres y Washington. El d¨ªa anterior a la llegada de Bush, el palacio fue objeto de otro lapsus de seguridad cuando una mujer se encaram¨® a la verja principal y coloc¨® una bandera de EE UU con las estrellas invertidas y un mensaje de protesta contra la visita del presidente. "La Casa Blanca sigue confiando en la seguridad brit¨¢nica", dijo ayer un portavoz de Bush.
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