Campanella lleva la obsesi¨®n por la dignidad a su pel¨ªcula m¨¢s argentina
Dar¨ªn y L¨®pez V¨¢zquez act¨²an en 'La luna de Avellaneda', coproducida por Gerardo Herrero
La luna de
Avellaneda, su nueva pel¨ªcula, le da de lleno ya en la cara de satisfacci¨®n que tiene ahora Juan Campanella, sentado aqu¨ª, a la mesa de un bar del barrio de San Telmo, al sur de la ciudad de Buenos Aires. La cr¨ªtica le descubri¨® al fin, a los 44 a?os y despu¨¦s de veinte de oficio, como una revelaci¨®n, luego del extraordinario ¨¦xito de p¨²blico en Argentina, Espa?a y otros pa¨ªses que obtuvo El hijo de la novia, con la que lleg¨® a competir hasta ¨²ltima instancia por el Oscar de la Academia de Hollywood.
Y Campanella, que ya fue y volvi¨®, que ya estuvo all¨ª, en la ceremonia del Oscar, que ya vivi¨® y film¨® en Nueva York, que rechaza contratos muy tentadores para hacerse cargo de guiones ajenos en Hollywood, se r¨ªe ahora de todo y dice: "Si me ofrecen un mill¨®n de d¨®lares estar¨ªan en el banco, no en mi vida. Ya eleg¨ª, me quedo aqu¨ª, me gusta mi barrio, mi casa, hago las pel¨ªculas que quiero, ?qu¨¦ m¨¢s?". La libertad que se supo ganar "laburando (trabajando) mucho y aprendiendo el oficio" en Estados Unidos, donde le contratan todav¨ªa para dirigir cap¨ªtulos de series populares, le permite ahora hacer su pel¨ªcula "m¨¢s argentina".
"Ya eleg¨ª, me quedo aqu¨ª, me gusta mi barrio, mi casa, hago las pel¨ªculas que quiero"
La redacci¨®n final del gui¨®n demor¨® el rodaje. "Nos parec¨ªa que no se pod¨ªa hacer una pel¨ªcula argentina que trate sobre gente de la vida real, el a?o pasado o este a?o, sin hablar de lo que pas¨®, del derrumbe econ¨®mico, de la crisis pol¨ªtica. Era como hacer una comedia rom¨¢ntica en Nueva York el 13 de septiembre de 2001 y no mencionar que se cayeron las torres... Fue una realidad que nos excedi¨® a todos... El que se vayan todos que en realidad termin¨® en que se vaya uno aunque m¨¢s no sea. Es m¨¢s, hace poco dec¨ªamos, con alegr¨ªa, parece que la pel¨ªcula qued¨® bien porque ahora hay otra esperanza...".
La pasada semana, cuando se pas¨® el primer corte en una peque?a sala del laboratorio, los ¨ªntimos que estaban all¨ª se sintieron tocados por la emoci¨®n. Recuerda Campanella: "Cuando salimos, ya en la calle, Gerardo Herrero, que participa con la mitad del presupuesto, me dio un abrazo muy fuerte, estaba emocionado de verdad. ?Y yo que tem¨ªa en parte por ¨¦l! Pero no hay vuelta que darle, los problemas de la c¨¦lula son los del cuerpo. En la pel¨ªcula se habla mucho de la dignidad ?C¨®mo se recupera? ?Es verdad que perdimos la dignidad o todav¨ªa no? ?Qu¨¦ es la dignidad? ?se es un poco el tema principal, el que me obsesiona".
La trama se basa en las historias de cuatro personajes, interpretados por Ricardo Dar¨ªn, Eduardo Blanco, Mercedes Mor¨¢n y Valeria Bertucelli, vinculados al club del barrio suburbano, presidido por el inmigrante espa?ol que personifica Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, que en opini¨®n de Campanella, "tiene un actuaci¨®n deslumbrante". Inspirado en un cuento vinculado al f¨²tbol, interesado en "esa pasi¨®n" ajena a ¨¦l, Campanella se encontr¨® al fin con lo que salta a la vista en cada barrio de los alrededores de Buenos Aires: modestos clubes fundados por inmigrantes y sostenidos todav¨ªa por vecinos de clase media. Desde ah¨ª se pod¨ªa contar todo. "Era tan simb¨®lico, casi parec¨ªa preparado, el club es Argentina en chiquito. El que paga la cuota se indigna con el que no la paga, pero a la vez, ?qu¨¦ hacemos con el que no la paga...? El problema era... ?c¨®mo hago con esto una cosa que no parezca tan argentina si se va a vender afuera?".
El relato coral de la historia permite el protagonismo de todos los actores, que alcanzan momentos de alta intensidad emocional. Entre ellos, Ricardo Dar¨ªn, que trabaja con Campanella desde El mismo amor, la misma lluvia. El director coloca a Dar¨ªn a la altura de los mejores actores internacionales, "y aun de los m¨¢s populares en todo el mundo, porque Ricardo tiene algo m¨¢s, no est¨¢ tan cuidado por el entrenador personal y el maquillaje. Dar¨ªn envejeci¨® de forma absolutamente real, con arrugas, con ojeras, m¨¢s en la onda de actor franc¨¦s, de un Belmondo, un Ives Montand, el pintor decadente. Eso lo hace todav¨ªa mucho m¨¢s interesante para el trabajo que muchos actores yanquis".
El director reconoce la influencia de la comedia italiana y el humor jud¨ªo, "la pel¨ªcula es de ¨¦sas que hacen re¨ªr y llorar, pero re¨ªr desde el sototerra de dolor de los personajes". Campanella supone que nadie espera ahora un ¨¦xito como el de El hijo de la novia, con dos millones de espectadores en Argentina y un mill¨®n y medio en Espa?a, "porque no hay una f¨®rmula y no se puede caer en la trampa de empezar a buscarla". Pero los productores y el equipo est¨¢n convencidos de que pueden superarse esas metas. El estreno en Buenos Aires est¨¢ previsto para mayo de 2004.
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