El ¨ªndice del universo
Parafraseando a Brecht podr¨ªamos decir que hay traductores que nos hacen saber lo que dice un escritor en su idioma original y son buenos y luego est¨¢n los pocos que consiguen que un libro parezca escrito en la lengua de llegada: esos son los imprescindibles. Adan Kovacsics se cuenta entre ellos y a ¨¦l debemos, tanto como a Konr¨¢d, el privilegio de esta lectura que atrapa y maravilla desde la primera l¨ªnea hasta la ¨²ltima. Hecha esta puntualizaci¨®n, esencial para abordar uno de los t¨ªtulos m¨¢s importantes de la ¨²ltima narrativa europea, vale la pena recuperar brevemente la figura del h¨²ngaro Gy?rgy Konr¨¢d (1933), soci¨®logo, editor y escritor de relevante trayectoria en la defensa de los derechos civiles, premio Carlomagno y presidente, entre 1990 y 1993, del Pen Club Internacional. Con Una fiesta en el jard¨ªn Konr¨¢d se consagra como uno de los grandes novelistas de nuestro tiempo y obliga a pensar en obras tan ambiciosas y brillantes como El loco del zar, de Kross, o Habla, memoria, de Nab¨®kov, para imaginar los ¨¢mbitos por los que discurre esta morosa revisi¨®n del siglo XX a ojos de un superviviente que ha encontrado en la palabra su ¨²nico instrumento de defensa. Aqu¨ª las memorias, la ficci¨®n y el ensayo se superponen y trazan con sobrecogedora claridad el destino de millones de ciudadanos ca¨ªdos en nombre del pragmatismo y de la m¨¢s irracional de las intolerancias; por eso D¨¢vid Kobra, ¨¢lter ego del escritor enfrentado a su madurez, enuncia con toda la calma del mundo el ritmo real de sus pensamientos y la alternancia de los recuerdos con el descubrimiento de una Hungr¨ªa dolorosamente real, a pocos meses del desmoronamiento definitivo de la URSS y con una realidad social muy por delante de su formulaci¨®n pol¨ªtica.
UNA FIESTA EN EL JARD?N
Gy?rgy Konr¨¢d
Traducci¨®n de Adan Kovacsics
Alianza. Madrid, 2003
630 p¨¢ginas. 25 euros
Sin un poco de espacio propio no existe la dignidad humana, afirma el protagonista antes de razonar su imponente tratamiento narrativo: "Sin cierto silencio no existe un trabajo minucioso y de buena calidad". De ah¨ª que todo el libro se convierta en un delicado y apasionante viaje simult¨¢neo por la palabra y sus m¨¢rgenes, tanto sem¨¢nticos como sentimentales, llev¨¢ndonos por sutiles contextos literarios de dif¨ªcil localizaci¨®n en la mayor¨ªa de autores. "Este libro es s¨®lo el ¨ªndice de otro libro": Konr¨¢d es un maestro de la combinaci¨®n y las im¨¢genes y las ideas multiplican la fuerza de sus afirmaciones de manera que es imposible dejar de leer este gran tratado sobre la novela -"una arquitectura m¨®vil y danzante, un mecanismo giratorio y reiterativo, una pesadilla llena de deseo"- bajo el que se esconde una sublime parodia de los libros de recuerdos -"intelectos destinados a cosas de alto nivel han derrochado sus mejores a?os en analizar un error"- tras la que a su vez se oculta una emocionante cr¨®nica de la lucha del individuo frente a la voracidad social: "He sido miembro destacado de la internacional de novilleros siempre felices de escapar de la escuela o de la oficina".
La vocaci¨®n totalizadora de Konr¨¢d en esta Fiesta est¨¢ en la base de su portentoso tratamiento de la historia -desde la invasi¨®n nazi hasta 1989 pasando por cuatro decenios de influencia sovi¨¦tica- junto a las biograf¨ªas de los protagonistas -Kobra, sus antepasados, su familia actual; sus amigos de siempre, las mujeres de su vida-, una verdadera aventura ("la novela m¨¢s que un g¨¦nero es un medio", afirma el autor) llena de humor y de inteligencia: "Mejor ser utopista hoy que idiota ma?ana".
Si a?adimos a todas estas virtudes la precisi¨®n con que el autor describe conceptos tan amplios como el pueblo h¨²ngaro, las tradiciones jud¨ªas o la sociedad occidental y la luminosa habilidad con que maneja el texto ("que el lector tenga tiempo para levantarse y mirar por la ventana entre dos p¨¢rrafos. Que la frase se sostenga sola"), parece dif¨ªcil encontrar mejor lectura. Los amantes del subrayado necesitar¨¢n varios rotuladores y los buscadores de calidad celebrar¨¢n el descubrimiento del narrador que se pregunta (y se responde) qu¨¦ elegir¨ªa entre Dios y la literatura. Sin duda porque los propios dioses son los primeros partidarios de la literatura si es como la de Gy?rgy Konr¨¢d.
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