Carod-Rovira, "catal¨¢n y punto"

Josep Llu¨ªs Carod-Rovira, el independentista catal¨¢n que tiene en sus manos decidir qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo presidente de la Generalitat, es un pol¨ªtico con muchos de los rasgos precisos para inquietar a la opini¨®n p¨²blica espa?ola. La suya es la biograf¨ªa de un rupturista, un pol¨ªtico que vot¨® contra la Constituci¨®n y consider¨® el Estatuto de Autonom¨ªa como una renuncia a demasiados principios y que, todav¨ªa ahora, explica a menudo que Catalu?a "hizo mal la transici¨®n". Aunque, como se ver¨¢, los a?os no pasan en balde.

El empe?o de Carod es superar la oposici¨®n entre nacionalismo y progresismo

Pero no es s¨®lo esto. Carod es un republicano en un pa¨ªs organizado como una monarqu¨ªa constitucional. Y desde 1996 es el secretario general de un partido, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que, por no renunciar a serlo, no pudo concurrir con sus siglas hist¨®ricas a las primeras elecciones convocadas tras el franquismo, las de 1977.

A todo esto se a?ade todav¨ªa que el propio Carod presume en conferencias y m¨ªtines de ser un ejemplar at¨ªpico en la mesocr¨¢tica ¨¦lite pol¨ªtica catalana. No es un producto de la clase media. Nacido en 1952 en una familia humilde de Cambrils (Tarragona), hijo de padre inmigrado de Arag¨®n tras la Guerra Civil y de madre catalana, no ha habido mitin en la reciente campa?a electoral en el que no reivindicara su origen de clase popular. Su padre era un trabajador del puerto de Cambrils, y antes hab¨ªa sido carabinero, y cuando el cuerpo fue integrado en la Guardia Civil, fue guardia civil. La familia de la madre ten¨ªa un estanco. Curs¨® sus primeros estudios en una escuela p¨²blica, primero, y luego en el seminario de Tarragona, cuando ¨¦sta era casi la ¨²nica v¨ªa para hacer el bachillerato abierta a los v¨¢stagos de familias que no pod¨ªan pagar colegios privados.

La trayectoria pol¨ªtica juvenil de Carod sigui¨® la evoluci¨®n de los peque?os partidos nacionalistas e izquierdistas que, tras los a?os de activismo contra la dictadura, no pudieron superar la condici¨®n de extraparlamentarios. Siendo estudiante de filolog¨ªa catalana en la Universidad de Barcelona ingres¨® en 1971 en el Partit Socialista d'Alliberament Nacional (PSAN). Luego pas¨® sucesivamente al Moviment d'Unificaci¨® Marxista (MUM), al Bloc Catal¨¤ de Treballadors (BCT), al Bloc d'Esquerra d'Alliberament Nacional (BEAN), a Nacionalistes d'Esquerres (NE), y a Entesa de l'Esquerra Catalana (ENE).

El largo itinerario por esta ensalada de siglas desemboc¨® en 1987 en el ingreso en Esquerra junto con otro activista del independentismo, ?ngel Colom, y un grupo de nacionalistas cansados ya de moverse siempre en lo que fatalmente era el mundo de los grup¨²sculos.

Pero las luchas pol¨ªticas juveniles fueron una excelente escuela para Carod, adem¨¢s de una gran diversi¨®n. Estuvo durante un mes en la c¨¢rcel en 1973, junto con 113 dirigentes de la Assemblea de Catalunya, la gran organizaci¨®n unitaria de los ¨²ltimos a?os del antifranquismo. En ella convivi¨® con primeras figuras de la pol¨ªtica catalana: el abogado comunista Josep Sol¨¦ Barber¨¤; Jordi Carbonell, hoy presidente de Esquerra; el socialista Raimon Obiols, y el que poco despu¨¦s ser¨ªa uno de los fundadores de Converg¨¨ncia, Miquel Sellar¨¨s, entre muchos otros.

En Esquerra, Carod consigui¨® su primera acta como diputado auton¨®mico en 1988, y

pronto se vio que era un orador de gran eficacia. Su primer golpe parlamentario fue conseguir la aprobaci¨®n, en 1989, de una resoluci¨®n de la C¨¢mara que proclamaba que Catalu?a no renuncia al ejercicio del derecho de autodeterminaci¨®n.

Como buen licenciado en filolog¨ªa, lo suyo es la palabra, y como tal, sus primeros trabajos fueron dar clases de catal¨¢n. Fue presidente de ?mnium Cultural en Tarragona, trabaj¨® como t¨¦cnico de planificaci¨®n ling¨¹¨ªstica de la Generalitat y entre 1982 y 1984 fue delegado del Departamento de Cultura del Gobierno catal¨¢n en la provincia de Tarragona, cuando el titular del departamento era Max Cahner.

Casado en 1973 con Teresa Comas, con quien tiene tres hijos, Carod mantiene como un prurito personal el hecho de residir en Tarragona, pese a que su trabajo como secretario general est¨¢ en Barcelona. Aunque la agenda de un l¨ªder pol¨ªtico no deja muchos huecos, tambi¨¦n mantiene su pasi¨®n lectora, que le ha llevado a crear una biblioteca con 15.000 ejemplares.

Haberse curtido en mil y una batallas de partido le servir¨ªa para superar entre 1987 y 1996 las turbulencias que agitaron a Esquerra. El dominio de la oratoria, sus vibrantes m¨ªtines y la experiencia como diputado le convirtieron en el dirigente mejor situado para asumir el liderazgo del partido en 1996, despu¨¦s de que la deriva err¨¢tica de Colom desembocara en una aguda crisis de identidad y una grave ruptura que lo puso al borde del desastre.

En octubre de 1996, ?ngel Colom y Pilar Rahola abandonaron ERC y fundaron el Partit per la Independ¨¨ncia (PI), y un mes despu¨¦s Carod fue elegido secretario general de Esquerra. En poco tiempo pacific¨® el partido y emprendi¨® la tarea de convertirlo en algo m¨¢s que una versi¨®n radical del pujolismo. No era f¨¢cil, porque desde 1980 Esquerra hab¨ªa estado dominada por quienes, encabezados por Heribert Barrera, consideraban un acierto haber dado la presidencia de la Generalitat a Jordi Pujol en 1980, a pesar de que en el Parlamento catal¨¢n hab¨ªa una mayor¨ªa de izquierdas. En apoyo de Pujol formaron una mayor¨ªa parlamentaria con los ex franquistas de la UCD, con CiU y la propia Esquerra.

Aquella decisi¨®n de Esquerra, que inaugur¨® los 23 a?os de gobiernos de Pujol, hizo recaer sobre ella la acusaci¨®n de que era efectivamente nacionalista, pero no de izquierdas. Contra este lastre comenz¨® a luchar Carod desde la secretar¨ªa general, alejando a Esquerra de Converg¨¨ncia y del pujolismo, aunque siempre con escrupuloso cuidado de no caer en brazos del otro polo de la pol¨ªtica catalana, el Partit dels Socialistes (PSC).

Fue la pol¨ªtica de equidistancia, que se ha revelado sumamente rentable para Esquerra. Pero para Carod es algo m¨¢s. Es el intento de articular un proyecto nacional y progresista a la vez, que catapulte a su partido, y a ¨¦l, a la presidencia de la Generalitat. Si no ahora, dentro de cuatro a?os.

Para conseguirlo ha recuperado una formulaci¨®n republicana del catalanismo, basada en valores c¨ªvicos, "que no se fija en los apellidos, no pregunta a nadie por su origen ni por la lengua que habla en casa", superadora del nacionalismo identitario de Pujol, basado en la lengua, la historia y la cultura.

En esta evoluci¨®n, que persigue abrir su espacio pol¨ªtico-electoral a los catalanes nacidos en otras partes de Espa?a, ¨²nica forma de lograr grandes mayor¨ªas, Carod ha hecho suya la idea de las identidades nacionales compartidas. Ha asumido que el viejo eslogan independentista seg¨²n el cual los catalanes no son espa?oles ya no responde a la realidad de Catalu?a, donde hay ciudadanos que se sienten a un tiempo catalanes y espa?oles, catalanes y andaluces, catalanes y argentinos, catalanes y magreb¨ªes, etc¨¦tera. Aunque siempre advierte que no es su caso -que se engloba entre quienes se consideran s¨®lo catalanes-, proclama que no se debe obligar a nadie a renunciar a su identidad para adoptar otra.