"Cuando llego al orgasmo, invoco a Dios"
Pregunta. Auterretratos. ?En cuanto cumplen los 60 les da por las recopilaciones?
Respuesta. Ya le dar¨¢ a usted [r¨ªe]. Lo l¨®gico ser¨ªa esperar a los 70, a los 80 a los 90. Pero qui¨¦n saber si uno llega a los 61.
P. Publica, adem¨¢s, Cuerpo del delito, las letras de sus m¨¢s de 300 canciones. Y eso que dice que le tortura componer. ?Ser¨¢ por haber sufrido tanto por lo que es tan neur¨®tico?
R. Pues tortura quiz¨¢ es demasiado, pero s¨ª que es un esfuerzo grande. O sea, que he sufrido desde hace mucho tiempo. Y, como todos los neur¨®ticos, creo que no lo soy.
P. ?Siguen siendo para usted las cuatro y diez?
R. Nunca es la misma hora a lo largo del tiempo. Pero, curiosamente, esa canci¨®n cre¨ªa que se iba a quedar estancada en aquella ¨¦poca. Y no: me la pide mucho la gente joven. Pero son otras cuatro y diez.
P. ?Cu¨¢les?
R. En un reloj cubista. Son tiempos de p¨¦rdida de referencias. Confusos y poli¨¦dricos.
P. Cantautor, compositor, pintor, poeta, director de cine. ?Y sobre todo?
R. Sobre todo, nada. En todo caso, tendr¨ªa que decir que pintor: empec¨¦ muy joven, nunca he dejado de hacerlo, y creo que es lo que se me da menos mal.
P. Van a sacar una biograf¨ªa suya. Pero autorizada. Qu¨¦ aburrida, ?no?
R. S¨ª, claro [r¨ªe]. En la editorial quer¨ªan unas memorias, pero no tengo previsto escribirlas. Y soy un desmemoriado tremendo. Est¨¢n escribiendo una biograf¨ªa, que yo revisar¨¦.
P. Y quitar¨¢ las golfer¨ªas.
R. No es una biograf¨ªa sobre golfer¨ªas, sino m¨¢s o menos profesional y de mis vivencias como ser humano. Y las golfer¨ªas no se las pienso contar [r¨ªe].
P. Cita a Cioran: "En pleno delirio sexual, cualquiera tiene derecho a compararse con Dios". ?Usted tiene ocasi¨®n de compararse mucho?
R. Yo lo intento [r¨ªe]. Pero el sexo por el sexo me parece una estulticia. Aunque est¨¢ bien; depende del estado de ¨¢nimo.
P. Creo que le da ahora por hacer gafas en tres dimensiones. ?Hay mucho miope suelto?
R. Es cierto que la t¨®nica de la visibilidad contempor¨¢nea es unidimensional. No vemos m¨¢s all¨¢ de lo evidente. Lo que el poder quiere que veamos.
P. Siempre le han interesado la religi¨®n y el erotismo. ?En qu¨¦ tienen que ver?
R. M¨¢s que la religi¨®n, el sentido religioso del hombre. A trav¨¦s de la libido el ser humano supera la carnalidad temporal. Le cuento un chiste, porque se supone que, cuando llega el orgasmo, Dios, Dios, Dios, todo el mundo invoca a Dios.
P. ?A usted le da por ah¨ª?
R. Bueno, quiz¨¢ no todo el mundo lo hace. Yo s¨ª. El chiste es qu¨¦ gritan en ese momento una monja, una matem¨¢tica y un ama de casa. La monja, Dios, Dios, Dios; la matem¨¢tica, m¨¢s, m¨¢s, m¨¢s. Y el ama de casa: "Azul, azul. Debo pintar el techo de azul".
P. Usted, en plan monja.
R. S¨ª.
P. ?Qu¨¦ le parece m¨¢s er¨®tico: una beata o un futbolista?
R. Si lleva h¨¢bito, la beata.
P. En este terreno, ?es usted irresistible para s¨ª mismo?
R. Ojal¨¢. Me gustar¨ªa, porque ser¨ªa s¨ªntoma de que estoy muy seguro de m¨ª mismo. Y soy la inseguridad con patas.
P. Lo digo recordando su canci¨®n Dentro, un aut¨¦ntico homenaje al amor propio.
R. Quer¨ªa elevar la masturbaci¨®n a la categor¨ªa de acto sexual tan digno como el acto a dos. ?Por qu¨¦ tiene que ser un subg¨¦nero, cuando a lo mejor es un g¨¦nero m¨¢s perfecto?
P. ?C¨®mo ve lo de Letizia?
R. Me aburre. Ya no se dan noticias; se dan letizias.
P. Con la recopilaci¨®n de canciones, el libro, los homenajes, ?piensa que est¨¢ terminando?
R. No. Tengo toda la sensaci¨®n de que estoy empezando. De que si algo interesante puedo proponer es a partir de ahora.
P. ?Qu¨¦ manzana le dieron que no hubiera debido morder?
R. La pu?etera manzana de la curiosidad. Perder la curiosidad es lo mismo que estar muerto.
P. Mira que eres canalla, Aute. ?Los amigos del disco homenaje sab¨ªan lo que se dec¨ªan?
R.Yo de canalla tengo poco. Intento incluso ser un poco perverso para sobrevivir, pero me las dan todas.
P. ?No es usted un pel¨ªn triste?
R. Intento no serlo. Me pilla ahora un poco desganado. He dormido poco y estoy un poco abatido. Pero no s¨¦. Yo creo que no.
PERFIL
Con 60 a?os y tres hijos, dice no entender el ocio ni distinguir entre la vida y el trabajo. De los ratos en que no lleva el uniforme de creador polifac¨¦tico, cita sus paseos con el coche, tirando millas sin rumbo fijo. Entre los objetos de su casa, una forzada colecci¨®n de elefantes: una vez compr¨® uno y ya no pararon de regal¨¢rselos.
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