Muchos maltratadores siguen invisibles
Los expertos alertan de que buena parte de los agresores dom¨¦sticos parecen, de puertas afuera, personas sociables y tranquilas
Un hombre de 30 a 50 a?os alcoh¨®lico o drogadicto, de renta baja con problemas econ¨®micos y familiares, muy posesivo y violento. ?ste era hasta hace poco el perfil que se ten¨ªa de los maltratadores. Los expertos descartan de forma tajante este "falso prototipo". "Los estudios se centran ¨²nicamente en el 2% de maltratadores condenados. Los que acaban en la c¨¢rcel suelen ser los m¨¢s impulsivos y pueden reunir algunas de estas caracter¨ªsticas, pero esta radiograf¨ªa no representa a los maltratadores", asegura Miguel Lorente, m¨¦dico forense, quien agrega que s¨®lo se denuncia alrededor del 10% de los casos de violencia dom¨¦stica.
Una encuesta realizada por el Instituto de la Mujer el a?o pasado aseguraba que el 11,1% de las mayores de 18 a?os hab¨ªa sido v¨ªctima de la violencia dom¨¦stica, lo que equivale a casi dos millones de mujeres. Pero s¨®lo el 4% (680.000) de las encuestadas reconoc¨ªan haber sido v¨ªctimas de malos tratos. ?ste es uno de los problemas que m¨¢s preocupa a las personas que trabajan para erradicar esta lacra. Muchas mujeres no son conscientes de que son v¨ªctimas de la violencia dom¨¦stica.
Aunque resulte dif¨ªcil imaginarlo hay mucho maltrato entre gente de clase media-alta
El objetivo de los agresores es controlar a la pareja; hacer da?o es algo a?adido
Lo que queda claro entre los expertos es que no existe un perfil concreto de maltratador, aunque el machismo es una caracter¨ªstica com¨²n en todos ellos. Los hay de cualquier tipo, condici¨®n, clase social y edad. Pero todos tienen un objetivo concreto: dominar a su pareja. No quieren en principio hacer da?o. "El problema es la idea de superioridad y control que tienen estos hombres hacia sus mujeres. La cultura machista ha fomentado esta violencia y hay que realizar un gran trabajo educativo para cambiarla", dice Beatriz Monc¨®, profesora de antropolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
"Aunque cueste imaginarlo hay mucho maltrato entre gente de clase media-alta. Ah¨ª, las mujeres denuncian menos por miedo a perder el estatus y ellos suelen ser m¨¢s sutiles en sus agresiones. Puede que no lleguen a poner la mano encima de sus mujeres, pero las tienen totalmente coaccionadas", explica Lorente, quien destaca que la violencia de g¨¦nero no se reduce a las agresiones f¨ªsicas. "La violencia psicol¨®gica est¨¢ muy extendida y tambi¨¦n es terror¨ªfica", precisa.
Buena parte de los maltratadores son personas agradables fuera de casa, y es de puertas adentro donde sacan a relucir su violencia. Enrique Echeburua, psic¨®logo y precursor en Espa?a de las terapias con maltratadores, cuenta que lo hacen en casa porque en ese terreno se sienten fuertes y saben que no van a tener respuesta. Cree que el 75% de los agresores son violentos ¨²nicamente en su domicilio y que s¨®lo el 25% restante lo forman personas siempre conflictivas. Otros expertos reducen este ¨²ltimo porcentaje.
La educaci¨®n y el entorno familiar suelen ser claves para entender estas conductas violentas.
Haber sufrido malos tratos o haberlos vivido son un detonante, aunque la mayor¨ªa de los agresores no han tenido ese tipo de vivencias.
En el centro de Echeburua la media de edad de los pacientes es de 38 a?os, pero alerta de que tambi¨¦n llegan a su consulta chicos de 17. Cuanto m¨¢s j¨®venes m¨¢s posibilidades de ¨¦xito, porque sus h¨¢bitos no est¨¢n tan enraizados. Como les suele pasar a los adictos, los maltratadores no reconocen el problema. Lo primero que hay que conseguir es que asuman su conducta, relata Jorge Corsi, catedr¨¢tico de psicolog¨ªa de la Universidad de Buenos Aires y terapeuta de maltratadores.
El proceso de maltrato es lento, dura muchos a?os y siempre va en aumento. Empiezan con las coerciones, prohibiciones, insultos y amenazas. Y cuando ven que la violencia psicol¨®gica no es suficiente, algunos pasan a las agresiones f¨ªsicas. Los maltratadores no suelen tener sentimiento de culpa y creen que lo que hacen es por el bien de su pareja, explica Corsi.
Los agresores suelen ser personas muy dependientes. Esta dependencia explica que en muchas ocasiones maten cuando est¨¢n en procesos de separaci¨®n. Los maltratadores que han tenido el control total durante la relaci¨®n no soportan la idea del no retorno y es en ese momento cuando deciden matar. Al menos diez de las mujeres asesinadas este a?o a manos de sus parejas estaban en tr¨¢mites de separaci¨®n y siete ya estaban separadas. Los que tienen la autoestima m¨¢s baja matan enseguida, pero a veces pueden pasar varios meses entre la separaci¨®n y la muerte, sobre todo entre los que tienen m¨¢s seguridad en ellos mismos, y conf¨ªan en que la mujer vuelva al cabo de un tiempo.
Tras el crimen hay varias conductas. El suicidio es una de ellas. Este a?o, de los 64 asesinatos, 11 han acabado con el suicidio del agresor. "Suelen ser personas de clase media, muy integradas socialmente. Despu¨¦s de matar no tienen el valor de presentarse ante la sociedad ya que han roto los principios que siempre han defendido y optan por el suicidio", precisa Lorente autor del libro Mi marido me pega lo normal. Por contra, algunos de los que se entregan en la comisar¨ªa lo hacen para mostrar su orgullo por el acto cometido.
Lorente se?ala que entre los profesionales encargados de hacer cumplir la ley aparecen con alguna frecuencia relaciones de poder con su pareja. La crudeza del crimen tambi¨¦n tiene que ver con la relaci¨®n que tiene el agresor con la v¨ªctima en ese momento. Cuanto m¨¢s resentido est¨¢, m¨¢s brutal es en el asesinato, relata Lorente.
Iciar Bolla¨ªn, que ha puesto de relieve este gran problema social en su pel¨ªcula Te doy mis ojos, considera que la sociedad no tiene conocimiento sobre los agresores. "Quiz¨¢ porque hay muchos y no hay un perfil definido. Pero est¨¢n muy cerca nuestro. Puede ser un amigo, un familiar, un compa?ero de trabajo", alerta esta directora. Bolla¨ªn se queja de la poca trascendencia que tiene en la sociedad un problema de este magnitud.
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