La doble llave
El arranque de las negociaciones entre los tres partidos catalanes con posibilidad de formar gobierno (CiU, PSC y ERC) confirma que el espacio abierto por las elecciones auton¨®micas es tan amplio como incierto. De creer las declaraciones de algunos portavoces socialistas, habr¨ªa que excluir cualquier hipot¨¦tico pacto entre CiU y PSC. La gran alianza de los dos principales partidos (que obtuvieron respectivamente 46 y 42 esca?os el 16-N) implicar¨ªa la jubilaci¨®n pol¨ªtica de Maragall: es poco probable que Mas cediese la presidencia de la Generalitat a su rival socialista o que ¨¦ste aceptase un puesto subalterno en el Gobierno de coalici¨®n. Ese melanc¨®lico acuerdo entre CiU y PSC, que han perdido votos a chorros respecto a la convocatoria de 1999, ser¨ªa interpretado como el intento de proteger oscuros intereses partidistas, desde la ocupaci¨®n de cargos p¨²blicos hasta el mantenimiento de redes clientelares.
Tambi¨¦n parece descartable un Gobierno en solitario de CiU apoyado por grupos parlamentarios capaces de formar mayor¨ªas diversas en funci¨®n de las cuestiones debatidas. Aun ocupando el tercer puesto en el podio electoral, el impresionante avance de ERC (casi ha doblado sus esca?os y sus votos) le ha convertido, sin embargo, en el gran protagonista de los comicios; sus 23 diputados le permitir¨ªan escoger de forma alternativa a CiU o al PSC como acompa?ante en el poder. Abandonada su consigna inicial de Gobierno catal¨¢n de concentraci¨®n (del que s¨®lo hubiese estado excluido el PP), Carod-Rovira quiere superar ese dilema electivo con un Gobierno tricolor en el que participar¨ªan tanto convergentes como socialistas; aunque aceptada por CiU, el PSC ha rechazado ya la iniciativa. Pero los prop¨®sitos ¨²ltimos de los dirigentes de ERC en esa negociaci¨®n a dos bandas con CiU y PSC contin¨²an siendo un misterio: ?est¨¢ Carod-Rovira de verdad sopesando las ofertas de uno y otro partido antes de escoger o tiene decidido desde el principio cu¨¢l va a ser su socio y trata simplemente de subir el precio de sus servicios en la subasta con esas conversaciones?
En teor¨ªa, Artur Mas tiene el derecho consuetudinario a ser llamado en primer lugar para formar gobierno. El entendimiento de CiU con ERC har¨ªa realidad el frente nacionalista que Pujol pudo -pero no quiso- constituir durante la anterior legislatura. El PSC reclama en vano la primogenitura electoral con el argumento de que es el partido mas votado -por unas 8.000 papeletas- en las urnas. El origen de esa discrepancia entre esca?os y votos se remonta al Estatuto de Sau de 1979, cuya disposici¨®n transitoria cuarta distribuy¨® los diputados entre las cuatro provincias catalanas -hasta que el Parlamento catal¨¢n aprobase su propia norma electoral- de forma tal que Barcelona designase 85 diputados mientras que Girona, Lleida y Tarragona escogiera 17, 15 y 18, respectivamente, en perjuicio de la circunscripci¨®n electoral mas poblada.
Si CiU no lograse formar gobierno, los socialistas podr¨ªan intentar un pacto tripartito con ERC e ICV. Aunque tal posibilidad formaba ya parte del horizonte de la campa?a electoral del PSC, las urnas han modificado la eventual correlaci¨®n de fuerzas dentro de ese hipot¨¦tico Gobierno tripartito en perjuicio de los socialistas. No se trata s¨®lo de que la frustraci¨®n de sus expectativas de un desahogado triunfo electoral haya debilitado la posici¨®n del PSC para negociar desde una posici¨®n ventajosa. Todav¨ªa m¨¢s importante es que ERC dispone de una doble llave que le permite formar mayor¨ªas alternativas con CiU y el PSC a su entero gusto: cualquiera que fuese la pareja elegida por Carod Rovira para abrir el baile, siempre podr¨ªa amenazar a su socio de gobierno con una moci¨®n de censura para enga?arle con su rival.
La alianza entre PSC, ERC e ICV permitir¨ªa al PP redoblar su ensordecedora tamborrada propagand¨ªstica destinada a poner en duda la lealtad de los socialistas a la Constituci¨®n en v¨ªsperas de su XXV aniversario; la manipuladora utilizaci¨®n por el Gobierno de la condena del plan Ibarretxe -la valerosa alcaldesa socialista de Lasarte denunci¨® con energ¨ªa esa indigna provocaci¨®n- en la clausura de la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios pone de manifiesto que el PP est¨¢ dispuesto a sacrificar la unidad de las fuerzas democr¨¢ticas contra el terrorismo antes que renunciar a la sectaria estrategia de imponer a los dem¨¢s su monopolio de la ortodoxia constitucional.
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