"Me lo hab¨ªa dicho m¨¢s veces: 'Os mato y me entrego"
Una mujer narra las continuas agresiones sufridas por ella y su beb¨¦ a manos del marido, un guardia civil
La pesadilla ha terminado. El guardia civil de tr¨¢fico Roberto Gil, de 27 a?os, se encuentra en la prisi¨®n de Topas (Salamanca) como presunto autor de un intento de asfixia de un hijo de 19 meses y de agresiones a su esposa, Antonia M. H,. de 27 a?os, en la localidad salmantina de Linares de Riofr¨ªo. La mujer, que hab¨ªa iniciado los tr¨¢mites de separaci¨®n, sufri¨® la ¨²ltima agresi¨®n junto a su hijo el pasado s¨¢bado. ?ste es su relato, hecho ayer por la tarde. Antonia tiene la mano vendada y el brazo en cabestrillo, una contusi¨®n en el p¨®mulo izquierdo y la se?al de los dedos de su marido a¨²n marcada en el cuello.
"Era la segunda vez que Roberto [destinado en la localidad navarra de Estella] ven¨ªa a ver al ni?o, porque el juez estableci¨® el r¨¦gimen de visitas hace s¨®lo 15 d¨ªas, a pesar de que yo me opuse. El juez dijo que no hab¨ªa prueba de que nos pudiera hacer da?o. El ni?o no le interesa, nunca se ha preocupado por ¨¦l. Estuvo en el parto, pero no hac¨ªa m¨¢s que meterse conmigo mientras estaba con las contracciones y tuvo que sacarlo a la fuerza el guarda de seguridad".
El pasado fin de semana, durante la visita que, por orden judicial, deb¨ªa realizarse ante otra persona (en este caso una t¨ªa de la madre que se mueve en silla de ruedas), Antonia escuch¨® a la vez el timbre conectado desde la casa de la t¨ªa con la vivienda de sus padres y gritos de su pariente. "Sal¨ª corriendo. Cuando llegu¨¦, Roberto agarraba al ni?o del cuello y le golpeaba con el pu?o en la cabeza y en la cara, mientras gritaba que lo iba a matar. Consegu¨ª quitarle a la criatura mientras ¨¦l continuaba voceando: 'De esta noche no sale vivo'. Entonces, Roberto sac¨® una navaja. Como le conozco, sab¨ªa que ir¨ªa a por el ni?o. Por eso me puse por medio, porque toda su intenci¨®n era ir a por el ni?o". Al interponerse, Antonia recibi¨® una cuchillada en la mano. "Dej¨¦ al ni?o en el suelo para protegerlo. ?l intentaba darle patadas mientras me tiraba del pelo, me golpeaba la cabeza contra la pared y trataba de estrangularme con las manos sin dejar de intentar ir a por el ni?o. Lleg¨® mi madre y lo sac¨® de all¨ª".
Cuando el ni?o estuvo fuera, "Roberto cogi¨® la navaja, que se hab¨ªa ca¨ªdo al suelo, y, al irse, dijo: 'Hoy no he podido matar al ni?o, ya lo matar¨¦ en otro momento'. Yo sab¨ªa que iba a por el ni?o, porque ya me lo hab¨ªa dicho m¨¢s veces: 'Os mato y me entrego'. Tengo miedo de que venga a cumplirlo cuando salga de la c¨¢rcel, porque s¨¦ c¨®mo es y no puede ver al ni?o. ?Que si van a hacer algo con ¨¦l para impedirlo? No s¨¦, porque tengo la impresi¨®n, como ha pasado en otros casos, de que hasta que no nos mate no va a pasar nada". Antonia habla con serenidad y resignaci¨®n."?C¨®mo es posible que una persona as¨ª pueda ser guardia civil? Me lo he preguntado muchas veces".
Desde hace meses, Antonia vive con sus padres. Volvi¨® a su localidad natal despu¨¦s de, tras un segundo intento de reconciliaci¨®n con Roberto, iniciar los tr¨¢mites de separaci¨®n.
"Comenz¨® a maltratarme al poco de casarnos. En el tercer mes de embarazo fueron las primeras palizas, tuve una amenaza de aborto, aunque en el hospital dije que era porque me hab¨ªa ca¨ªdo. Ya entonces me amenazaba con el arma reglamentaria, me dec¨ªa que ten¨ªa que ser su esclava y me daba golpes, yo tem¨ªa que volviera del trabajo, porque era entrar por la puerta y ya estaba picando para que yo saltara, pero yo aguantaba sin decir nada, aunque era lo mismo. Yo lo que quer¨ªa era morirme, si continuaba era s¨®lo por el ni?o, me pon¨ªa la mano en la barriga para que no le pasara nada mientras ¨¦l me golpeaba, y adem¨¢s estaba all¨ª sola, cada vez era peor".
La mujer le denunci¨® por malos tratos. "Le di una oportunidad y, despu¨¦s de dar a luz, volv¨ª otra vez, pero entonces fue peor, porque dec¨ªa que ten¨ªa que pagar por haberlo denunciado. Todav¨ªa era peor con el ni?o, no soportaba que llorara, dec¨ªa que no le dejaba escuchar la tele, y le tapaba la boca, le golpeaba, una vez le caus¨® una lesi¨®n en una pierna cuando era beb¨¦, porque tir¨® de ella sin contemplaciones. Yo siempre buscaba que cuando ¨¦l llegara a casa el ni?o ya estuviera acostado para evitar que le golpeara".
Tras una nueva separaci¨®n, la mujer regres¨® con el marido la pasada Navidad, pero poco despu¨¦s decidi¨® romper definitivamente, aunque segu¨ªa recibiendo amenazas por tel¨¦fono. Mientras tanto, la condena de un juzgado de Navarra fue recurrida por el guardia civil y el pasado mes de junio la Audiencia Provincial fall¨® a su favor, ya que, seg¨²n ha dicho ahora Antonia, "con la pistola apuntando a la cabeza me dict¨® una carta en la que retir¨¦ la denuncia que hab¨ªa presentado" . Mientras espera el juicio r¨¢pido sobre las agresiones, de las que se advierten las huellas en el cuello y la cara, Antonia M. recuerda que el guardia civil padece trastorno de personalidad, seg¨²n dictamen psiqui¨¢trico. Se ha negado a recibir tratamiento, seg¨²n Antonia. "Apenas sal¨ªamos de la consulta, tiraba las recetas a la basura. En la consulta me dejaba en rid¨ªculo, yo decid¨ª no volver con ¨¦l, y la psiquiatra tambi¨¦n tuvo que echarlo".
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