Eugene Kleiner, inversor de Silicon Valley
Ha muerto Eugene Kleiner, que huy¨® de su Austria natal antes de la entrada de los nazis y m¨¢s tarde fund¨® lo que tal vez se ha convertido en la empresa de capital de riesgo m¨¢s admirada del mundo. Kleiner, de 80 a?os, falleci¨® de un fallo cardiaco el martes en la casa que construy¨® en las colinas de Los Altos, sobre Silicon Valley.
Tras ser miembro del equipo de los laboratorios Shockley, que iniciaron la era digital al colocar m¨²ltiples transistores en un microprocesador de silicio, Kleiner abandon¨® su carrera de ingeniero para lanzar Kleiner, Perkins, Caulfield & Byers en 1972. La empresa Melo Pack comenz¨® con el capital inicial r¨¦cord, por aquel entonces de ocho millones de d¨®lares, y pronto se convirti¨® en una de las sociedades inversoras en tecnolog¨ªa m¨¢s conocidas, proporcionando los fondos iniciales para Tandem Computer, Genentech, America Online, Amazon y otras 300 empresas. "No se limitaban a entregar dinero a los empresarios", dijo el martes Robert, hijo de Kleiner, "se convert¨ªan en sus mentores, y eso es algo muy distinto a lo que suele ocurrir con los bancos de inversi¨®n".
Kleiner abandon¨® Viena con su familia en 1938, nada m¨¢s comenzar la ocupaci¨®n alemana. Durante los a?os de su adolescencia, la familia viaj¨® por Francia, B¨¦lgica y Portugal antes de establecerse en Nueva York. Tras servir en el Ej¨¦rcito estadounidense, Kleiner se licenci¨® en ingenier¨ªa mec¨¢nica en la Polit¨¦cnica de Brooklyn.
En 1956, Kleiner dej¨® su empleo en la Western Electric para unirse a un grupo de ingenieros que trabajaban para el premio Nobel William Shockley en su laboratorio de transistores de Palo Alto, cerca de Stanford. Un a?o m¨¢s tarde, Kleiner y siete compa?eros suyos decidieron establecerse por su cuenta. Utilizando 3.500 d¨®lares de su propio dinero, los ocho desarrollaron un sistema para fabricar m¨²ltiples transistores en una ¨²nica l¨¢mina de silicio. Tras lograr el apoyo econ¨®mico del inventor e industrial Sherman Fairchild para que creara una sociedad subsidiaria llamada Fairchild Semiconductor.
La compa?¨ªa inici¨® la larga historia de amor de Silicon Valley con los microprocesadores, transformando una regi¨®n conocida hasta entonces por sus huertas de frutales en el campo de pruebas de las tecnolog¨ªas de vanguardia. Los inventos que fueron posibles gracias a los microprocesadores -como los ordenadores personales, los tel¨¦fonos m¨®viles y las agendas electr¨®nicas- impulsaron en gran medida el auge de la productividad de los sesenta en adelante.Los ingenieros que empezaron en Fairchild se fueron independizando con el paso de los a?os para fundar la mayor¨ªa de las grandes empresas del valle, incluyendo National Semiconductor e Intel.
Poco despu¨¦s de haber contribuido a la financiaci¨®n de Intel, Kleiner empez¨® a pensar que estaba listo para abandonar la ingenier¨ªa. En 1972 le dijo a Sandy Robertson, jefe de inversiones de Bay Area, que quer¨ªa abrir una empresa de capital de riesgo. Fue Robertson quien le present¨® a Thomas Perkins, que hab¨ªa dirigido la secci¨®n de ordenadores de Hewlett-Packard. Kleiner Perkins invirti¨® en algunas empresas que fueron terriblemente mal, entre ellas un fabricante de una combinaci¨®n de veh¨ªculo para la nieve y motocicleta. Pero sus dirigentes sentaron las bases de la inversi¨®n de riesgo cuando a¨²n estaba en sus balbuceos. En Kleiner Perkins, Kleiner dirig¨ªa las inversiones en Genentech, la primera gran firma de biotecnolog¨ªa, y en Tandem, que fue adquirida a?os m¨¢s tarde por Compaq Computer. Sigui¨® encarg¨¢ndose de las decisiones cotidianas de la empresa hasta 1981, y despu¨¦s de esta fecha sigui¨® aconsejando a la compa?¨ªa y a su cartera de inversiones.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.