Los poetas no paran
EL PRIMER POETA mexicano realmente universal es una mujer: sor Juana In¨¦s de la Cruz (1648-1695), la c¨¦lebre autora de un poema filos¨®fico complejo, Primero sue?o, y de sonetos, romances, d¨¦cimas y redondillas inolvidables, y de quien Octavio Paz (1914-1998), el m¨¢s universal de los poetas mexicanos de todos los tiempos, escribir¨ªa casi tres siglos despu¨¦s una vasta y formidable biograf¨ªa y hagiograf¨ªa intelectual: Sor Juana In¨¦s de la Cruz o las trampas de la fe (1982).
Ambos, sor Juana y Paz, encarnan un tipo de poeta que va m¨¢s all¨¢ de su aportaci¨®n l¨ªrica y modela al intelectual a quien nada le es ajeno: ni la religi¨®n ni la pol¨ªtica; ni la cultura, por supuesto, ni por supuesto la sociedad. Si sor Juana seduce a Paz es, precisamente, porque en ella encuentra una fiel correspondencia de su car¨¢cter y sus preocupaciones. Para su tiempo, sor Juana es una adelantada y, aunque suene a lugar com¨²n, habr¨ªa que decir tambi¨¦n que esta monja -esplendor del barroco hisp¨¢nico- es hoy y desde hace varios a?os nuestra contempor¨¢nea y, m¨¢s exactamente, nuestro intelectual contempor¨¢neo: discutidor, polemista; cr¨ªtico, racional y a un mismo tiempo apasionado. La Carta a sor Filotea de la Cruz, su m¨¢s famoso trabajo en prosa, en la cual sor Juana defiende su derecho a la lectura y la escritura y, mucho m¨¢s ampliamente, a su participaci¨®n intelectual frente a la ortodoxia del poder religioso, plantea un principio de disidencia que Paz cultiv¨® a lo largo de su vida y de su obra: contra los dogmatismos, la raz¨®n y, muchas veces, la vehemencia de la cr¨ªtica.
En el siglo XX, sor Juana ser¨ªa canonizada por la cultura y las letras mexicanas (santa Juana de Asbaje la llama el poeta mexicano Efra¨ªn Huerta), mientras que Octavio Paz coronar¨ªa su obra y su prestigio con el Premio Nobel de Literatura en 1990. ?stos son los extremos, y las cumbres, de la poes¨ªa mexicana en espa?ol: lo novohispano y lo actual; historia y poes¨ªa en similar b¨²squeda de emancipaci¨®n. (La poes¨ªa prehisp¨¢nica, en lengua mexicana, con el rey Nezahualc¨®yotl en lo m¨¢s alto de su cielo, es desde luego un cap¨ªtulo aparte; como cap¨ªtulo aparte es la poes¨ªa de la emancipaci¨®n nacional, la del siglo XIX, la de los rom¨¢nticos y modernistas, m¨¢s all¨¢ de los que cultivaron deliberadamente la l¨ªrica patri¨®tica. Ignacio Rodr¨ªguez Galv¨¢n, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel M. Flores, Manuel Acu?a, Salvador D¨ªaz Mir¨®n, Manuel Jos¨¦ Oth¨®n, Manuel Guti¨¦rrez N¨¢jera, Francisco Gonz¨¢lez Le¨®n y Luis G. Urbina, entre otros, son cimas en esta historia).
Y si junto a sor Juana los dem¨¢s poetas
de la Nueva Espa?a tienen menores alcances (Gutierre de Cetina, Francisco de Terrazas, Bernardo de Balbuena, Luis de Sandoval y Zapata, etc¨¦tera), junto a Octavio Paz, en su siglo, hay magn¨ªficos poetas de dimensi¨®n nacional y aun continental que no alcanzan la universalidad del autor de Piedra de Sol. Al siglo de Paz pertenecen, entre los m¨¢s destacados, Amado Nervo (1870-1919), Jos¨¦ Juan Tablada (1871-1945), Enrique Gonz¨¢lez Mart¨ªnez (1871-1952), Efr¨¦n Rebolledo (1877-1929), Ram¨®n L¨®pez Velarde (1888-1921), Alfonso Reyes (1889-1959), Carlos Pellicer (1897-1977), Jos¨¦ Gorostiza (1901-1973), Xavier Villaurrutia (1903-1950), Salvador Novo (1904-1974) y, de su propia generaci¨®n, Efra¨ªn Huerta (1914-1982).
Luego estar¨ªan otros, notables en el ¨¢mbito nacional, e incluso fundamentales, que no llegan o no han llegado a¨²n (en el caso de aqu¨¦llos cuyas obras no se han cerrado) a cobrar la relevancia internacional de Paz: Al¨ª Chumacero (1918), Rub¨¦n Bonifaz Nu?o (1923), Rosario Castellanos (1925-1974), Jaime Sabines (1925-1999), Eduardo Lizalde (1929), Marco Antonio Montes de Oca (1932), Juan Ba?uelos (1932), Gerardo Deniz (1934), Gabriel Zaid (1934), Hugo Guti¨¦rrez Vega (1934), Francisco Cervantes (1938), Jos¨¦ Emilio Pacheco (1939), Jaime Labastida (1939) y Homero Aridjis (1940), entre los m¨¢s destacados.
Aridjis fue el poeta m¨¢s joven que abri¨® (no cerr¨®) la c¨¦lebre antolog¨ªa Poes¨ªa en movimiento: M¨¦xico, 1915-1966 (primera edici¨®n, 1966), prologada por Octavio Paz y en cuya selecci¨®n participaron Paz, Chumacero, Pacheco y el propio Aridjis. A partir de ¨¦l, y de esa antolog¨ªa, la poes¨ªa mexicana reanuda su historia generacional con lo que se dio en llamar, entonces, la "poes¨ªa joven" (la de los autores nacidos despu¨¦s de 1940) y que aportar¨¢n nuevas rupturas a la tradici¨®n. (Poes¨ªa joven de M¨¦xico lleva por t¨ªtulo, precisamente, un volumen colectivo publicado en 1967 con muestras l¨ªricas de Alejandro Aura, Leopoldo Ayala, Jos¨¦ Carlos Becerra y Ra¨²l Gardu?o).
Hoy, los poetas nacidos entre las d¨¦cadas del cuarenta y el cincuenta, en el siglo XX, constituyen el grupo diverso que m¨¢s activamente escribe y publica en lo que podr¨ªamos denominar las vocaciones y las obras ya decantadas: los que son, muy probablemente ser¨¢n, y en el camino se han quedado decenas y acaso cientos de nombres. Sin af¨¢n exhaustivo, entre los poetas de este periodo tendr¨ªamos que citar a Alejandro Aura (1944), Elva Mac¨ªas (1944), Elsa Cross (1946), Francisco Hern¨¢ndez (1946), Jorge Ruiz Due?as (1946), Antonio Deltoro (1947), Marco Antonio Campos (1949), David Huerta (1949), Efra¨ªn Bartolom¨¦ (1950), Jos¨¦ Luis Rivas (1950), Alberto Blanco (1951), Coral Bracho (1951), Eduardo Langagne (1952), H¨¦ctor Carreto (1953), Ricardo Castillo (1954), V¨ªctor Manuel Mendiola (1954), Vicente Quirarte (1954), Fabio Mor¨¢bito (1955), Myriam Moscona (1955), Luis Miguel Aguilar (1956), Silvia Tomasa Rivera (1956), Jorge Esquinca (1957) y un etc¨¦tera que, por definici¨®n, no es corto.
Pero la zona donde m¨¢s se mueve la poes¨ªa
actualmente en M¨¦xico es aquella que corresponde a las d¨¦cadas del sesenta, el setenta y el ochenta, los poetas que se cuentan por cientos y que, unos m¨¢s, otros menos, representan la renovaci¨®n l¨ªrica mexicana. En esta zona ya destacan algunos nombres pero son muchos los oficiantes como lo prueban dos antolog¨ªas recientes: El manantial latente: Muestra de poes¨ªa mexicana: 1986-2002 (2002), de Ernesto Lumbreras y Hern¨¢n Bravo Varela, y ?rbol de variada luz: Antolog¨ªa de poes¨ªa mexicana actual: 1992-2002 (2003), de Rogelio Guedea.
Y a pesar de esa abundancia es posible nombrar a algunos que ya destacan: Sergio Cordero (1961), Jorge Fern¨¢ndez Granados (1965), Jos¨¦ Eugenio S¨¢nchez (1965), Ernesto Lumbreras (1966), Le¨®n Plascencia ?ol (1968), Julio Trujillo (1969), Sergio Brice?o Gonz¨¢lez (1970), Luigi Amara (1971), Estrella del Valle (1971), C¨¦sar Silva M¨¢rquez (1974), Jair Cort¨¦s (1977) y Hern¨¢n Bravo Varela (1979).
El m¨¢s cultivado de los g¨¦neros en M¨¦xico, la poes¨ªa, sigue siendo el punto de referencia para conocer la movilidad, el dinamismo de la cultura nacional y sus b¨²squedas y apetitos de modernidad universal.
Juan Domingo Arg¨¹elles (M¨¦xico, 1958) es poeta, ensayista, cr¨ªtico literario y editor. Es autor de las antolog¨ªas El poeta y la cr¨ªtica: Grandes poetas hispanoamericanos del siglo XX como cr¨ªticos (Universidad Nacional, 1998) y Dos siglos de poes¨ªa mexicana: del XIX al fin del milenio (Oc¨¦ano, 2001). Premio Nacional de Poes¨ªa 1995 con A la salud de los enfermos. Es columnista de las secciones culturales de los diarios mexicanos El Financiero y El Universal y del suplemento La Jornada Semanal.
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