V¨ªctima de la intolerancia
SIEMPRE VIVIMOS EN CASAS de largos pasillos. Eran necesarios para ubicar los miles de libros de las estanter¨ªas que llegaban hasta el techo. De ni?o, mis amigos, o yo mismo, nos pregunt¨¢bamos si los habr¨ªa le¨ªdo todos: m¨¢s tarde comprob¨¦ que deb¨ªa de ser as¨ª, porque pod¨ªas preguntarle de cualquier tema y casi siempre hab¨ªa una respuesta, explicada con m¨¦todo y voz grave y en¨¦rgica, un poco teatral y abiertamente cercana. Hoy, cuando hace a?os que se vio interrumpida su actividad intelectual, hay nuevos vecinos en los estantes: por ejemplo, las 5.500 p¨¢ginas de los seis tomos de sus obras completas, editadas por el Centro de Estudios Constitucionales.
En la nota autobiogr¨¢fica que abre esta publicaci¨®n, mi padre cita la Monarqu¨ªa Absoluta, la Historia del Derecho Procesal y Penal y el Estado Liberal como los principales objetos de sus investigaciones. Si el Manual de historia del derecho es quiz¨¢ su obra m¨¢s difundida, su participaci¨®n en la era isabelina y el sexenio revolucionario le vali¨® el Premio Nacional de Historia. Pero La tortura en Espa?a da idea del compromiso pol¨ªtico activo con el que abordaba esa labor cient¨ªfica. La public¨®, no sin consecuencias, contra el franquismo, en 1973. Adem¨¢s del citado, fueron muchas otros los nombramientos: presidente del Tribunal Constitucional, consejero de Estado, acad¨¦mico de la Historia, doctor honoris causa por las universidades de Salamanca y Messina (Italia).
Pero lo que m¨¢s le define eran sus respuestas de profesor. Era un hombre ilustrado, no s¨®lo por su enorme cultura sino tambi¨¦n por su confianza en la capacidad de la raz¨®n. Esa esperanza en la inteligencia del hombre fue tambi¨¦n una necesidad, porque, como muchos, vivi¨® sus primeros a?os en un pa¨ªs en guerra, una guerra que sus familiares perdieron. A uno de sus t¨ªos lo fusil¨® Franco, y ¨¦l conserv¨® toda su vida la carta de despedida del condenado.
Una moral del trabajo heredada de aquella familia humilde y ecos de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza escuchados en la Academia Mart¨ª de Valencia, donde ense?aban universitarios represaliados por "el general superlativo", como ¨¦l le llamaba, impulsaron su talento intelectual para trabajar en la Historia, sobre todo en Salamanca, y en el Derecho, m¨¢s en su etapa madrile?a, en un Tribunal Constitucional desde el que quiso colaborar en el asentamiento del Estado democr¨¢tico en Espa?a. Demostr¨® que la l¨®gica jur¨ªdica es distinta a la pol¨ªtica con la independencia de su ejercicio institucional respecto a sus ideas de socialista democr¨¢tico. Sus muchos logros y su disposici¨®n optimista le permitieron una felicidad que ¨¦l contemplaba con su habitual iron¨ªa.
Vivi¨® en paz, aunque se cruzara muchas veces la violencia en su camino: el atentado contra Carrero le salv¨® de perder la c¨¢tedra a causa de un expediente. Llor¨® a un amigo v¨ªctima del atentado de Atocha. Y escribi¨® contra ETA y record¨® a otro amigo, Manuel Broseta, muerto de un tiro en la nuca. El 14 de febrero de 1996 le mat¨® el terrorismo etarra. Meses despu¨¦s nos llegaron, a mis hermanos y a m¨ª, los sencillos consejos que ¨¦l ofreci¨®, a los hijos de Broseta, en un homenaje al catedr¨¢tico asesinado: "No odi¨¦is y que el recuerdo de vuestro padre os haga sonre¨ªr".
En su idea de justicia no cab¨ªa la venganza. Esa idea radicaba en esa confianza en el ser humano sin la cual, nos dec¨ªa, es imposible ser dem¨®crata. La suya era una inteligencia bondadosa.
Francisco Tom¨¢s y Valiente es periodista e hijo del asesinado presidente del Tribunal Constitucional del mismo nombre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.