Fuentes an¨®nimas
La identidad de las fuentes, su veracidad, el contraste u omisi¨®n de las mismas a la hora de obtener la informaci¨®n es algo esencial en el periodismo responsable y de calidad. Por eso es norma de todos los c¨®digos ¨¦ticos de la profesi¨®n y de los peri¨®dicos que aspiran a ser rigurosos ocuparse detalladamente de su uso.
Un lector del Pa¨ªs Vasco, C¨¢stor Santana ?lvarez, muestra su total desacuerdo con el reportaje de portada del suplemento Domingo, publicado el 2 de noviembre pasado, titulado La larga marcha del PNV, firmado por Jos¨¦ Luis Barber¨ªa. A su descalificaci¨®n general a?ade una cr¨ªtica concreta por el empleo de fuentes de forma an¨®nima, lo que, seg¨²n ¨¦l, choca frontalmente con los c¨®digos deontol¨®gicos del periodismo y con el propio Libro de estilo de EL PA?S. "Las continuas declaraciones entrecomilladas sin identificar a las fuentes es una manipulaci¨®n asombrosa, pues no hay forma de saber si son verdaderas o no. El reportaje est¨¢ lleno de esas supuestas opiniones de militantes del PNV a los que muchas veces no se identifica: 'Hoy hay que ser soberanista para poder aspirar a un puesto institucional, indica un responsable guipuzcoano'; en otros casos ni comenta qui¨¦n puede ser el autor. No se puede pedir menos rigor".
El autor de la informaci¨®n, Jos¨¦ Luis Barber¨ªa, buen conocedor de la realidad vasca, responde al lector con una larga reflexi¨®n que esta Defensora reproduce ¨ªntegra, por considerarla un magn¨ªfico an¨¢lisis de c¨®mo los periodistas afrontan la base de la informaci¨®n: las fuentes y sus circunstancias. En este caso, las limitaciones en las que se mueven los informadores en el Pa¨ªs Vasco.
"El lector", dice Barber¨ªa, "tiene raz¨®n cuando advierte negativamente sobre la presencia en este reportaje de algunas declaraciones hechas por personas no identificadas con sus nombres y apellidos. De hecho, todos los manuales de periodismo desaconsejan gen¨¦ricamente la utilizaci¨®n del anonimato, y cualquier periodista le reconocer¨¢ que el uso de fuentes innominadas implica en s¨ª mismo un cierto fracaso profesional, puesto que le aleja del objetivo ideal de asentar la informaci¨®n sobre la base de la m¨¢xima transparencia y rigor. En lo que nuestro lector se equivoca, y gravemente, es en considerar que las declaraciones sin fuentes identificadas constituyen una manipulaci¨®n. Efectivamente, ¨¦l no tiene forma de saber si esas frases entrecomilladas son verdaderas o no, pero la duda ofende, y mucho. Se supone que la compra misma del peri¨®dico resulta ya un elemental ejercicio de confianza en el diario elegido, por no hablarle del c¨®digo deontol¨®gico que, obviamente, nos impide inventarnos declaraciones. Nuestro lector se sorprender¨ªa seguramente si supiera cu¨¢ntos testimonios cargados de graves implicaciones se quedan sin publicar porque carecen del respaldo p¨²blico de la fuente y los periodistas no somos capaces de confirmar su veracidad. Contra lo que piensa C¨¢stor Santana, la utilizaci¨®n de fuentes innominadas es completamente pertinente en determinadas situaciones, en contextos de fuerte autocensura social como el de Euskadi, en los casos en los que la exigencia del anonimato se justifica por temor a las represalias. Es un recurso ¨²ltimo, a administrar con cuidado, que contribuye a rasgar las cortinas de silencio, a contrastar las fachadas de la verdad oficial o simplemente, como en este reportaje, a enriquecer e ilustrar la informaci¨®n".
Poderosas razones
Barber¨ªa recurre a su experiencia personal para asegurar al lector: "Gran parte de las informaciones que tienen como tel¨®n de fondo la violencia terrorista nunca habr¨ªan visto la luz si los periodistas vascos hubi¨¦ramos renunciado al testimonio de aquellas personas que tienen poderosas razones para no aparecer en p¨²blico. Salvadas las distancias y en un plano nada dram¨¢tico, lo que puedo decirle es que tambi¨¦n hay correligionarios suyos del PNV que reclaman el anonimato en estos momentos de confrontaci¨®n interna entre candidaturas. ?Debemos ignorar esos testimonios, hurtar esas informaciones a nuestros lectores, cuando al periodista le consta la solvencia pol¨ªtica del entrevistado y juzga significativas sus declaraciones? Le contar¨¦ un secreto, aunque no sea demasiado confesable: en ocasiones, a la vista del pobre resultado obtenido en una entrevista, yo mismo le he propuesto a mi interlocutor que se refugiara en el anonimato si con ello iba a poder expresarse con m¨¢s libertad. Es posible que este proceder resulte poco ortodoxo, pero estoy convencido de que los lectores aprecian m¨¢s una chispa de sinceridad que una vacua retah¨ªla argumental, lo que llamamos un discurso de madera. Por necesarias que resulten las cautelas, por exigente que se sea consigo mismo, el periodismo no puede aceptar cors¨¦s que le aherrojen innecesariamente en su b¨²squeda de la verdad, una tarea permanentemente inconclusa, condenada a cierta frustraci¨®n".
El Libro de estilo de EL PA?S es muy claro al referirse a las fuentes an¨®nimas: "La petici¨®n de anonimato por parte de una fuente debe respetarse, pero hay que procurar que figure alguna indicaci¨®n del porqu¨¦ de tal exigencia: por temor a represalias, por estar obligada a mantener la confidencialidad del asunto que revela, u otros an¨¢logos. Tal menci¨®n habr¨¢ de hacerse de forma que no ponga en peligro el anonimato de la fuente". Y a?ade: "Pueden emplearse f¨®rmulas que, sin revelar la identidad de la fuente, se aproximen lo m¨¢ximo a ella".
El reportaje de Barber¨ªa inclu¨ªa 21 testimonios. De ellos, 13 pertenec¨ªan a siete personas identificadas con nombres, apellidos, profesi¨®n y cargos. De los ocho restantes, uno se atribu¨ªa a un cargo institucional, y dos, a un responsable del PNV. No parece un asalto al Libro de estilo.
Otro lector catal¨¢n, Francesc Xavier Almirall, tampoco comparte el contenido del reportaje del PNV, pero asegura que lo que m¨¢s le ofende es el pie de foto de la portada, "Militantes del PNV enarbolan para la prensa gr¨¢fica una bandera gigante de Euskadi en el Alderdi Eguna (D¨ªa del Partido) del a?o 2002". "Me ofende la zafiedad de la manipulaci¨®n. La bandera no es gigante -como la de Trillo-, sino que, si se tiene en cuenta el tama?o de las personas de la primera fila y la distancia entre ellas y la bandera, ¨¦sta no tiene m¨¢s de 1,5 metros de largo, lo normal en actos de partido donde ondean banderas. Lo de que la enarbolan para la prensa gr¨¢fica es ya el colmo".
Antonio Ca?o, subdirector del peri¨®dico y responsable del suplemento Domingo, considera que es "un asunto insignificante, sobre todo en el contexto de una excepcionalmente buena historia sobre la situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco". Y a?ade: "El pie de foto no encierra ninguna doble intenci¨®n. As¨ª me lo han asegurado los autores de su redacci¨®n".
"Los pies de foto", dice el Libro de estilo, "deben ser puramente informativos e independientes del texto al que acompa?an. No es necesario reiterar lo que resulta obvio en la imagen, pero s¨ª explicar detalles relativos a la foto". El pie original de la imagen dec¨ªa: "Alderdi Eguna celebrado en Vitoria (26-3-2002)".
Esta Defensora no duda de la ausencia de mala intenci¨®n. Es muy posible que los editores s¨®lo quisieran a?adir "detalles relativos a la foto". Pero, al margen del discutible "gigantismo" de la bandera, ?de d¨®nde se sacaron que aqu¨¦lla se enarbolaba para la prensa gr¨¢fica?
Anuncio sexista
El pasado d¨ªa 25 EL PA?S inclu¨ªa en su p¨¢gina 6 la publicidad de un reloj de caballero con el siguiente reclamo en letras bien visibles: "Casi tan complicado como una mujer. Pero puntual". Y, ya en letras m¨¢s peque?itas: "Desde 1868. Y mientras siga habiendo hombres". Las cartas de protesta han sido numerosas.
"De entrada, que quede claro que soy hombre, complicado e impuntual", dice Felip Gonz¨¢lez Mart¨ªn, de Manresa. "Sin querer mezclar las cosas, me parece, como m¨ªnimo, un anuncio poco apropiado. ?Esto s¨ª que es un anuncio sexista! Y en el D¨ªa Internacional para la Eliminaci¨®n de la Violencia contra las Mujeres". "Las mujeres son complicadas, las mujeres son impuntuales. ?Cu¨¢ndo acabaremos con los t¨®picos sexistas", pregunta Francisco S¨¢nchez, de Madrid. "Realmente ser¨ªa muy feliz si su peri¨®dico no contribuyera a fomentar el rechazo, la superioridad o el odio hacia las mujeres. Aunque s¨¦ sobradamente que vive de publicar anuncios", a?ade Nuria Garc¨ªa. "El anuncio", dice Francisco J. Morales, de Valencia, "no parece compatible con las buenas intenciones del editorial Machismo cr¨®nico -del mismo d¨ªa-, ya que resulta peyorativo y hasta ofensivo para las mujeres. Es en estas situaciones casi encubiertas (bajo el manto de la modernidad, dec¨ªa el editorial) donde m¨¢s labor nos queda por hacer para acabar con actitudes claramente machistas".
?Es necesario seguir?
En el sexismo discriminatorio hay escalas, por supuesto. Y es bueno no obsesionarse con el lenguaje pol¨ªticamente correcto que puede conducirnos a peligrosos terrenos de intolerancia y aburrimiento. Pero la violencia que en nuestra sociedad se ejerce contra la mujer no es s¨®lo f¨ªsica. Conviene no olvidarlo.
El responsable de la marca anunciante, IWC, del Grupo Richmont, ha asegurado a la directora de Publicidad de EL PA?S, Esther Mejorada, que, de momento, no volver¨¢n a utilizar ese anuncio. "Es una campa?a id¨¦ntica para 35 pa¨ªses, pensada en clave de humor, y no cre¨ªmos que tuviera otra percepci¨®n". Este responsable reconoci¨® haber recibido quejas de otro medio catal¨¢n.
Los lectores pueden escribir a la Defensora del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensora@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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