Bennett marca el ritmo
La direcci¨®n de su base y su superioridad en el rebote dan al Madrid una c¨®moda victoria ante un Pamesa desacertado
Los t¨¦cnicos de la ACB coincid¨ªan en la misma impresi¨®n a principios de temporada. Si a Elmer Bennett le aguantan las piernas, poco hay que decir. Entre esos t¨¦cnicos estaba el del Pamesa, Paco Olmos, que ayer se acord¨® de aquellas palabras. Bennett pas¨® como un cicl¨®n por la Font de Sant Llu¨ªs y lanz¨® al Madrid a un triunfo de peso para su clasificaci¨®n para la Copa del Rey de Sevilla. No todo fue Bennett, claro, pero s¨ª el principio de todo lo que teji¨® el conjunto de Lamas. Su acierto se prolong¨® en Herreros, ganador de un precioso duelo de veteranos ante Rigaudeau, siempre jugando al gato y al rat¨®n corriendo uno tras el otro. Y en Kambala y Fotsis, se?ores del rebote -36 capturas visitantes por 27 del Pamesa-.
PAMESA 85 - REAL MADRID 98
Pamesa : Rigaudeau (7), Luengo, Kammerichs (10), Dikoudis (10), Oberto (14) -equipo inicial-; Montecchia, Popovic (12), Abbio (6), Para¨ªso (5), Tomasevic (17) y Asier Garc¨ªa (4).
Real Madrid: Bennett (21), Herreros (20), Fotsis (16), Reyes (4), Kambala (16) -equipo inicial-; Mumbr¨² (19), Bueno (2) y Victoriano.
Parciales: 20-20, 22-21, 17-27 y 26-30.
?rbitros: Sancha, Guirao y Sacrist¨¢n.
Font de Sant Llu¨ªs. Unos 9.000 espectadores.
El Madrid fue recibido de u?as en Valencia, quiz¨¢s por eso de su identificaci¨®n con el equipo de f¨²tbol, aunque la rivalidad en el baloncesto no sea tan grande. El caso es que la hinchada se desvivi¨® en el partido, siempre jugado a un ritmo alt¨ªsimo. Consciente del peligro de Bennett, Olmos le colg¨® de inicio un perro de presa, Luengo, encargado s¨®lo de su defensa, pero el capit¨¢n valenciano fue la primera v¨ªctima de una larga serie. El conjunto de Lamas construy¨® un caparaz¨®n en la zona y evit¨® que el Pamesa enviara balones a sus p¨ªvots, su principal fuente de ingresos. As¨ª que los locales tuvieron que tirar mano de los triples, faceta en la que ayer fueron un completo desastre -4 de 24 intentos-.
Sin la clarividencia de Tomasevic, condenado al banquillo por una lumbalgia, el Pamesa jug¨® a remolque, sin ritmo ni direcci¨®n frente a un Madrid sobrado de eso mismo. Es decir, liderado por Bennett. Ni Montecchia ni Rigaudeau ni Popovic le frenaron. En la zona, Kambala se erigi¨® con su juego de brazos, con o sin bal¨®n, en la pieza dominante -13-36-. Acapar¨® el rebote, sobre todo el ofensivo, y desquici¨® al Pamesa. Abbio se llev¨® una t¨¦cnica por protestar una falta al let¨®n y Kammerichs qued¨® conmocionado en el suelo tras un choque contra la muralla blanca. Desde el banquillo, Tomasevic no aguantaba sentado un segundo m¨¢s, se olvid¨® de sus dolores y sali¨® a pista. En su primera jugada le rob¨® un bal¨®n a Kambala, le dio un leve empuj¨®n y le sac¨® una falta, adem¨¢s de canasta, segundos despu¨¦s.
El yugoslavo le busc¨® las cosquillas a Kambala y el partido se calent¨®. Bueno se encar¨® con Dikoudis, Bennett y Victoriano con Popovic, y Para¨ªso agarr¨® de los pantalones a Tomasevic cuando ¨¦ste se dirig¨ªa furioso por un ¨¢rbitro. Del barullo sac¨® ventaja el equipo de Lamas, que hab¨ªa situado a Victoriano de escolta para reforzar su control del juego y contrarrestar a Rigaudeau. El Madrid mantuvo su estilo y sigui¨® al frente en el marcador (32-35). Pod¨ªa cambiar los peones de transici¨®n, pero el principio -Bennett- y el final -Kambala- era siempre el mismo. Eso, cuando el mismo Bennett no se cocinaba ¨¦l solito la jugada.
Kambala fue un continuo dolor de cabeza. Acab¨® con 16 puntos, siete rebotes y seis faltas recibidas, y oblig¨® siempre a Oberto, Dikoudis y Tomasevic a una lucha constante bajo los aros. Lamas le dio algunos minutos de descanso en el tercer cuarto, pero lejos de acusarlo, el Madrid dio el estir¨®n definitivo. El conjunto blanco abri¨® el periodo con tres triples consecutivos, uno de Bennett y dos de Herreros, que dispararon la ventaja hasta el 45-54. Al Pamesa se le atragantaba la defensa visitante, desacertado en el tiro, sin buenas posiciones para el lanzamiento y sin un director de juego definido. Rigaudeau no fue esta vez el milagroso salvador. Ni siquiera por las bravas, cuando Kammerichs tom¨® el mando, sali¨® el Pamesa del agujero.
Por eso de la veteran¨ªa, Bennett y Herreros dieron la puntilla. En ning¨²n momento se inquiet¨® el Madrid. Aguant¨® la presi¨®n, busc¨® los huecos con paciencia y manej¨® el reloj. Dos triples m¨¢s de Fotsis y otro de Mumbr¨² acabaron con las pocas dudas que quedaban. El Pamesa s¨®lo pod¨ªa acelerar, jugar la carta del todo o nada. Perdi¨®, y, acostumbrado como est¨¢ en los ¨²ltimos tiempos a las grandes victorias, la derrota no le hizo pizca de gracia. Popovic, impotente, agarr¨® del cuello a Bennett en los segundos finales. Ni siquiera entonces paraba de correr el base del Madrid.
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