Seguridad y sutileza expresiva en una obra acontecimiento del siglo XX
Hay que aplaudir al nuevo titular de la Orquesta Nacional de Espa?a la incorporaci¨®n al repertorio de una obra acontecimiento del siglo XX tan original, importante y complicada como la Sinfon¨ªa Turangalila, de Olivier Messiaen (1908-1992). Escuchada varias veces en Madrid (1974, con la RTVE, con Od¨®n Alonso, que la repiti¨® en 1988 con la asistencia y el benepl¨¢cito del compositor), mientras Riccardo Chailly, con la Scala de Mil¨¢n, la hizo en 1993, y todav¨ªa el pr¨®ximo mes de abril volver¨¢ a los atriles de la Sinf¨®nica con Jos¨¦ de Eusebio. Cuando una partitura, ajena a toda complaciente rutina, alcanza la difusi¨®n de Turangalila, no cabe pensar en un error colectivo e internacional.
Orquesta Nacional de Espa?a
Director: Josep Pons. Solistas: ?gor Oma (piano) y Philippe Arrieus (ondas Martenot). Auditorio Nacional. Madrid, 28, 29 y 30 de noviembre.
Josep Pons (Barcelona, 1957), desde el inicio de su carrera, ha demostrado apertura de criterio y voluntad de vivir al aire de nuestro tiempo, de ese maravilloso siglo XX tan rico en creatividad cultural y art¨ªstica. En un panorama espl¨¦ndido de nombres, saberes e inquietudes, la figura de Messiaen, nacido al filo de su amada Iberia albeniciana, se alza como algo distinto y fuertemente singular en la invenci¨®n y la t¨¦cnica y como un maestro de excepci¨®n en la ense?anza hasta el punto de que la mayor¨ªa de los grandes -Boulez, Stockhausen, Xenakis, Henry, Benjamin- recibieron el impacto de su pensamiento renovador y sus an¨¢lisis clarificadores junto a la alta lecci¨®n de su legado. Que la ONE, que inici¨® su di¨¢logo con Messiaen en 1963 (P¨¢jaros ex¨®ticos), de la mano de Fr¨¹hbeck, tuviera un vac¨ªo como el de Turangalila abona hasta el extremo la inclusi¨®n de la Sinfon¨ªa, dada en Boston, por vez primera, en diciembre de 1949 y encargada por Sergio Koussevitzki.
Personalidad siempre sorprendente, quiz¨¢ su Turangalila -tal comenta Luis Gago en su inteligente y compendiosa nota de programa- no sea exactamente su obra m¨¢s representativa, pero s¨ª algo de extraordinaria belleza, tan admirable en su estructura como en la sustancia musical que alberga como fruto maduro y encantatorio de esa "estrella magn¨ªficamente marginal llamada Olivier Messiaen, que cruza el cielo crepuscular de Occidente", como atina a escribir Nguyen Thien Dao.
Pedir a la ONE m¨¢xima perfecci¨®n y familiaridad con pentagramas escasamente frecuentados ser¨ªa demasiado, pero bueno ser¨¢ elogiar en Pons y en la formaci¨®n sinf¨®nica del Estado la seguridad, sutileza expresiva o grandiosidad que la mayor¨ªa del p¨²blico ovacion¨®, aunque no faltaran deserciones de algunos asiduos.
Babelia
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