Partidos por la mitad
No hab¨ªa transcurrido un cuarto de hora y el Bar?a ya hab¨ªa concedido dos goles. Un ariete cl¨¢sico como Salva remat¨® dos transiciones del M¨¢laga, que pillaron a los azulgrana en Babia, faltos de organizaci¨®n, quebrados por la mitad, sin saber recuperar la posici¨®n ni abortar la jugada. En una y otra jugada, la velocidad local contrast¨® con la falta de repliegue visitante, un equipo especialmente f¨¢cil de desmontar.
El primer gol naci¨® en un c¨®rner botado por los barcelonistas: Romero control¨® el rechace, abri¨® para Josemi, que progres¨® por la banda derecha, toc¨® para Duda y su segunda asistencia para Salva, abortada la primera por Quaresma, acab¨® en la red de Vald¨¦s. La defensa azulgrana qued¨® retratada. Ni rastro de los dos centrales y el ¨²ltimo defensor era el extremo derecha portugu¨¦s, una muestra de lo mal que el Barcelona cerr¨® la jugada .
Tampoco el segundo gol fue mejor defendido. Naci¨® en las manos del portero y pas¨® por los mismos protagonistas que en el primero: Duda y Salva, que remat¨® con la cabeza.
M¨¢s que por la presencia de Mario, que debutaba en la Liga, el Bar?a pen¨® por la ausencia de Puyol, un futbolista que corrige con su despliegue f¨ªsico cualquier disfuci¨®n t¨¢ctica. Al equipo tampoco le ayud¨® la alineaci¨®n de la pareja Saviola-Kluivert como alternativa a Ronaldinho. El Barcelona gan¨® presencia ofensiva, pero a cambio de estirarse perdi¨® consistencia. No supo llenar la divisoria y se fractur¨® de mala manera, porque Motta tampoco ayud¨® en nada.
Las bajas de Puyol y Ronaldinho no s¨®lo dejaron al Bar?a sin juego sino tambi¨¦n sin ¨¢nimo y liderazgo. Desconcertados,descentrados e impotentes, los azulgrana nunca estuvieron en el partido ni tuvieron el poder de reacci¨®n suficiente. Las correciones de Rijkaard en el descanso no s¨®lo no aliviaron los males del equipo sino que incidieron en las mismas cuestiones, asunto que incide en la falta de un trabajo de equipo. El tercer y cuarto, generados a partir de una p¨¦rdida de pelota azulgrana, gol fueron muy parecidos al primero y el segundo, y el quinto fue entregado a la salida de un fuera de banda. Y si el Bar?a atrap¨® el gol del honor para dar fe de su presencia en la Rosaleda fue una casualidad: el tanto se lo marc¨® en propia puerta Fernando Sanz.
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