Tr¨¢fico fluido
Nadie niega que las carreteras de la regi¨®n tienen problemas de tr¨¢fico, sobre todo en los accesos a la capital a primera hora de la ma?ana. Seg¨²n lo visto sobre el terreno, sin embargo, la carretera de Valencia vive al margen de los atascos y aglomeraciones que sufren las otras radiales.
En el kil¨®metro 28 de la N-III, esta v¨ªa se cruza con la M-313, carretera que se dirige a Morata de Taju?a. Son las 9.00 y los dos carriles por sentido de la carretera de Valencia registran un tr¨¢fico escaso, muy fluido. Los veh¨ªculos circulan a m¨¢s de 100 kil¨®metros por hora en ambas calzadas. Algunos imponentes coches de lujo oscuros, presumiblemente conducidos por atareados ejecutivos, adelantan a velocidades alt¨ªsimas a los camiones que traen desde el Levante frutas, muebles u otras mercanc¨ªas con destino a los mercados de la capital.
En menos de cinco minutos se llega a un ritmo de 120 kil¨®metros por hora a las cercan¨ªas de Rivas-Vaciamadrid, en el kil¨®metro 19. El paisaje, hasta entonces rural, de cultivos y algunas hileras de ¨¢rboles, pasa a estar copado de gr¨²as y grandes edificios de oficinas y comerciales. La densidad del tr¨¢fico aumenta y la velocidad se reduce ligeramente, a una media de 90 kil¨®metros por hora. Son las 9.05.
Dos minutos despu¨¦s y dos kil¨®metros m¨¢s adelante, los coches se aglomeran durante unos metros por la incorporaci¨®n de veh¨ªculos desde Rivas, en el kil¨®metro 17. La fluidez se recupera en un instante. El veloc¨ªmetro del coche asciende hasta los 100 kil¨®metros por hora.
En el kil¨®metro 15, ya son las 9.09, la caravana de veh¨ªculos, intensa pero fluida, vuelve a reducir su velocidad hasta los 60 kil¨®metros por hora. Un tramo de dos kil¨®metros de la N-III est¨¢ en obras y las l¨ªneas amarillas invaden la calzada para estrechar los carriles y modificar su trazado.
Superadas las obras, en el kil¨®metro 13, la velocidad vuelve a subir hasta los 80 o 90 kil¨®metros por hora. El tr¨¢fico es denso, pero circula con facilidad y sin aglomeraciones.
La fluidez se mantiene en el acceso a la M-45 (kil¨®metro 11, 9.12), a la M-40 (kil¨®metro 6, 9.15) y M-30 (kil¨®metro 3, 9.17). En este tramo, cientos de veh¨ªculos abandonan la N-III para incorporarse a estas v¨ªas, o a la inversa. Esto causa un descenso de la velocidad hasta los 60 o 70 por hora, pero nuevamente sin problemas.
La llegada a la plaza del Conde de Casal se produce a las 9.20. Aqu¨ª los sem¨¢foros de la rotonda atascan el tr¨¢fico. Son necesarios cuatro minutos para cambiar de sentido y volver a coger la N-III, ahora con destino a la costa.
Tr¨¢fico r¨¢pido y ligero
El tr¨¢fico ahora es muy r¨¢pido y ligero. Llegar hasta Rivas, en el kil¨®metro 17, s¨®lo lleva 7 minutos a una velocidad que no supera los 120 por hora, porque el conductor respeta escrupulosamente los l¨ªmites legales. Pero la carretera es ancha, recta y sin obst¨¢culos a la vista.
A las 9.31, nuevo cambio de sentido en los accesos a Rivas. El segundo viaje hacia Madrid se presenta a¨²n m¨¢s r¨¢pido que el primero. El tr¨¢fico es denso, pero circula muy ligero, por encima de los 80 kil¨®metros por hora.
Las obras, en el kil¨®metro 15, causan un nuevo descenso de la velocidad, hasta los 60 por hora. Superadas las reformas de la calzada, el camino hasta Madrid se presenta a¨²n menos cargado de tr¨¢fico que antes: a una velocidad media de entre 100 y 120 kil¨®metros a la hora, el veh¨ªculo supera los accesos a la M-45, a la M-40 y a la M-30, y llega a la plaza del Conde de Casal a las 9.44, donde de nuevo se encuentra con un ligero atasco en la rotonda para entrar en las calles de la capital.
En total han sido recorridos 53 kil¨®metros en 44 minutos, una velocidad media, incluidos los cambios de sentido y los sem¨¢foros de Conde de Casal, de 74,30 kil¨®metros por hora.
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