Legislar para el telediario

La forma como el Gobierno pretende sacar adelante una reforma del C¨®digo Penal que permita meter en la c¨¢rcel a quien convoque un refer¨¦ndum sin tener competencia para ello es un disparate que agrava otro disparate. Lo es utilizar la v¨ªa penal -s¨®lo practicable como ultima ratio, agotadas todas las otras- para hacer frente a una decisi¨®n pol¨ªtico-institucional, por criticable que sea, y lo es en grado sumo la planteada por Ibarretxe. Pero lo es m¨¢s todav¨ªa cuando se pretende introducir una reforma tan grave mediante una enmienda en el Senado a un proyecto de ley que nada tiene que ver con el asunto.

Las decisiones improcedentes de las instituciones pueden impugnarse ante los tribunales de lo contencioso-administrativo y, en ¨²ltima instancia, ante el Constitucional. El C¨®digo Penal cuenta ya hoy con preceptos aplicables al supuesto considerado. Si a pesar de ello el Gobierno se empe?a en modificar una ley org¨¢nica -y el C¨®digo Penal lo es-, la propuesta tendr¨ªa que ser previamente informada por el Consejo del Poder Judicial. No s¨®lo se quiere esquivar esta obligaci¨®n, sino que se intenta limitar al m¨ªnimo el debate parlamentario sobre su contenido mediante el truco de plantearla como enmienda a una ley, la de Arbitraje, pendiente de aprobaci¨®n en el Senado.

El PP le ha cogido gusto a esta manera de reformar las leyes salt¨¢ndose los procedimientos establecidos. No hace mucho aprovech¨® los ¨²ltimos tr¨¢mites de la aprobaci¨®n del nuevo C¨®digo Penal en el Senado para reformar algunos aspectos de la Ley Penal del Menor, y lo mismo hizo poco despu¨¦s con una reforma parcial de la prisi¨®n provisional, introducida a marchas forzadas en la Ley sobre la Corte Penal Internacional, que se debat¨ªa entonces en la C¨¢mara alta. Es uno de los efectos de esta man¨ªa de legislar en caliente, para el telediario, que domina a los actuales ministros de Justicia e Interior. Los jueces se quejan, con raz¨®n, de la inseguridad jur¨ªdica que genera este carrusel de normas legales en permanente estado de reforma.

Con el truco de las enmiendas en el Senado, donde el PP tambi¨¦n tiene mayor¨ªa absoluta, el Gobierno est¨¢ consiguiendo legislar como si lo hiciera por decreto-ley. El Congreso, que es la Camara deliberativa por excelencia, se limita a ratificar en bloque el proyecto salido del Senado, sin debate de enmiendas. Es un esc¨¢ndalo que por esa v¨ªa pueda aprobarse un precepto con consecuencias tan graves. Y una verg¨¹enza que se haya vaciado de su funci¨®n esencial al Parlamento con el pretexto de que nada es tan urgente como llenar los informativos de reformas llamativas.