La polic¨ªa sigue sin resolver la desaparici¨®n del joyero Loriente al cumplirse 20 a?os
Mariano Loriente portaba un muestrario de alhajas valorado en unos 781.000 euros
Tal d¨ªa como hoy hace 20 a?os que desapareci¨® el joyero Mariano Loriente Chinchilla, de 38 a?os, cuando llevaba un muestrario de alhajas valorado en m¨¢s de 781.000 euros (unos 130 millones de pesetas de la ¨¦poca). Desde entonces, los agentes de Homicidios y de la Brigada Antiatracos no han logrado resolver este caso, que pudo terminar con el secuestro y posterior asesinato de la v¨ªctima. Esta oscura desaparici¨®n se produjo apenas tres semanas despu¨¦s de la de Santiago Corella, El Nani, de 29 a?os, tras ser arrestado por agentes de la Brigada de Polic¨ªa Judicial.
El mi¨¦rcoles 7 de diciembre de 1983 todo el pa¨ªs miraba hacia el aeropuerto de Barajas. Un Boeing 727 de Iberia choc¨® a las 9.50 con un DC-9 de Aviaco en las pistas del aer¨®dromo madrile?o. En el accidente perecieron 93 personas y lograron sobrevivir otras 42. Esa ma?ana amaneci¨® con densas nieblas en la capital.
Sin embargo, ese d¨ªa supuso el ¨²ltimo que fue visto con vida el representante Mariano Loriente, que trabajaba con la empresa de joyer¨ªa Recaredo Gonz¨¢lez Pazos, con sede en la calle de Carretas (Centro). Seg¨²n pudo reconstruir despu¨¦s la polic¨ªa, Lorente sali¨® de su casa, en la calle de Puerto Idiazabal, n¨²mero 19, en su veh¨ªculo particular, un Peugeot 504 con matr¨ªcula M-6590-DL de color blanco hueso. Tras dejar a una de sus hijas en el colegio, se dirigi¨® a la joyer¨ªa Majo, en la calle del Doctor Esquerdo, donde permaneci¨® una hora. "Vino porque ten¨ªa que entregar una pulsera a un cliente. Estaba solo y no parec¨ªa nervioso. ?sa fue la ¨²ltima vez que le vimos", se?al¨® ayer el joyero Joaqu¨ªn Peco, gerente del establecimiento.
Despu¨¦s visit¨® otras dos joyer¨ªas. La ¨²ltima de ellas se hallaba en la calle del Rinc¨®n de la Victoria, n¨²mero 8, en el barrio de Palomeras (Puente de Vallecas). Desde all¨ª llam¨® a su socio Recaredo Gonz¨¢lez al domicilio particular de ¨¦ste. Instantes despu¨¦s estuvo hablando con el due?o del establecimiento. Le relat¨® que el coche perd¨ªa l¨ªquido de frenos, por lo que ambos salieron a ver el Peugeot 504.
Dos bancos
El siguiente paso que dio Loriente fue trasladarse a la sucursal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid de la calle de Congosto (Villa de Vallecas), donde ingres¨® dos letras de cambio. A las 13.15 acudi¨® al Banco de Bilbao de la calle Real de Arganda, en el barrio de Santa Eugenia. All¨ª ingres¨® un tal¨®n bancario y 125.000 pesetas en efectivo. "Fue la ¨²ltima vez que fue visto por persona alguna, ignor¨¢ndose los pasos datos [sic] posteriormente por el desaparecido", se?alan los responsables policiales que instruyeron las diligencias previas del sumario 3009/84.
A partir de aqu¨ª, el detallado informe del Grupo X de Homicidios se vuelve una amalgama de posibilidades y conjeturas sobre el paradero de este hombre de 38 a?os. La voz de alarma surgi¨® por la noche, cuando Loriente no volvi¨® a su casa. Adem¨¢s, su costumbre de regresar a la oficina de Recaredo Gonz¨¢lez, en la calle de Carretas. El representante, si iba a retrasarse, avisaba antes por tel¨¦fono para que le esperaran. Al d¨ªa siguiente (8 de diciembre de 1983), los empleados de Gonz¨¢lez y la esposa de Loriente, Pilar Mart¨ªnez Gonz¨¢lez, entonces de 37 a?os, llamaron a todos los hospitales y a otros centros oficiales para ver si sab¨ªan de su paradero. La mujer y su socio acudieron a la comisar¨ªa de Centro, donde denunciaron los hechos. Entonces dieron una completa descripci¨®n: Loriente med¨ªa 1,90 metros, era de complexi¨®n fuerte, moreno, con el pelo corto y algo rizado. Usaba gafas graduadas. El d¨ªa de su desaparici¨®n vest¨ªa un traje de color gris.
El siguiente cap¨ªtulo en la desaparici¨®n de Loriente se escribe seis d¨ªas despu¨¦s, el 13 de diciembre, cuando agentes que estaban fuera de servicio localizaron el veh¨ªculo del representante en la tercera planta del aparcamiento subterr¨¢neo de la plaza Mayor, a escasos 15 metros de las plazas reservadas para la Brigada de Polic¨ªa Judicial, cuya sede estaba en esas fechas en la Puerta del Sol. El veh¨ªculo estaba cerrado y sin se?ales aparentes de violencia. Los an¨¢lisis del Gabinete de Identificaci¨®n de la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa no lograron hallar huellas.
Dos tipos de sangre
Dentro del veh¨ªculo fueron hallados el carn¨¦ de identidad de Loriente, su permiso de conducir y un abrigo perfectamente doblado. En los ceniceros hab¨ªa cinco colillas de cigarrillos. Las pruebas practicadas demostraron que tres de ellas fueron consumidas con boquilla. De las otras dos restantes, una hab¨ªa sido fumada por una persona con grupo sangu¨ªneo A y otra, por una persona del grupo O. "Mi marido ten¨ªa la sangre del grupo O negativo, pero no fumaba en esas fechas", declar¨® la esposa. Lejos estaban a¨²n las pruebas de ADN, que comenzaron a ser realizadas en Espa?a hacia el a?o 1993.
El entonces juez de instrucci¨®n n¨²mero 4 de Madrid, Luis Lerga, se encarg¨® de coordinar las investigaciones. ?stas desestimaron que Loriente hubiera desaparecido llev¨¢ndose el bot¨ªn de diamantes, ya que ese d¨ªa hizo diversos pagos de importantes cantidades de dinero. Lerga acudi¨® incluso a f¨®rmulas extrajudiciales, como acudir a un sacerdote y conocido parapsic¨®logo, Jorge Mar¨ªa Pil¨®n. ?ste crey¨® localizar "vestigios de la presencia de Loriente ya sin vida en un lugar pr¨®ximo a Orgaz (Toledo)". Sin embargo, la filtraci¨®n a la prensa de esta declaraci¨®n frustr¨® la b¨²squeda del cad¨¢ver del representante en este paraje de Toledo.
La falta de pruebas obligaron a Lerga a archivar el caso en dos ocasiones. Desde entonces, ni las pesquisas de Homicidios ni de Asuntos Internos de la polic¨ªa han permitido arrojar luz sobre este asunto. Mariano Loriente sigue siendo un caso pendiente olvidado en los archivos de la Brigada de Polic¨ªa Judicial.
Unos agentes pistoleros
La desaparici¨®n de Mariano Loriente es un caso lleno de enigma. Pilar Mart¨ªnez ha apuntado en todos estos a?os hacia el socio de su marido, Recaredo Gonz¨¢lez Pazos, como uno de los sospechosos de su desaparici¨®n: "?l y la mafia policial est¨¢n detr¨¢s de la muerte de mi esposo", afirm¨®.
"Eso pas¨® hace muchos a?os y es una cosa que quiero olvidar, aunque lo recuerdo muy a menudo", se limit¨® a decir Gonz¨¢lez el pasado viernes.
Y es que entonces en la Brigada Judicial de Madrid hab¨ªa un grupo de agentes corruptos que encargaban a ladrones los atracos que deb¨ªan cometer. Despu¨¦s, les arrebataban el bot¨ªn, del que s¨®lo se recuperaba una parte, los acribillaban a tiros sin darles opci¨®n a entregarse o a huir.
Tres semanas antes de la desaparici¨®n de Loriente, otro hecho destap¨® la urdimbre de corrupci¨®n de los polic¨ªas de los grupos antiatracos. El delincuente Santiago Corella, El Nani, desaparec¨ªa supuestamente en un descampado de Vic¨¢lvaro, tras ser detenido en su casa de Ciudad Lineal y ser torturado en las dependencias de la Puerta del Sol. Jam¨¢s se supo nada de ¨¦l. Un comisario y dos inspectores fueron condenados a 30 a?os de c¨¢rcel por su desaparici¨®n.
Y no fue el ¨²nico caso. Otros agentes de este grupo fueron condenados a largu¨ªsimas penas por matar a tiros, en septiembre de 1980, a tres atracadores de un banco de la avenida del Mediterr¨¢neo. Igual ocurri¨® con el presunto atracador Antonio Vilari?o Sanz, que fue cosido a tiros por un inspector, en octubre de 1983, cuando iba en un taxi por la plaza de Neptuno.
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