"Es interesante que el debate de las drogas haya salido a la calle"
Celina Pereda (Bilbao, 1950), m¨¦dica de profesi¨®n y presidenta de la ONG M¨¦dicos del Mundo en el Pa¨ªs Vasco, tiene actualmente un objetivo, que el programa de la primera sala de venopunci¨®n del Pa¨ªs Vasco sea un ¨¦xito. La narcosala abri¨® sus puertas el pasado 24 de noviembre en las dependencias que tiene esta organizaci¨®n en la capital vizca¨ªna y durante la primera semana 51 toxic¨®manos para los que el abandono de la droga resulta imposible eligieron inyectarse en sus dependencias en lugar de en la calle. "Es interesante que el debate de las drogas haya salido a la sociedad, incluso que, cada vez m¨¢s, se habla de poner en marcha un programa de dispensaci¨®n de hero¨ªna", dice Pereda.
"Si se normaliza la asistencia por parte de la estructura sanitaria p¨²blica, pues fenomenal"
"Aceptar unas normas de funcionamiento supone ya salir de su entorno marginal"
Pregunta. Antes de la apertura de la narcosala se?al¨® que el n¨²mero de usuarios que esperaban atender diariamente estaba en torno a los 80. ?Le parecen pocos 51?
Respuesta. Nos ha costado un a?o poner en marcha la sala. El d¨ªa que de verdad abrimos la puerta nos dijimos: "?y si ahora no vienen?". Porque el hecho de pasar de estar pinch¨¢ndose en esas escaleras que bajan a la R¨ªa o en sitios absolutamente excluidos y marginales, a venir a hacerlo a esta sala ya es dar un paso adelante. Significa aceptar unas normas de funcionamiento y unas condiciones higi¨¦nicas, y eso ya supone que esas personas salgan de su entorno marginal y quieran incorporarse a una nueva manera de consumir. Este es un nuevo recurso que favorece el acercamiento al sistema social y sanitario.
P. El horario de funcionamiento es de diez de la ma?ana a seis de la tarde. ?Es suficiente?
R. Todo depende de c¨®mo funcione; de la necesidad que haya, de c¨®mo eso impacta en el entorno y del apoyo econ¨®mico. Porque, aunque el voluntariado de M¨¦dicos del Mundo interviene en esos proyectos, tambi¨¦n hacen falta profesionales.
P. El cambio de hero¨ªna por coca¨ªna hace que los drogodependientes necesiten inyectarse varias veces al d¨ªa. ?Repiten la visita a la sala de venopunci¨®n para hacerlo?
R. S¨ª, repiten. Es un sector de la poblaci¨®n al que otros recursos ya asistentes, como el centro de la comisi¨®n ciudadana antisida y Hontza, les posibilita cierta normalizaci¨®n social.
P. Muchos ciudadanos se imaginan a los toxic¨®manos tan desarraigados que creen imposible que utilicen los servicios sociales.
R. Los utilizan, pero el problema es que, por la propia desestructuraci¨®n que sufren, no les podemos pedir una vida organizada.
P. Quiz¨¢ habr¨ªa que recordar que la narcosala no tiene como objetivo que los toxic¨®manos dejen la droga, sino que la consuman en las mejores condiciones higi¨¦nico sanitarias.
R. Y, sobre todo, decir que no es un centro que est¨¦ abierto las 24 horas del d¨ªa. Nuestro fin es facilitar el material necesario para que puedan hacer esas pr¨¢cticas con el m¨ªnimo riesgo sanitario. Pero, adem¨¢s, se van a impartir talleres sobre protecci¨®n sexual, prevenci¨®n de enfermedades contagiosas, y otros.
P. Un colectivo de vecinos de la zona exige que sea Osakidetza quien gestione la sala y no M¨¦dicos del Mundo.
R. Cuando abrimos la consulta para inmigrantes que carec¨ªan de papeles, dijimos que lo hac¨ªamos con la voluntad de desaparecer; que nuestro objetivo es atender a los que carecen de servicios o a los que su situaci¨®n de exclusi¨®n no les permite acceder a ellos. Y con el programa de la sala, pues igual. Jugamos un papel importante, pero habr¨¢ que ir viendo c¨®mo se normaliza la asistencia. Desde luego, nuestro objetivo va a ser siempre la mejor atenci¨®n para este sector de la poblaci¨®n, no decimos que debemos ser nosotros quienes lo hagamos. Si se normaliza dentro de lo que es la estructura sanitaria, pues fenomenal, que all¨ª se vaya y all¨ª se atienda. Nosotros, totalmente de acuerdo.
P. ?Ha empezado a repercutir favorablemente en el barrio la existencia de la narcosala?
R. En la sala de consumo de Ginebra el a?o pasado se recogieron 30.000 jeringuillas, que, por lo tanto, son las que hay que descontar del entorno. Es bastante significativo.
P. ?Ha aparecido ninguna jeringuilla en los alrededores de la sala?
R. No, y vamos a intentar que se siga as¨ª.
P. ?Se est¨¢ empezando a dibujar un panorama en el que el toxic¨®mano no es ya alguien apestado y sin derecho a nada?
R. Es interesante que el debate de las drogas haya salido a la sociedad e, incluso, que cada vez m¨¢s se hable de poner en marcha un programa de dispensaci¨®n de hero¨ªna. Me parece una medida estupenda, siempre que no olvidemos otras, como la prevenci¨®n, sobre todo en los j¨®venes. En general, la gente se da cuenta de que este sector de poblaci¨®n sufre una enfermedad cr¨®nica y que es necesario atenderlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.