Benicio del Toro defiende en Cuba que Hollywood se abra a los cineastas latinos
El actor puertorrique?o es uno de los protagonistas de '21 gramos', del mexicano I?¨¢rritu
La primera pregunta es una provocaci¨®n: Benicio del Toro, en Cuba: ?por qu¨¦? "?Y por qu¨¦ no?", contesta, con l¨®gica demoledora. "Me interesan el cine cubano y el Festival de Cine de La Habana. Adem¨¢s, soy amigo de algunos actores, como Luis Alberto Garc¨ªa o Jorge Perugorr¨ªa, y como all¨¢ no ponen sus pel¨ªculas, pues vengo aqu¨ª a verlos", cuenta el actor asomado al malec¨®n desde el hotel Nacional. Del Toro defiende que Hollywood se abra a guionistas y directores latinoamericanos para romper con los actuales estereotipos de "lo latino" y enriquecer as¨ª su cinematograf¨ªa.
Ciertamente, para Benicio del Toro Cuba no es un pa¨ªs extra?o. Su primer viaje lo hizo en 1991, cuando ten¨ªa 24 a?os y era un actor desconocido. Por aquel entonces s¨®lo hab¨ªa trabajado en un episodio de Corrupci¨®n en Miami y hab¨ªa rodado Licencia para matar, una pel¨ªcula de James Bond en la que mor¨ªa despedazado en una trituradora, papel que no le hizo saltar a la fama.
Aquel verano del 91 se celebraron en Cuba unos juegos deportivos panamericanos, y pas¨® dos semanas en La Habana disfrutando de las competiciones. "Siempre me confund¨ªan con cubano. ?bamos al malec¨®n y tom¨¢bamos de ese ron clandestino, chispadetr¨¦n", cuenta con esa voz pastosa que ha hecho famosa en sus pel¨ªculas. "Estuve en el partido de b¨¦isbol que jugaron Cuba y Estados Unidos; y como siempre estoy a favor del m¨¢s d¨¦bil, pues iba con Estados Unidos, porque los cubanos juegan pelota mucho mejor".
Mientras habla, le interrumpen para un recado: trae en su equipaje un term¨®metro para un bebito de unos amigos cubanos y se lo tiene que entregar a alguien. Despu¨¦s le viene a ver un doctor, y luego alguien del Festival de Cine le trae un v¨ªdeo de Suite Habana, la ¨²ltima pel¨ªcula de Fernando P¨¦rez. "De ¨¦l he visto Clandestinos, me gust¨® mucho", afirma Del Toro, aunque confiesa que su pel¨ªcula cubana preferida es Memorias del subdesarrollo, del desaparecido Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea. "Para m¨ª, Memorias... es una inspiraci¨®n, la he visto muchas veces, es una pel¨ªcula que trasciende".
Benicio del Toro no hace sesudos an¨¢lisis pol¨ªticos, pero considera que la imagen que se transmite de Cuba en los medios masivos de comunicaci¨®n es incompleta. "Le quitan lo humano. S¨®lo dejan los esquemas pol¨ªticos, y si hablan de alguien, hablan de Fidel, pero no de los dem¨¢s cubanos".
?Sigue teniendo sentido la revoluci¨®n cubana hoy d¨ªa? En su rostro aparece una sonrisa y se remonta a su segundo viaje a Cuba, en 2001, para presentar Traffic. "Iba con Luis Alberto y Perugorr¨ªa caminando por La Habana Vieja, estaba oscureciendo, y al vernos pasar, confundi¨¦ndome, alguien dijo: 'Jack Nicholson, El Resplandor'. Un poco m¨¢s all¨¢ veo a un muchacho. Viene caminando hacia m¨ª, mal vestido, y sent¨ª lo mismo que me ha ocurrido en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina: pens¨¦, ¨¦ste me va a asaltar. Yo lo miro, esperando por d¨®nde va a sacar el cuchillo, y el chico, muy educado, me pregunta sobre qu¨¦ significaba eso de El Resplandor, porque no lo hab¨ªa entendido".
Benicio del Toro tiene 36 a?os y un buen n¨²mero de canas en la cabeza. Esta tarde lleva una gorra naranja de pelotero, que no le hace juego con su chaqueta azul, pero eso es lo de menos. Dentro de poco viajar¨¢ a Europa a promocionar su ¨²ltima pel¨ªcula, 21 gramos, el segundo filme del mexicano Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu (Amores perros), con Sean Penn y Naomi Watts como compa?eros de reparto.
"No es una pel¨ªcula de acci¨®n, de efectos especiales. Lo que mueve el filme son los personajes, su acci¨®n dram¨¢tica", afirma Del Toro de 21 gramos, una met¨¢fora de la vida que parte de una singular creencia: que todos los seres humanos al morir perdemos 21 gramos en ese ¨²ltimo estertor. Del Toro, que encarna a un ex convicto que ha encontrado en Dios y en la religi¨®n la forma de redimirse, ha sido elogiado por la cr¨ªtica norteamericana, que ya habla de ¨¦l como un firme candidato al Oscar.
El actor puertorrique?o, ganador de una estatuilla al mejor actor secundario por su papel de polic¨ªa mexicano en Traffic, considera que 21 gramos es una "pel¨ªcula importante" por varios motivos. Uno de ellos es que "es un filme rodado en ingl¨¦s, hecho en EE UU, pero con un director latino, un guionista latino y un director de fotograf¨ªa y un actor que tambi¨¦n lo son".
Seg¨²n Benicio del Toro, hay muchos y buenos actores hispanos trabajando en Hollywood -cita a Javier Bardem, Antonio Banderas, Pen¨¦lope Cruz y Jordi Moll¨¤-, pero, en cambio, son pocos los directores y guionistas. "Cuantos m¨¢s haya, menos estereotipos y t¨®picos habr¨¢ en Hollywood sobre lo que se supone que es o debe ser lo latino".
Pasa por los jardines del Nacional un camarero con un mojito y, sin quererlo, volvemos a aterrizar en Cuba. "Cuba atrapa. Atrapa por muchas cosas: por nostalgia; por ser uno de Puerto Rico; por el calor, por el sentido del humor, por el ritmo y la humanidad de los cubanos". Para terminar, como latigazos, tres ideas concretas. Revoluci¨®n: "Ir contra lo establecido"; Irak: "Que el horror acabe cuanto antes"; Fidel Castro: (pausa) "La historia y el tiempo dir¨¢n".
![Benicio del Toro, en el hotel Nacional de La Habana.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LJ4GNLYPCUIV6FXXKPNTHRYJ2M.jpg?auth=66d1132c57d3303014c64922dac4a1ac888ce6ac59c35cf448e13432deaa9fb2&width=414)
Una camiseta por unos vaqueros
Sobre su primer contacto con la realidad cubana, cuenta Benicio del Toro una an¨¦cdota que vale oro: "Fue en 1979, durante unos Juegos Panamericanos que se celebraron en Puerto Rico. Yo era un chamaco, ten¨ªa doce o trece a?os, y me la pasaba metido en los partidos de baloncesto. Estaba todo el d¨ªa all¨ª, y el equipo cubano se encari?¨® conmigo. Me invitaban, me sentaba con ellos. Era mi equipo. Un d¨ªa, al capit¨¢n, Ruperto Herrera, le ped¨ª que me diera su camiseta. ?l me dijo que me la cambiaba por un pantal¨®n vaquero. Al d¨ªa siguiente le ped¨ª el dinero a mi padre, se lo compr¨¦ y se lo llev¨¦. Para m¨ª, en aquel momento, tener aquella camiseta de Cuba fue lo m¨¢s grande del mundo".
Del Toro quiz¨¢ no lo sepa, pero hoy Herrera es el presidente de la Federaci¨®n Cubana de Baloncesto, y seguramente no usar¨¢ ya vaqueros. En 1979, sin embargo, tener unos pantalones de ese tejido era lo m¨¢s para un joven cubano, quiz¨¢ m¨¢s que ser una estrella del baloncesto.
Hoy, desde los jardines del hotel Nacional, asomado al malec¨®n de La Habana, Benicio del Toro recuerda aquellas experiencias de juventud y habla tambi¨¦n del futuro. En alguna ocasi¨®n ha confesado ser un poco vago, aunque la fama que tiene en el gremio es m¨¢s bien de riguroso. Por eso, quiz¨¢, la idea de comenzar a dirigir sus propias pel¨ªculas est¨¢, de momento, pospuesta. "Me interesa, desde luego, pero es algo a madurar. Hay que tener sentido de la responsabilidad", dice, mirando de reojo un mojito.
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