Freddy vive el doble
Cuando era peque?o, ten¨ªa colgado en mi habitaci¨®n un p¨®ster del Camp Nou. Como en esa ¨¦poca la televisi¨®n no daba muchos partidos del Bar?a, yo me montaba mi pel¨ªcula escuchando a Puyal en la radio y mirando fijamente al p¨®ster. En esa pantalla plana identificaba gol norte y gol sur, banquillo y palco, y en ella mi imaginaci¨®n situaba n¨ªtidamente las internadas de Rexach por la banda, los regates de Cruyff o las paradas de Sadurn¨ª. Esa concentrada soledad de domingo por la tarde todav¨ªa no me ha abandonado, porque hoy en d¨ªa me sigue gustando ver los partidos a mi aire, sin mucha gente a mi alrededor, pero reconozco que desde hace unos d¨ªas ven¨ªa jugando con una idea algo extravagante: ver el Bar?a-Madrid junto a Ronaldo, en carne y hueso.
Freddy es el sosias de Ronaldo. Se le puede invitar a fiestas, banquetes y jolgorios para darse uno pisto con su presencia
Ll¨¢menme iluso si quieren, pero resulta que ahora, por una cifra nada exagerada, uno puede contratar al hermano gemelo de Ronaldo (o algo as¨ª) e invitarle a su casa a ver el partido. La Central del Espect¨¢culo, una empresa de Barcelona, ofrece una larga n¨®mina de dobles de famosos -Jack Nicholson y Tom Jones, la Reina de Inglaterra y Madonna- que se ganan la vida asistiendo a fiestas y eventos. El doble de Ronaldo, que en su otra vida se llama Freddy de Albuquerque, es uno de los que m¨¢s trabaja porque el parecido con el futbolista es prodigioso. Cuando habla tambi¨¦n parece un jugador brasile?o, aunque muestra m¨¢s entusiasmo y alegr¨ªa que Rivaldo, Romario o el propio Ronaldo. Reconoce que le encanta ser el doble de Ronaldo y que se lo pasa en grande con esa vida paralela. Freddy tambi¨¦n es brasile?o, de Bah¨ªa, y lleg¨® a Barcelona hace un par de a?os. Est¨¢ terminando de estudiar cocina y trabaja en un restaurante de Bigues. Tiene 24 a?os, mide cinco cent¨ªmetros menos que el Ronaldo real -"pero con las botas no se nota"- y pesa "exactamente los mismos kilos que ¨¦l". "Yo tambi¨¦n hago un poco de barriguita", reconoce, "igual que todos los brasile?os, como Romario, ?recuerdas?".
Freddy cuenta que en su pa¨ªs ya le confund¨ªan con Ronaldo, pero que ha sido en Espa?a donde el fen¨®meno ha estallado. En el avi¨®n que le llevaba a Barcelona desde Brasil las azafatas le sonre¨ªan de forma diferente, y los polic¨ªas del aeropuerto le pidieron aut¨®grafos para sus hijos. Para integrarse en su nuevo pueblo, empez¨® a jugar con el Bigues. De delantero centro, por supuesto. "Yo era el Ronaldo del Bigues, as¨ª me llamaban, y los jugadores del equipo contrario se asustaban cuando me ve¨ªan por primera vez". Un a?o despu¨¦s tuvo que dejar el f¨²tbol por su trabajo, pero dice que es bueno con el bal¨®n: lo demuestra a menudo, cuando en alg¨²n acto tiene que vestirse de corto, con el equipaje del Real Madrid, y dar cuatro toques con la pelota. Freddy / Ronaldo empez¨® a trabajar en la Central de Espect¨¢culos poco antes del verano y desde entonces no ha parado. Sali¨® por la tele y el trabajo se dispar¨®. Le llaman de las discotecas en los fines de semana, por ejemplo. "El coche de lujo es b¨¢sico", cuenta. Freddy llega a la discoteca en un coche de lujo alquilado, pues, con dos guardaespaldas (que no son dobles de los guardaespaldas del Ronaldo verdadero) y firma aut¨®grafos durante una hora. Luego se vuelve a marchar, apresurado y en loor de multitudes. De nuevo en el coche de lujo, sale de su personaje y es Freddy otra vez. Aunque dice no aprovecharse de su condici¨®n de sosias (y sonr¨ªe), esta actividad le ha proporcionado un mont¨®n de an¨¦cdotas. Recuerda que en un restaurante de Madrid le pag¨® la cuenta otro comensal, y que una vez fue el regalo de cumplea?os de una se?ora a su marido: "?l era del Bar?a, y se re¨ªa de verdad por la broma, pero dec¨ªa que le hubiera gustado m¨¢s que yo llevara el uniforme del Bar?a y no del Madrid".
A veces los seguidores que le confunden tambi¨¦n pueden ser pesados. Freddy recuerda un d¨ªa en el mercado de Bigues: un tipo les sigui¨® a ¨¦l y a su mujer durante una hora, cant¨¢ndoles canciones brasile?as todo el tiempo, hasta que Freddy, un poco molesto, le repiti¨® cien veces que ¨¦l no era Ronaldo, no-era-Ro-nal-do. Son gajes del oficio, admite Freddy, que est¨¢ perfectamente al d¨ªa de la vida de Ronaldo: procura vestirse siempre con ropa Nike -"aunque tengo que compr¨¢rmela, a ¨¦l se la regalan"-, toma el sol cuando Ronaldo est¨¢ bronceado y se corta el pelo igual que el astro brasile?o. "Ahora me estoy dejando perilla".
Con su trabajo como Ronaldo, Freddy vive el doble. Pero hay m¨¢s: su esposa, Gracei, tambi¨¦n brasile?a, es la doble de Ronaldinha, y a veces pueden trabajar juntos. "Eso se est¨¢ acabando", acepta Freddy, "porque parece que el Ronaldo real se va a divorciar. Pero yo no, ni por exigencias del gui¨®n". Antes del encuentro Bar?a-Madrid, Freddy se planteaba ir al campo, aunque admit¨ªa que le daba un poco de miedo por si los aficionados azulgrana la tomaban con ¨¦l. Falsa alarma: el s¨¢bado, con el verdadero Ronaldo los cul¨¦s fueron generosos. Todo lo cual me da una idea: el presidente Laporta deber¨ªa contratar a Freddy / Ronaldo para que recite poemas o cante el himno del Bar?a en los pr¨®ximos encuentros con el Madrid. Los socios azulgrana le aplaudir¨ªan y dar¨ªan otra lecci¨®n de civismo. Despu¨¦s Freddy se situar¨ªa en el banquillo del Bar?a, junto a los suplentes, y descentrar¨ªa a los jugadores del Madrid. Es s¨®lo una propuesta, pero si no funciona, Freddy ya sabe que puede venir a ver el partido en mi casa.
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