La Acadia perdida
La Corona brit¨¢nica reconoce que fue una injusticia expulsar en 1755 a los acadianos, emigrantes franceses establecidos en Canad¨¢
El Gobierno de Canad¨¢, en nombre de la reina Isabel II de Inglaterra, proclam¨® ayer el reconocimiento oficial de una injusticia cometida en 1755. En aquel a?o, soldados ingleses confiscaron los bienes y expulsaron a los acadianos, ciudadanos de origen franc¨¦s asentados desde el siglo XVII en el oeste del Canad¨¢ actual, en Nueva Escocia, Nueva Brunswick y la isla del Pr¨ªncipe Eduardo, a la que llamaron Acadia inspirados por la leyenda griega de Arcadia, el para¨ªso perdido de los hombres felices en la naturaleza pr¨®diga.
Pero la historia no sigui¨® los derroteros del mito. En 1713 los acadianos, campesinos cat¨®licos, hab¨ªan pasado a depender de la Corona brit¨¢nica debido al Tratado de Utrecht firmado entre Inglaterra y Francia. La tormenta acumulada como reflejo de los conflictos europeos entre los dos pa¨ªses, que repercut¨ªan en las posesiones de ultramar, desemboc¨® en 1754 en la guerra de franceses y sus aliados indios contra ingleses y sus aliados indios. En 1755 el gobernador brit¨¢nico Charles Lawrence pidi¨® a los acadianos un juramento de fidelidad. ?Cat¨®licos bajo el yugo protestante? La mayor¨ªa se neg¨®. El gobernador se veng¨® desperdig¨¢ndolos. Los que no pudieron huir fueron encarcelados en Inglaterra o deportados a las 13 colonias del sur, pero casi todas les rechazaron.
Espa?a les ofreci¨® repoblar Luisiana; de esa migraci¨®n vienen los cajoun
Tras la c¨¢rcel y el destierro, decenas de miles llegaron con grandes penalidades a la Francia de la que hab¨ªan salido sus antepasados. Pero "ya no eran franceses, eran americanos", dice por tel¨¦fono desde Montreal Euclide Chiasson, presidente de la Sociedad Nacional Acadiana, as¨ª que la mayor¨ªa trat¨® de volver a casa. Consiguieron el permiso en 1764, pero con fuertes restricciones: no pod¨ªan recuperar sus propiedades ni concentrarse demasiado. Muchos aprovecharon la oportunidad que les ofreci¨® la Corona espa?ola, soberana entonces en Luisiana e interesada en repoblar la zona. De esa migraci¨®n vienen los cajoun, que a¨²n tienen cientos de miles de descendientes y que han modelado la identidad cultural de la actual Luisiana.
Aquella tragedia se conserva en la memoria de los acadianos como Le Grand D¨¦rangement (La Gran Expulsi¨®n). Desde hace decenas de a?os, sus descendientes -300.000 directos y 1,5 millones indirectos, seg¨²n la Sociedad Nacional, repartidos entre Quebec y las cuatro provincias atl¨¢nticas de Canad¨¢, adem¨¢s de los cajoun de Luisiana- intentaban conseguir una disculpa brit¨¢nica. La llama se ha mantenido viva gracias a la Sociedad, fundada en 1881, que ha transmitido las se?as de identidad del grupo: la historia, el himno y una bandera, la francesa con una estrella dorada.
Ayer, en Ottawa, Adrienne Clarkson, la gobernadora general de Canad¨¢, representante de la reina, firm¨® la proclamaci¨®n en la que la Corona reconoce que hizo mal expulsando a los acadianos. "Es muy importante para nosotros. Cuando ¨¦ramos peque?os estudiamos en el colegio la historia desde el punto de vista brit¨¢nico, la historia seg¨²n los que nos hab¨ªan deportado", dice Chiasson.
?La reina no pide perd¨®n entonces? "No, no pide perd¨®n, pero casi. Acepta que lo que se hizo fue malo y que caus¨® enormes sufrimientos. No llega a lo que nos hubiera gustado, pero no est¨¢ mal", cree Chiasson.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.