EE UU criba la justicia de Irak
S¨®lo hay 660 jueces y trabajan en unas condiciones ca¨®ticas; muchos piden armas para poder defenderse
"La justicia era absolutamente arbitraria. Los jueces ten¨ªan p¨¢nico", asegura el magistrado Mahmud Abdul Fat¨¢. Es bien sabido que hablar de justicia independiente en el Irak de Sadam Husein (1979-2003) es un sarcasmo. Pero en Mesopotamia, regi¨®n que 1.800 a?os antes de Cristo vio nacer la primera compilaci¨®n escrita de leyes de la humanidad -el C¨®digo de Hamurabi-, s¨®lo establecer un sistema judicial digno de tal nombre va a requerir una tarea ¨ªmproba. Y conseguir que funcione, Dios y ayuda.
Para empezar hay que eliminar numerosos vestigios del pasado m¨¢s reciente. Tres iraqu¨ªes y tres extranjeros forman un comit¨¦ encargado de entrevistar a los 725 jueces que ejerc¨ªan en Irak antes del 20 de marzo, cuando la coalici¨®n anglo-estadounidense invadi¨® el pa¨ªs. "Se trata de expulsar a los corruptos que manten¨ªan estrechos v¨ªnculos con el r¨¦gimen. Unos 120 ya han sido expulsados", afirma Abdul Fat¨¢. Pero la labor de limpieza contin¨²a.
As¨ª las cosas, hoy d¨ªa "desempe?an su labor en los tribunales iraqu¨ªes 660 jueces aproximadamente", seg¨²n el ministro de Justicia, Hashim al Shibli, 65 menos de los que firmaban sentencias hace s¨®lo ocho meses, cuando el tirano de Tikrit reg¨ªa los desatinos del pa¨ªs sin contemplaciones. Al menos 60 flamantes jueces han comenzado a ejercer y a aplicar c¨®digos que datan de las d¨¦cadas sesenta y setenta, que proceden a su vez de leyes impuestas bajo el mandato brit¨¢nico que concluy¨® en 1958. Son s¨®lo unos centenares para un pa¨ªs que ronda los 25 millones de habitantes. En Espa?a, con 40 millones, y sin ser tampoco el para¨ªso en esta materia, son 3.000.
Pero el problema m¨¢s acuciante al que se enfrentan los juzgados es el de la seguridad. "Recientemente", recuerda Abdul Fat¨¢, "un juez orden¨® la detenci¨®n de un hombre. Sin demora, muchos individuos de su clan se presentaron en el juzgado Kal¨¢shnikov en mano y exigieron su liberaci¨®n". Abdul Fat¨¢ no puede precisar la decisi¨®n que adopt¨® el juez, pero lo que es seguro es que lo hizo con el miedo metido en el cuerpo. En pocos meses, tres jueces han sido asesinados en diferentes ciudades.
Fuentes de la Autoridad Provisional para Irak se?alan que hay jueces que han comenzado a solicitar permisos para portar armas. Subraya Abdul Fat¨¢ que antes de la guerra "ni el 1% de los jueces las llevaba". Pero la violencia afecta sobre todo a los menos bravos. Samira es una abogada que no est¨¢ dispuesta a trabajar con la pistola en el bolso. Y ha elegido una soluci¨®n dr¨¢stica: "He cerrado mi despacho", afirma.
El d¨ªa a d¨ªa en los juzgados es un permanente quebradero de cabeza. En una corte del c¨¦ntrico barrio bagdad¨ª de Karrada, rodeada de abundantes restos putrefactos de comida, ejerce Luway Elali. Es un abogado penalista cincuent¨®n que recuerda c¨®mo funcionarios de la judicatura y autoridades policiales maltrataban a los letrados en la ¨¦poca de Sadam. "Nos exig¨ªan continuos sobornos", afirma Elali, que subraya que la situaci¨®n, lejos de mejorar, ha empeorado en ocho meses de completo desbarajuste. "Es grav¨ªsimo. El Consejo de Gobierno
[organismo controlado por la Autoridad Provisional para Irak] ha depurado a jueces y altos mandos policiales. Sin embargo, se ha olvidado de renovar a los agentes y funcionarios de a pie. Y, como la situaci¨®n econ¨®mica es lamentable, ahora exigen a¨²n m¨¢s dinero".
Por si fuera poco, elementos de prueba esenciales para dictar sentencias simplemente no existen. Elali afirma que muchos funcionarios han destruido papeles para poder reclamar dinares por los nuevos tr¨¢mites. "S¨®lo a veces los particulares poseen copias de los documentos para probar, por ejemplo, que un terreno les pertenece". Sin escritos oficiales, numerosos procesos deben comenzar a instruirse desde el principio. Los demandantes optan en estos casos por aportar testigos. Y entonces el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Abdul Fat¨¢ incide en un obst¨¢culo casi insalvable: "Incluso para probar deudas se recurre a la prueba testifical. Pero no es extra?o que ambas partes presenten testigos que se contradicen". ?Qu¨¦ hace el juez? "No puede darle la raz¨®n al demandante". El asunto queda sin resolver a la espera de nuevas pruebas, con un peligro: que los particulares traten de hacer justicia por su cuenta, algo que sucede con mucha frecuencia.
Pero Luway Elali no desea echar la culpa de todos los desastres al empedrado. A su juicio, el partido Baaz no es culpable de todos los males, ni tampoco las tropas estadounidenses. "Tambi¨¦n es responsable la poblaci¨®n, que asalt¨® los tribunales y los registros porque todo lo identificaba con el r¨¦gimen de Sadam". Sobre la coyuntura que atraviesa la justicia en Irak hay una sentencia un¨¢nime: es un caos.
Escuela de futuros magistrados
Mahmud Abdul Fat¨¢ ejerc¨ªa como juez de familia en Mamuhdiya, 30 kil¨®metros al sur de Bagdad. Ahora afronta otra tarea no exenta de obst¨¢culos. Es director de Estudios del Centro de Formaci¨®n Judicial, la escuela que instruye durante dos a?os a los futuros magistrados de Irak. Abdul Fat¨¢ explica que las enormes carencias de transporte y la falta de seguridad obligan a que los alumnos pasen menos horas de clase. Normalmente, cada a?o comienzan los estudios entre 350 y 700 aspirantes de entre 28 y 40 a?os. Pueden elegir una corte en cualquier ciudad iraqu¨ª para sus pr¨¢cticas de verano.
Abdul Fat¨¢ asegura que en la escuela se han propuesto transformar radicalmente el sistema de acceso a la judicatura. "Durante el r¨¦gimen de Sadam", afirma, "no bastaba la graduaci¨®n. Era necesaria la firma del presidente. Esto va a cambiar. El tribunal juzgador de los alumnos lo decidir¨¢ todo a partir de ahora".
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