Berlusconi: "Me fall¨® la fantas¨ªa"

La capacidad de persuasi¨®n le fall¨® esta vez a Silvio Berlusconi. Y la fantas¨ªa mediterr¨¢nea. "Siempre la tengo, pero esta vez no fue suficiente", confes¨® ayer el primer ministro italiano y presidente de turno de la UE hasta dentro de dos semanas en la conferencia de prensa que puso colof¨®n a la Cumbre de Bruselas. Il Cavaliere lleg¨® a la capital comunitaria a¨²n convaleciente de una gastroenteritis y reconoci¨® a alguno de sus colegas que no se encontraba en su mejor momento. Sin embargo, no le falt¨® la habitual verborrea y el recurso a la broma y el chiste, que en algunos momentos caus¨® cierto embarazo: "Gerhard, cuenta algo de mujeres, que t¨² de eso sabes mucho", le lanz¨® a Schr?der en el almuerzo de la primera jornada en alusi¨®n a los cuatro matrimonios del canciller alem¨¢n. Ante el silencio glacial, prob¨® con Joschka Fischer, el ministro de Exteriores germano, que es tambi¨¦n un viejo routier en casamientos.

"Gerhard, cuenta algo de mujeres, que t¨² de eso sabes mucho", dijo Berlusconi al alem¨¢n

"Mire, me disgusta que me haga ese cr¨ªtica y no he sacado tal impresi¨®n de ninguno de mis colegas, que me han felicitado y me han aplaudido", le contest¨® a una periodista irlandesa cuando le dijo que algunas de las delegaciones se hab¨ªan quejado por comentarios sexistas del pol¨ªtico y magnate italiano y por haberles dado plant¨®n en los encuentros bilaterales. La tardanza afect¨® incluso al saludo protocolario de bienvenida en la segunda jornada de la cumbre. Cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar lleg¨® por la ma?ana al Justus Lipsius, el edificio del Consejo de Ministros de la UE, ¨¦l no estaba. Estaba enclaustrado en su suite en el hotel Conrad haciendo llamadas e interes¨¢ndose por las ¨²ltimas noticias de Tokio, donde hoy su equipo, el Milan, disputa la Copa Intercontinental con los argentinos del Boca Junior. Precisamente se hab¨ªa puesto ¨¦l mismo como plazo l¨ªmite para cerrar la reuni¨®n las once de la ma?ana de hoy, cuando empieza el partido.

"Si recurr¨ª a la broma fue porque precisamente vi que el clima era un poco bajo de moral. Tengo experiencia sobre ello. S¨¦ c¨®mo tratar a la gente. No olvide que soy un l¨ªder de profesi¨®n, que dirige equipos pol¨ªticos, comerciales y deportivos y que los llevo a la victoria. S¨¦ como utilizar el palo y la zanahoria", le contest¨® a la perpleja periodista. Y todo ello para sacar uno de sus repetidos clich¨¦s: el acoso de la prensa extranjera a su persona. "Me disgustan esas cr¨ªticas externas, que est¨¢n lejos de la realidad humana". Pero no perdi¨® la compostura: "Les deseo a todos ustedes felices navidades y que todos sus sue?os sean posibles".

Para el jefe del Gobierno italiano fue una de las cumbres europeas m¨¢s amargas pese a los elogios que, seg¨²n ¨¦l, recibi¨®. Algunos de sus colegas le acusan en privado de no haber hecho bien los deberes, de esperar demasiado a afrontar lo que desde el primer momento se adivinaba que iba a ser la batalla de todas las batallas: el reparto de poder y las exigencias de Espa?a y Polonia por mantener lo alcanzado en Niza. "Tengo una soluci¨®n en el bolsillo", aseguraba en la v¨ªspera del encuentro. ?Le falt¨® cautela? "No lo creo. Soy optimista por naturaleza y en una negociaci¨®n hay que serlo m¨¢s. Si acaso, no deb¨ª decir que ser¨ªa milagroso que hubiera un acuerdo, porque yo creo en los milagros. Claro, que no siempre se producen", le contest¨® a otro periodista.

En la madrugada de ayer ya percib¨ªan varias delegaciones que la cumbre abocaba al fracaso. "Empiezo a presagiar que va a ser corta", opinaba el primer ministro luxemburgu¨¦s, Jean-Claude Juncker. Poco antes hab¨ªan ido desapareciendo una a una todas las delegaciones. La cena oficial de los 25 l¨ªderes no se celebraba. Se marchaban primero los representantes de los pa¨ªses peque?os y despu¨¦s los grandes tras confesarse sin mucho ¨¦xito con Berlusconi. ?ste empezaba a vislumbrar la borrasca y se largaba al hotel con su fiel colaborador, Paolo Bonauiti. Ni siquiera los ministros de Exteriores acordaban cenar juntos. La espa?ola Ana Palacio deambul¨® unos minutos por los pasillos en busca del refrigerio. No lo encontr¨® y enfil¨® la huida. Reflejo de la confusi¨®n reinante. "Nunca hemos trabajado menos", confesaba un miembro de la delegaci¨®n brit¨¢nica. Esperaban y esperaban al resultado de los denostados confesionarios y a que se reuniera el plenario. "No queremos que se repita la experiencia de Niza", manifest¨® hace dos meses el ministro italiano, Franco Frattini. Pero se repiti¨® la misma historia. Esta vez para nada. Jacques Chirac amenazaba con regresar a Par¨ªs. La presidencia convocaba primero una reuni¨®n plenaria a las once, luego la retrasaba dos horas y la cerraba 30 minutos despu¨¦s para constatar la fumata nera. El almuerzo fue como un funeral. En esta ocasi¨®n, Il Cavaliere prefiri¨® no hacer el showman y dejar para mejor momento chistes como los contados el d¨ªa anterior. Se prepar¨® para el caliz amargo de la prensa. "Yo prefiero ver la botella medio llena antes que medio vac¨ªa", dijo. Su rival pol¨ªtico, el presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, que la noche anterior, harto, se fue a cenar un plato de pasta a su casa, contest¨®: "Yo veo el vaso vac¨ªo". A ¨¦ste le queda una satisfacci¨®n inconfesable: la negociaci¨®n de la Constituci¨®n no se ha concluido bajo presidencia italiana.