El orgullo de la literatura africana
Los autores africanos participantes en TransLit, que acab¨® ayer, defienden sus creaciones frente a los estereotipos occidentales
La literatura africana y caribe?a hall¨® su casa este fin de semana en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB). El encuentro de literatura entre continentes TransLit cerr¨® ayer su quinta edici¨®n, en la que 20 autores de 14 pa¨ªses han expuesto a los europeos la creatividad de su literatura, han desmontado estereotipos y han reivindicado su espacio.
Escritores de Cabo Verde, Camer¨²n, Benin, Angola, Nigeria, Uganda, Senegal y Mal¨ª compart¨ªan mesa el s¨¢bado por la ma?ana en la cafeter¨ªa de la Casa de la Caritat e intercambiaban risas, reflexiones, libros e ideas. Las posturas eran variadas, tanto como lo es la propia ?frica. En la jornada se abordaban dos de los temas m¨¢s t¨®picos cuando se habla de creaci¨®n en esas zonas del planeta: la fuerza de la literatura oral y la represi¨®n pol¨ªtica.
"La tradici¨®n oral va a desaparecer y no crece el n¨²mero de lectores", se lamenta Ousmane Diarra
"Europa no ve otra ?frica que la que sufre. Existen la pobreza, las dificultades, la enfermedad y el hambre, pero esto tambi¨¦n nos obliga a ser m¨¢s creativos que nunca. Cada d¨ªa en ?frica es una lucha por la vida, es un continente que bulle, y eso se ve reflejado en nuestra literatura", aseguraba decidida Ken Bugul (Louga, Senegal, 1948). Su obra, de fuerte car¨¢cter autobiogr¨¢fico, se compone de cuatro novelas, dos de ellas traducidas al castellano: El baobab que enloqueci¨® (Editorial Zanz¨ªbar) y La locura y la muerte (El Cobre Ediciones). Bugul mantiene la fuerza, el orgullo y el optimismo africanos. "Somos pobres, pero tambi¨¦n positivos, porque es la ¨²nica forma de vivir con dignidad. En Europa tambi¨¦n hay pobreza. La hay econ¨®mica y mental, porque el europeo no es feliz. Agacha la cabeza frente al sufrimiento y se convierte en alguien triste, insolidario". Bagul no se lo piensa dos veces cuando se le pregunta por qu¨¦ escribe en franc¨¦s. "Porque me apetece", es su respuesta. "Escribo el franc¨¦s de casa, de mi pueblo. Nos hemos apropiado de la lengua y la hemos hecho nuestra, le hemos a?adido nuestra manera de acercarnos a la vida. ?frica debe hacerse comprender, y eso es imposible si se utilizan lenguas muy minoritarias". El africano apenas puede consultar las obras que se escriben en su continente: europeos y norteamericanos siguen siendo los grandes editores y consumidores de estos libros. A esto hay que a?adir, seg¨²n el investigador Ruy Duarte (portugu¨¦s de nacimiento pero nacionalizado angol¨¦s), el peligro que vive la literatura oral, modo de conservaci¨®n de la historia de estos pueblos. "Esta tradici¨®n ha sido rasgada y pr¨¢cticamente destruida desde la entrada del europeo. Frente a ella, surge en las grandes ciudades una nueva literatura oral producto de la desestructuraci¨®n de todo, una literatura mucho m¨¢s cercana en sus formas a la de los occidentales". Ousmane Diarra, de Mal¨ª, es autor de libros infantiles y juveniles en los que mantiene la estructura de las historias de los griots. Su an¨¢lisis sobre la literatura oral africana tambi¨¦n lleg¨® al auditorio cargado de pesimismo: "Esta tradici¨®n va a desaparecer, y tampoco aumenta el n¨²mero de lectores, con lo que se perder¨¢n las historias que ahora cuentan los ancianos. Lo que est¨¢ en peligro son las narraciones que funcionan como instrumento de cohesi¨®n".
Igual de desgarrador es el relato de Yanick Lahens sobre la persecuci¨®n que sufre en su pa¨ªs, Hait¨ª. Lahens tambi¨¦n fue muy cr¨ªtica con quienes hacen de la miseria y la violencia "un monopolio del sur, como si no existiera crueldad en Occidente". La escritora lament¨® que los editores europeos "s¨®lo esperan estereotipos de la literatura caribe?a y africana". El nigeriano Helon Habila estuvo de acuerdo con esta idea y record¨® que no s¨®lo existe censura en ?frica.
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