Atutxa, juez de l¨ªnea

El Gobierno que preside Ibarretxe no tiene mayor¨ªa absoluta, pero pretende actuar como si la tuviera; para ello cuenta con la ayuda del presidente del Parlamento vasco, Juan Mar¨ªa Atutxa, que no dirige los debates como ¨¢rbitro imparcial, sino como juez de parte: en defensa de la l¨ªnea marcada en cada momento por su partido. Ayer expuls¨® al portavoz socialista por su insistencia en recordarle que estaba aplicando el reglamento de manera interesada. Esa forma de zanjar discusiones parlamentarias a la tremenda es coherente con su manera autoritaria de interpretar el reglamento, siempre a favor de su partido, pero incongruente con su papel institucional. La bronca de ayer se inici¨® por la decisi¨®n de Atutxa de hacer votar por separado las enmiendas a la totalidad (presentadas por PP y PSE) de un proyecto de ley sobre transporte. El reglamento establece que, "concluido el debate, se someter¨¢ a votaci¨®n la devoluci¨®n o no del proyecto y, en su caso, la adopci¨®n del texto alternativo". Ese precepto ha venido interpret¨¢ndose en el sentido de considerar que no prosperaba todo proyecto que en tr¨¢mite de enmienda a la totalidad recogiera m¨¢s votos en favor de su devoluci¨®n al Gobierno que de seguir su tramitaci¨®n, siendo a tal efecto indiferente que los argumentos de quienes se oponen sean o no coincidentes. As¨ª se ha entendido incluso despu¨¦s de que Atutxa lo modificase en una ocasi¨®n concreta: la votaci¨®n de los Presupuestos para 2002. Ahora dice que, por coherencia, esa interpretaci¨®n ser¨¢ en adelante la ¨²nica v¨¢lida, y que lo ha decidido en aplicaci¨®n de su facultad para "ordenar los debates y las votaciones" en aras de la "mayor claridad en la confrontaci¨®n pol¨ªtica".

El criterio de la claridad pol¨ªtica puede ser tenido en cuenta, pero no hasta el punto de desvirtuar la l¨®gica del sistema parlamentario: la que obliga a todo Gobierno sin mayor¨ªa a

recabar los apoyos externos necesarios, negociando con la oposici¨®n. Lo que ya es abuso de poder es que, ante la incapacidad del tripartito de Ibarretxe para conseguir esos apoyos, el ¨¢rbitro parlamentario var¨ªe las reglas de juego a favor de su equipo favorito, y resulta pat¨¦tico que justifique esa parcialidad con el argumento de que su partido "gan¨® las elecciones".