Memoria de la transici¨®n en Sevilla

Cr¨®nica de un sue?o. Memoria de la Transici¨®n Democr¨¢tica en Sevilla, presentado hace unos d¨ªas, es un libro singular, abierto e ¨ªntimo, en el que se funden autores, colaboradores, personajes de entrevistas, fot¨®grafos y fotografiados. El blanco y el negro de sus p¨¢ginas desgranan los episodios que, de 1973 a 1983, se sucedieron hasta alcanzar la democracia pero los que escriben no son historiadores sino cronistas en medio del combate.

Hojeando el volumen parece como si entonces, en un momento dado, hubiera ca¨ªdo el tel¨®n de la antigua farsa y se hubiera levantado el de un drama nuevo en la Sevilla eterna a la que, con desfachatez, criticaba L¨®pez Rod¨® por su falta de desarrollo -¨¦l, que deb¨ªa desarrollarla-.

Porque fue entonces cuando la ciudad cambi¨®. Aunque hubiera abonos y ra¨ªces que ven¨ªan de 1968, de repente aparec¨ªan -aparec¨ªamos- Felipe Gonz¨¢lez, Alfonso Guerra, Eduardo Saborido, Fernando Soto, Alejandro Rojas-Marcos y qu¨¦ s¨¦ yo cu¨¢ntos m¨¢s. El clich¨¦ de la Sevilla tradicional y orgullosamente provinciana se ven¨ªa abajo y en su lugar aparec¨ªa otra muy distinta: la que se inventaba foros, ateneos y revistas, pon¨ªa a reventar la Universidad conmemorando la Revoluci¨®n de los Claveles, le daba un nuevo sesgo al flamenco en recitales con copiosos polic¨ªas por sus alrededores... Madrid, Barcelona y Sevilla fueron los v¨¦rtices del tri¨¢ngulo de las Bermudas que se le vino encima a una dictadura ya con demasiados a?os y sin tierra bajo sus pies.Pero entonces, e incluso m¨¢s tarde, todo eso nos parec¨ªa normal. Aunque cada uno estuvi¨¦ramos atrincherados irreductiblemente en distintas posiciones ideol¨®gicas, nos parec¨ªa sin embargo l¨®gico que, al llegar en el ¨²ltimo vuelo de Madrid, quien ten¨ªa coche llevara al compa?ero-adversario hasta su casa, sentarnos a la misma mesa en la modesta casa de comidas los de uno u otro partido...Y eso fue, quiz¨¢s y precisamente, lo malo de esta "revoluci¨®n nunca vista": que la cercan¨ªa oscureci¨® la conveniencia -incluso la necesidad- de escribir los hechos, de imprimir e impresionar la memoria colectiva, la memoria de mucha m¨¢s gente que los nombres que despu¨¦s fueron habituales en los peri¨®dicos. Porque, como dice Juan de Dios Mellado en su pr¨®logo, es incierto que la transici¨®n se hiciera desde arriba. Fueron millares y millares de personas an¨®nimas las que alimentaron e impulsaron los cambios.

1973-83 Cr¨®nica de un sue?o viene a ponerle cemento y versos a esa memoria colectiva de la transici¨®n democr¨¢tica en Sevilla no s¨®lo porque en sus textos y fotograf¨ªas hayan participado bastante m¨¢s de 60 personas de todas las tendencias sino porque sus p¨¢ginas se abren como un gran abanico a toda aquella realidad y a cientos de rostros, sin nombre para unos pero reconocidos por otros.

Recuperar la memoria es recuperar un horizonte, poner el pie en el primer escal¨®n de los que pueden llevar hacia el ma?ana. Pensar al menos, como la madre de Antonio Machado, que es posible llegar de nuevo a Sevilla. A otra.