Aprender de Cencelli
Massimiliano Cencelli era un din¨¢mico funcionario de la Democracia Cristiana italiana que en la d¨¦cada de 1960 se hizo famoso no tanto por su militancia en la corriente de Cossiga, sino por elaborar una especie de manual del poder para navegar en las procelosas aguas de los gobiernos de coalici¨®n que dominaron la vida pol¨ªtica italiana a lo largo de muchos a?os. ?A qu¨¦ viene hablar de Cencelli y su manual tantos a?os despu¨¦s y con tantos kil¨®metros de distancia pol¨ªtica entre la Italia de los a?os sesenta y la Catalu?a de primeros de siglo XXI? Como bien saben, estamos en plena formaci¨®n del nuevo Ejecutivo catal¨¢n que, por primera vez desde la recuperaci¨®n del autogobierno, debe afrontar la tarea de gobernar con eficacia desde una fragmentaci¨®n interna entendida por sus protagonistas como un valor y no como un inconveniente. Y es en esa situaci¨®n cuando conviene tomar buena nota de los precedentes que existen para, si es posible, no tropezar en las mismas piedras en las que tropezaron otros en situaciones distintas pero similares.
El 'manual Cencelli' fue una f¨®rmula elaborada en Italia para el reparto del poder entre los partidos. Ojal¨¢ se obvie.
El manual Cencelli era un verdadero reglamento de poder rodeado de una pretendida cientificidad que transformaba matem¨¢ticamente esca?os obtenidos en puestos que ocupar en los distintos escalones del poder. As¨ª, se dispon¨ªa de un m¨¦todo aparentemente objetivo para atribuir los distintos cargos en el gobierno del pa¨ªs, en las empresas p¨²blicas, en los organismos aut¨®nomos y en todas aquellas instancias de poder a las que llegaba la poderosa mano de los dirigentes democristianos, socialistas, socialdem¨®cratas, liberales y republicanos, ya que ¨¦sa era la composici¨®n pol¨ªtica del mencionado pentapartito. Se lleg¨® as¨ª a la famosa lottizzazione o distribuci¨®n del poder en lotes. En Catalu?a, como han aireado los distintos medios de comunicaci¨®n, estamos a las puertas de cubrir centenares de puestos de poder (v¨¦ase EL PA?S del 16 de diciembre) en los distintos escalones de la Administraci¨®n, que hasta ahora hab¨ªan sido ocupados por convergentes y democristianos en una f¨®rmula aparentemente m¨¢s simple de 3+1. Es decir, cada cuatro puestos que cubrir, tres eran para personas militantes o de confianza pol¨ªtica de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica, y uno para casos similares vinculados a Uni¨® Democr¨¤tica. La situaci¨®n ahora es m¨¢s compleja, no s¨®lo por la presencia de tres fuerzas pol¨ªticas en liza, sino por la pluralidad existente a su vez en algunas de esas fuerzas. Ello ha sido visto por la oposici¨®n como una muestra fehaciente de debilidad pol¨ªtica, y ha sido en cambio valorado por el tripartito como expresi¨®n evidente de la riqueza de matices y la pluralidad democr¨¢tica que incorpora el nuevo Ejecutivo en la tarea de gobernar el pa¨ªs y proyectarlo hacia el futuro.
Hasta ahora hemos ido conociendo algunos nombres de los que ocupar¨¢n las distintas carteras. Pero ¨¦se es, como dec¨ªamos, s¨®lo el principio de un significativo proceso de reemplazo de altos cargos y de la distribuci¨®n de tareas entre los socios de gobierno. Uno de los posibles errores que evitar es el de bunquerizar los departamentos, entendiendo que la titularidad, por ejemplo, de ERC o de IC-EUiA implica el monopolio por parte de ese partido de esa pol¨ªtica sectorial. La experiencia italiana o incluso, y en parte, la reciente experiencia balear, nos muestran los peligros no s¨®lo pol¨ªticos sino tambi¨¦n en la acci¨®n del Ejecutivo de una visi¨®n segmentada y exclusivista de cada ¨¢rea de gobierno que puede acabar bloqueando el resultado final. La combinaci¨®n del departamento socialista, por ejemplo, con direcciones generales asumidas por personas vinculadas a otras fuerzas del tripartito o por independientes complicar¨ªa aparentemente la labor de cada consejero y podr¨ªa originar ciertos problemas de homogeneidad interna, pero en la pr¨¢ctica causar¨ªa una mayor comunicaci¨®n, solidaridad y reciprocidad en la labor conjunta del nuevo Ejecutivo.
Hay una especie de prejuicio innato contra la complejidad que aparece ahora con nitidez en muchos de los comentarios de estos d¨ªas. "?Vaya l¨ªo de Gobierno!", exclaman unos. "Ser¨¢ una olla de grillos", afirman los otros. Los m¨¢s avispados apuntan a que todo eso "nos saldr¨¢ m¨¢s caro". Evidentemente nos saldr¨ªa a todos mucho m¨¢s barato el que mandara s¨®lo el que hace el comentario, e incluso ahorrar¨ªamos m¨¢s si en vez de 17 autonom¨ªas y 8.000 municipios, tuvi¨¦ramos un ¨²nico Estado grande y libre. La gran lecci¨®n de estos d¨ªas es comprobar que en vez de dedicarse a construir con rapidez el manual Cencelli a la catalana, los dirigentes del tripartito han dedicado muchos esfuerzos a redactar un programa entre todos, a entrar en detalles concretos de pol¨ªticas y de puesta en pr¨¢ctica, y a tejer una tupida red de compromisos de corto, medio y largo alcance. Y lo han hecho aceptando que cada parte del tripartito metiera mano en las ¨¢reas que acabar¨ªan correspondiendo a uno u otro socio. Han asumido la complejidad de la situaci¨®n. Han asumido la significaci¨®n del momento que atravesamos. Y han tratado de blindar en lo posible las primeras millas de la traves¨ªa. En vez de un barco monocasco han tratado de crear un tricasco.
Por todo ello, no deber¨ªan imaginar ahora que la cosa est¨¢ hecha. Vienen los momentos m¨¢s sensibles. La trasmisi¨®n de poderes, las primeras medidas, los nombramientos de altos cargos y la aceptaci¨®n de la complejidad en el d¨ªa a d¨ªa, en cada pol¨ªtica concreta. Y ello requiere seguir entretejiendo, aceptando que cada pol¨ªtica debe ser compartida desde el principio. Desde el diagn¨®stico hasta su puesta en pr¨¢ctica y la evaluaci¨®n de sus bondades y defectos. No es tarea f¨¢cil. No lo ha sido tampoco formar gobierno. Los primeros pasos han tratado de demostrar que la cosa va en serio y que no se trata de, como dicen los desplazados, una simple operaci¨®n pol¨ªtica llevada a cabo "por gente ¨¢vida de poder". Si siguen siendo capaces de mantener en alto la visi¨®n y los valores que inspira ese gobierno; si siguen haciendo honor a la herencia pol¨ªtica que quieren representar, y no se dejan llevar por la tentaci¨®n de repartirse simplemente los lotes de poder, el manual Cencelli seguir¨¢ siendo algo ex¨®tico que explicar como precedente de lo que acab¨® conduciendo a la mayor crisis pol¨ªtica de la Italia contempor¨¢nea.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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