Mario Monicelli prepara a sus 88 a?os dos comedias a la italiana
El director asisti¨® a un homenaje en Madrid
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Dice Mario Monicelli (Viareggio, 1915) que mientras el coraz¨®n y el h¨ªgado le respondan se sentar¨¢ en la silla de director. Lo afirm¨® con fundamento esta semana en Madrid, donde asisti¨® a un homenaje organizado por el Instituto Italiano de Cultura y el C¨ªrculo de Bellas Artes. Entre manos tiene dos proyectos. "El
desierto de Libia es una adaptaci¨®n de un libro de Mario Tobino, un escritor de Viareggio como yo. Ambientada entre 1940 y 1943, cuenta la en¨¦sima derrota del ej¨¦rcito italiano, esta vez en Libia. Y estoy a la espera de financiaci¨®n para rodar El hombre
negro", cont¨® el realizador de Rufuf¨² con un magn¨ªfico aspecto. "Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil hacer cine. Cuando yo empec¨¦ hab¨ªa 300 pel¨ªculas cada a?o y ahora se hacen 80", lament¨®.
"No creo que sea cansado ser director. La preparaci¨®n de una pel¨ªcula tiene que durar de siete a ocho meses. Si se tiene el gui¨®n, los actores, las localizaciones, el vestuario y los t¨¦cnicos tienes el 80% hecho y rodar es un placer", asegura a sus 88 a?os. "No es un estr¨¦s tremendo. Los directores se ensucian para salir diciendo que han trabajado mucho", brome¨®.
"Aunque los argumentos de mis pel¨ªculas sean serios, siempre son tratados con mucho humor. Es una particularidad de la llamada comedia a la italiana. Hay que remontarse al Decameron de Boccaccio. El ¨²ltimo ejemplo es La vida es
bella, de Roberto Benigni, en el que de la situaci¨®n dram¨¢tica de la estancia en un campo de concentraci¨®n nazi de un padre y un hijo hay capacidad de sacar algo c¨®mico", dijo Monicelli, quien considera "sobredimensionado y excesivo" el ¨¦xito de las comedias a la italiana.
"Hoy hay una nueva generaci¨®n de cineastas con algo muy positivo, y es que no se dedican a copiar a Fellini, Visconti o a Antonioni como hicieron los de la generaci¨®n anterior, con excepciones como Bertolucci, Moretti o Pasolini", diferenci¨®. "Ahora los directores hablan de los problemas de su generaci¨®n, de las esperanzas y las desesperanzas", continu¨® el realizador de La Gran Guerra (1959), galardonada con el Le¨®n de Oro en el Festival de Venecia.
Seg¨²n Monicelli, el tipo de actor ha cambiado en Italia. "Antes, a excepci¨®n de Vittorio Gassman, los artistas proced¨ªan del teatro de variedades de bajo nivel. Antes de las proyecciones hab¨ªa un espect¨¢culo y de ah¨ª los directores sacaban a sus actores. Incluso sal¨ªan de la calle si ve¨ªan a alguien con unas caracter¨ªsticas f¨ªsicas que iban con el personaje", explic¨®. "Ahora, en cambio, salen de las academias y se les nota demasiado la escuela, no trasmiten sentimientos", lamenta.
Se niega a reconocer que Rufuf¨² es una pel¨ªcula de referencia. "Los que hac¨ªamos comedias a la italiana ¨¦ramos tratados por la prensa como basura. No se sabe por qu¨¦ comenz¨® a proyectarse Rufuf¨² en un cine cerca de Par¨ªs y los cr¨ªticos franceses fueron a verla, extra?ados de que se mantuviera meses en cartelera, e hicieron muy buenas cr¨ªticas. Entonces se empez¨® a reconocer el g¨¦nero y los empresarios tuvieron inter¨¦s. Hubo m¨¢s dinero y m¨¢s tiempo para rodar y la calidad de las pel¨ªculas subi¨®", cont¨®.
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