Los recorridos de la memoria
Los 21 meses como presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo (la menci¨®n a su filiaci¨®n paterna y materna no es un simple formulismo geneal¨®gico en este libro) est¨¢n emparedados entre la audaz reforma pol¨ªtica llevada a cabo por Su¨¢rez y la prolongada estancia en el poder de Felipe Gonz¨¢lez. Pero la privilegiada perspectiva que concede el transcurso del tiempo a quienes examinan tranquilamente -cuando el tel¨®n se cierra sobre el escenario- las consecuencias a largo plazo de las decisiones de los gobernantes permitir¨¢ a los historiadores del futuro dictar un juicio elogioso del ¨¦xito obtenido por Calvo-Sotelo en la principal tarea de su agenda presidencial: cerrar la dram¨¢tica crisis abierta por el golpe de Estado frustrado del 23-F. Como observa con humor el propio interesado, nada le hab¨ªa preparado en la vida -salvo el n¨²mero 2 obtenido en el campamento de la Milicia Universitaria- para afrontar el juicio de los generales golpistas y para disciplinar a las Fuerzas Armadas: "No ha habido militares en la familia, ni tampoco ha habido curas; carencias extra?as dentro de una familia que muchos domicilian en la derecha tradicional".
PL?TICAS DE FAMILIA (1878-2003)
Leopoldo Calvo-Sotelo
La Esfera de los Libros. Madrid, 2003
304 p¨¢ginas. 23 euros
Calvo-Sotelo ha publicado ya dos libros centrados en su biograf¨ªa pol¨ªtica: Memoria viva de la transici¨®n (1990) y Papeles de un cesante: la pol¨ªtica desde la barrera (1999). El fracaso electoral de UCD en 1982, la prologanda etapa en el poder de los socialistas y la renovaci¨®n generacional de la derecha tras el triunfo de Aznar en 1996 debilitaron o cercenaron sus posibilidades de volver de manera activa a la vida p¨²blica: "He tenido el rar¨ªsimo privilegio de empezar y terminar mi carrera pol¨ªtica en el generalato". Este libro re¨²ne b¨¢sicamente recuerdos familiares enmarcados en Ribadeo y en Madrid (hu¨¦rfano desde los siete a?os, el adolescente regresado a la capital sentir¨¢ la incomodidad de su "suave estatuto de pariente pobre"), evocaciones estudiantiles del Instituto Cervantes o la Escuela de Camimos, y experiencias profesionales en Renfe, Perlofil y Uni¨®n Espa?ola de Explosivos. Sin embargo, la lucha partidista, entendida a la vez como atracci¨®n y como castigo, est¨¢ presente de forma ubicua en todo el libro; la raz¨®n es que "la pol¨ªtica se meti¨® en el siglo XX dentro de las familias espa?olas hendi¨¦ndolas igual que un rompehielos". El 13 de julio de 1936, un Leopoldo Calvo-Sotelo con diez a?os reci¨¦n cumplidos oye gritar en el Cant¨®n de Ribadeo mientras vuelve a la casa de su abuelo Ram¨®n Bustelo: "Mataron a Calvo-Sotelo. Fixeron ben".
Probablemente los recuerdos narrados en este libro estuvieron inicialmente destinados a formar parte de esas memorias que a Calvo-Sotelo le gustar¨ªa acometer "si un d¨ªa me decidiese de verdad a escribirlas, venciendo perezas y pudores, en vez de merodear en torno a mi vida como hasta ahora he venido haciendo". Es una l¨¢stima que no haya superado a¨²n esas resistencias: en las p¨¢ginas de estas Pl¨¢ticas de familia abundan los aciertos, referidos sobre todo a la recreaci¨®n de los ambientes del Madrid de la posguerra, los retratos de los parientes pr¨®ximos (como sus t¨ªos Francisco Bustelo y Joaqu¨ªn Calvo-Sotelo) y las an¨¦cdotas pol¨ªticas. Pero cuando los materiales preparatorios de unas memorias m¨¢s amplias se publican separadamente y por anticipado, los mecanismos de selecci¨®n pueden jugarle al autor la mala pasada de desequilibrar involuntariamente sus recuerdos. No salen, por ejemplo, demasiado bien paradas personas que -como Alfonso Osorio, Federico Silva, Claudio Boada, Emilio Alonso Manglano y el cardenal Suqu¨ªa- estuvieron muy cercanas a Calvo-Sotelo, tal vez demasiado susceptible en sus relaciones amistosas o con una encarnadura mal preparada para la cicatrizaci¨®n de las heridas. En cualquier caso, resultar¨¢ aleccionador para todos aquellos que den por supuesta la existencia de estrechas vinculaciones entre los poderes financieros y los pol¨ªticos respetuosos con el derecho de propiedad el relato que hace Calvo-Sotelo (reci¨¦n salido de la presidencia del Gobierno con 56 a?os) de su entrevista con Luis Usera (presidente ejecutivo del Banco Hispano-Urquijo) para pedirle su reincorporaci¨®n al grupo empresarial en el que hab¨ªa trabajado desde 1950 y al que se cre¨ªa con t¨ªtulos para volver despu¨¦s de seis a?os de permanencia en el Consejo de Ministros. La respuesta de Calvo-Sotelo a la negativa del banquero fue aclararle a Usera que finalmente hab¨ªa entendido el sentido de una frase vulgar cuya moraleja hasta ahora se le hab¨ªa escapado: "Lo dejaron en la puta calle".
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