La 'casa flotante' de Mies ser¨¢ un museo
Farnsworth se salva de la destrucci¨®n en una subasta ganada al l¨ªmite por unos conservacionistas
La casa flotante de Mies van der Rohe (Aquisgr¨¢n, 1886-Chicago, 1969), uno de los santuarios de la arquitectura moderna, construida en los bosques de Illinois, Estados Unidos, se salv¨® cuando iba a sonar la campana. Fue en una apuesta dram¨¢tica. Y no precisamente por una aportaci¨®n estatal, oficial o de ning¨²n visionario fil¨¢ntropo. Hace 10 d¨ªas, un importante grupo de conservacionistas norteamericanos, con la ayuda contrarreloj de unos 350 enamorados del arte, logr¨® ganar para la causa de la arquitectura la propiedad de Farnsworth House tras pujar la cifra r¨¦cord de 7,5 millones de d¨®lares. Ahora la preparar¨¢n para abrirla al p¨²blico como museo.
La historia vital de Farnsworth House, construida en 1951 en Plano, Illinois (EE UU), es tan atractiva y pol¨¦mica como su impactante disfrute para la vista o como el emocionante periplo que vivi¨® la semana pasada contra su destino en la sala de subastas Sotheby's de Nueva York. En apenas siete minutos de apuestas telef¨®nicas se pusieron en juego muchas cosas, un s¨ªmbolo de la arquitectura, mucho dinero y algunas l¨¢grimas.
El precio final pagado por esta joya de la arquitectura fue de 7,5 millones de d¨®lares
Ludwig Mies van der Rohe, el arquitecto alem¨¢n emigrado a Estados Unidos, dise?¨® y levant¨® Farnsworth House entre 1946 y 1951. Esta casa privada, pensada sobre una sola habitaci¨®n de vigas de acero, muros transparentes de cristal y suelo de m¨¢rmol, deb¨ªa dar cobijo y descanso a una prominente m¨¦dica socialista de Chicago, Edith Farnsworth. Y a pesar de que r¨¢pidamente se demostr¨® impracticable para la vida real, con estudiantes y curiosos que no hallaban barrera a su voracidad, no tard¨® mucho tampoco en alzarse a la categor¨ªa de paradigma, casi un monumento de la arquitectura de estilo internacional en Norteam¨¦rica. Otra marca m¨¢s de identificaci¨®n propia de un pa¨ªs necesitado de ra¨ªces. Y con el tiempo se transform¨® en una especie de leyenda.
Esta residencia, montada sobre apenas unas cuantas vigas de acero, travesa?os cruzados y paneles de cristal, se considera globalmente una de las obras maestras de Mies y el exponente seminal de su filosof¨ªa sobre "menos es m¨¢s". Pero ten¨ªa los d¨ªas contados y su futuro muy incierto. Hasta el punto de que muchos en el ¨¢rea de Chicago y en el mundo de la arquitectura tem¨ªan por su desaparici¨®n o por la destrucci¨®n de su contexto.
Farnsworth House, que en su momento cost¨® unos 73.000 d¨®lares, fue adquirida a su primer propietario en 1972 por todo un personaje brit¨¢nico, lord Peter Palumbo, un coleccionista amigo de la realeza y presidente del Consejo de las Artes de Gran Breta?a. Palumbo, que ha pose¨ªdo viviendas privadas de Frank Lloyd Wright en Pensilvania y de Le Corbusier en Par¨ªs, ha disfrutado todos estos a?os con devoci¨®n de Farnsworth House, de su concepto sobre la levedad, de la integraci¨®n minimalista de su entorno natural a unos 90 kil¨®metros al suroeste de Chicago, de sus 58 acres de bosque, su piscina y cancha de tenis. Hubo una ¨¦poca en la que la abri¨® al inter¨¦s general.
En 1996, cuando a¨²n estaba con fuerzas y tras una inundaci¨®n del cercano r¨ªo Fox, Palumbo destin¨® una importante inversi¨®n para restaurar la propiedad con la ayuda de un nieto arquitecto del autor. Y en reamueblarla con el mismo gusto e inspiraci¨®n. Pero Palumbo envejeci¨®, empez¨® a sufrir problemas de salud y a pensar en la supervivencia de Farnsworth. En un momento de debilidad, el Estado de Illinois hizo un conato de oferta, pero luego la retir¨® por carencias presupuestarias. Palumbo recurri¨® finalmente a poner la casa en el mercado, pero a trav¨¦s de una reconocida firma de subastas. El pasado mes de octubre, Sotheby's comunic¨® la noticia y se desat¨® la preocupaci¨®n entre los devotos del lugar y su et¨¦rea idea. El temor mayor era el desmantelamiento definitivo de la casa, pero tampoco era menor el de su posible traslado a otro lugar.
Sotheby's exigi¨® un primer pago de 250 d¨®lares para tener acceso a la documentaci¨®n sobre la puja y fij¨® el d¨ªa del juicio para el pasado 12 de diciembre. Durante esos meses, precipitados, un poderoso grupo conservacionista norteamericano, el National Trust for Historic Preservation, puso en marcha su red de contactos. No hab¨ªa apenas tiempo ni fondos. Tras un postrero reportaje de la prestigiosa Radio P¨²blica Nacional, las ayudas fluyeron en una relevante cuant¨ªa. Pero insuficiente. La ma?ana de la puja, los responsables del lobby, que intenta preservar las mejores joyas de la arquitectura norteamericana, se plantaron en una sala adyacente a la subasta con 3,5 millones de d¨®lares. Sotheby's hab¨ªa programado unos 4,5 millones para empezar a hablar.
Tras la primera criba quedaron en liza un apostador an¨®nimo y el National Trust, en alianza con sus colegas del Consejo de Preservaci¨®n de este tipo de espacios de Illinois. La batalla fue corta pero extenuante. Cada llamada del apostante an¨®nimo sub¨ªa el precio 100.000 d¨®lares. Una docena de colaboradores del grupo conservacionista, armados con sus m¨®viles y tel¨¦fonos del hotel, presionaban sobre la marcha a sus donantes. Medio mill¨®n de d¨®lares fueron recaudados en los ¨²ltimos y definitivos siete minutos. Al final se ha sabido que m¨¢s de 350 personas se sumaron al proyecto, muchos arquitectos y algunos de los tradicionales fil¨¢ntropos de la poderosa Chicago que aportaron cada uno sobre los 250.000 d¨®lares, pero tambi¨¦n muchos peque?os altruistas.
La disputa se par¨® cuando se lleg¨® al techo de 6,7 millones, que con las comisiones y gastos de la casa, fijaron el precio final en 7,5 millones. Palumbo se mostr¨® satisfecho con los nuevos propietarios, que, euf¨®ricos y casi exhaustos, anunciaron su deseo de tener la vivienda lista para convertirla en museo este verano y su promesa de que jam¨¢s se mover¨¢ de Plano.
Austeridad y abstracci¨®n
La casa Farnsworth, la vivienda flotante de Mies van der Rohe, una de sus obras maestras, no es una residencia cualquiera. Es la sublimaci¨®n de una idea, que el autor ambicionaba hac¨ªa mucho tiempo como la m¨¢xima expresi¨®n de la abstracci¨®n y la austeridad. Por tanto, es una casa dif¨ªcil para ser habitada, sobre todo para una familia y si se ambiciona alguna intimidad, como ha reconocido su ¨²ltimo propietario. La doctora de Chicago Edith Farns-worth, que encarg¨® al arquitecto el proyecto, lleg¨® a esa misma conclusi¨®n, pero un poco tarde, cuando le entregaron las llaves. Ella, en su primer contacto, le hab¨ªa reclamado un lugar especial de descanso para los fines de semana, a unos 90 kil¨®metros al suroeste de la ciudad, junto al r¨ªo Fox, en una finca rodeada de bosques pantanosos. Mies llevaba tiempo manejando en su mente los bocetos de la casa Farnsworth, pero para otro cliente y en otro lugar. Cuando surgi¨® el encargo real, Mies lo materializ¨®: dos simples filas de ocho columnas o vigas de acero que dar¨ªan apoyo al suelo y la terraza y que albergar¨ªan este peculiar hogar envuelto hacia el exterior ¨²nicamente por muros de cristal. La levedad. "Casi la nada", como resumi¨® su ut¨®pica filosof¨ªa el arquitecto. Algunos expertos, a los que se a?adi¨® en un momento incluso Frank Lloyd Wright, cuestionaron el sentido de ese denominado Nuevo Estilo Internacional de la arquitectura norteamericana y moderna. Y llegaron a considerar a Mies, Gropius y Le Corbusier otra amenaza de la ideolog¨ªa comunista.
Babelia
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