Mista desatasca un hueso de partido
El Valencia gana a un Sevilla defensivo en que Caparr¨®s dej¨® a Reyes de inicio en el banquillo
Ante un Sevilla armado hasta los dientes, el futbolista m¨¢s tenaz del mundo encontr¨® un agujero. Mista, claro. El delantero murciano cabece¨® por encima de una nube de defensores que no impidieron el gol a pesar de estar plantados en la misma raya. A partir de ah¨ª el Valencia s¨ª fue mucho mejor que un Sevilla s¨®lo preparado para defender. Porque pese a que Caparr¨®s quiso reaccionar con la inclusi¨®n de Reyes cuando estaba en desventaja, su equipo le contest¨® que ya era demasiado tarde. Que no sab¨ªa c¨®mo cambiar la tendencia irrefutable del choque. Tambi¨¦n porque el cuadro de Ben¨ªtez, con m¨¢s espacios, pudo demostrar su mayor categor¨ªa. Especialmente el central Marchena, un ex sevillista que estuvo imperial, salvo en el ¨²ltimo suspiro, cuando se regode¨® en su regate en la luna del ¨¢rea, le arrebataron el bal¨®n y el Sevilla estuvo a punto de empatar. Destac¨®, adem¨¢s, la figura del joven Sissoko, que supli¨® al lesionado Albelda y cumpli¨® el papel de mediocentro de cierre con una gran solidez.
VALENCIA 1 - SEVILLA 0
Valencia: Ca?izares; Curro Torres, Ayala, Marchena, Garrido; Jorge L¨®pez (Angulo, m. 65), Albelda (Sissoko, m. 19), Baraja, Vicente; Aimar; y Mista (Xisco, m. 78).
Sevilla: Esteban; Redondo, ?scar, Pablo Alfaro, David; Gallardo (Reyes, m. 63), Mart¨ª, Podest¨¢ (Hornos, m. 68), Antonio L¨®pez (Jes¨²s Navas, m, 78); Baptista; y Dar¨ªo Silva.
Goles: 1-0. M. 60. Mista cabecea a gol un c¨®rner lanzado por Vicente.
?rbitro: Losantos Omar. Amonest¨® a Redondo, Podest¨¢, Pablo Alfaro, Ca?izares, Garrido, ?scar y Ayala.
Unos 30.000 espectadores en Mestalla.
Joaqu¨ªn Caparr¨®s se dej¨® a Reyes en el banquillo en una clara declaraci¨®n de intenciones del tipo de partido que iba a plantear. Duro, f¨ªsico, sin concesiones. Asfixiante en el centro del campo, en el que le gan¨® la partida al cuadro local. Por puro f¨ªsico. Especialmente por lo que respecta a Baptista. El brasile?o fue una mole imparable cada vez que arrancaba desde la zona de tres cuartos. Lesionado Albelda al cuarto de hora, desaparecido Baraja y desenfocado Aimar, el Valencia no sab¨ªa c¨®mo hincharle el diente a este adversario tan inc¨®modo.
El equipo de Ben¨ªtez se hall¨® desencajado. E incluso Ca?izares dio muestras de desestabilizaci¨®n cada vez que le llegaba un centro al ¨¢rea. No cazaba el bal¨®n en el intento por despejarlo de pu?os. El Sevilla, en cambio, estaba en su salsa. Se sent¨ªa fuerte, dominador, contundente. Si bien fall¨® en el remate. Primero Mart¨ª cabece¨® fuera tras uno de los patinazos de Ca?izares; despu¨¦s Dar¨ªo Silva dispar¨® desviado a escasos metros del meta local.
Como consecuencia, el choque result¨® muy ¨¢spero. Hubo m¨¢s incidencias que f¨²tbol en la primera parte. Primero la lesi¨®n tras un estiramiento de Albelda y despu¨¦s lo peor: un codazo de Redondo a Aimar en un salto que dej¨® medio inconsciente al media punta argentino y con una secuela en su ojo. Hubo de aplicarse hielo en el rostro mientras corr¨ªa y su aturdimiento se dej¨® notar en m¨¢s de una acci¨®n, en la que le fallaron los reflejos que habitualmente exhibe. Err¨® controles muy f¨¢ciles para ¨¦l. Y es que se desplazaba con el hielo agarrado en su mano izquierda, lo que no dejaba de ser un escollo para la coordinaci¨®n de sus movimientos con el bal¨®n. Por si fuera poco, cada vez que Aimar controlaba el cuero, tres sevillistas se lanzaban, agresivos, a los pies del media punta argentino.
El Valencia arranc¨® la segunda parte a lomos de Sissoko, que crece cada jornada ante la sorpresa de Mestalla. El joven africano ha pasado en dos semanas de ser un pardillo futbol¨ªstico, incapaz de dar un pase a dos metros, a convertirse en un medio centro defensivo a tener en cuenta. En todo caso, el partido de romperse, ser¨ªa por las bandas. Y ah¨ª Vicente asumi¨® su responsabilidad. Rodeado de tres contrarios, en el rinc¨®n del c¨®rner, Vicente sali¨® de la emboscada. Y estableci¨® una conexi¨®n con Mista que ser¨ªa definitiva. Su primer centro, lo cabece¨® Mista y lo repeli¨® a c¨®rner Esteban. Del saque de esquina llegar¨ªa otro centro y otro cabezazo, ¨¦ste inalcanzable para el portero sevillista. El noveno tanto en lo que va de Liga de Mista, delantero de un m¨¦rito extraordinario. Pues no s¨®lo marca, sino que trabaja y defiende como si de un zaguero m¨¢s se tratase, sin importarle que ese desgaste pudiera restarle claridad en la definici¨®n.
Tras el gol, Caparr¨®s mand¨® dio paso a Reyes y lo situ¨® por la derecha, para que tratara de aprovechar la inexperiencia de Garrido. Pero lo m¨¢ximo que le sac¨® fue una tarjeta. Garrido defendi¨® dignamente el duelo y sus compa?eros, eso s¨ª, le echaron una mano en las ayudas. Se vio entonces que el Sevilla es un equipo hecho para defender y poco dotado para atacar.
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