Con otro acento
Cuatro ni?os originarios de Guinea, Colombia y Argelia,internos en el Colegio de San Ildefonso, extrajeron las bolas y cantaron el premio 'gordo'
Llegaron desde ?frica y desde Iberoam¨¦rica: Isidro y Michel Beningo ?at -hermanos y guineanos-, movieron las manivelas para que saliera de las entra?as del bombo grande la bola con el 42.473 y del peque?o la que le otorgaba dos millones de euros por serie, o sea, el gordo de este a?o. Jorge Iv¨¢n Garc¨ªa Mej¨ªa, colombiano, y Karim Cherg¨¹i, argelino, las cantaron. Los cuatro residen en el internado del Colegio de San Ildefonso y estudian en distintos colegios de Madrid. Todo igual que siempre, pero con otro acento.
Resulta que lo que nos pasaba cada 22 de diciembre -?la gran ilusi¨®n!- nos sigue pasando ahora, en perfecto castellano, pero con el eco profundo de mares distintos, de sangres distintas, y hasta de colores distintos.
Un grupo de afectados de Eurobank fue desalojado por hacer una protesta en la sala
Se plantan los espa?oles ante el televisor para que les cuenten c¨®mo pas¨® y mucho de lo que les pas¨® ayer se lo cuentan cuatro muchachos a los que hay que suponer no s¨®lo acogidos, sino integrados, que es palabra m¨¢gica, como la suerte, para hablar de inmigraci¨®n.
Esperato Fern¨¢ndez es el director del internado San Ildefonso y pastorea muy discretamente a los cuatro, mientras desde una tribuna aleda?a al sal¨®n de sorteos protagonizan una especie de rueda de prensa en la que, como siempre, se repiten las preguntas y, con toda probabilidad, muchas de las respuestas.
" ?Qu¨¦ injusto!", reflexiona Esperato, "a los dos que han sacado las bolas los periodistas no les preguntan nada". Una s¨ªntesis improvisada de esa que llaman la sociedad medi¨¢tica: la gloria para los que cantan, para los que se dejan o¨ªr, para los que se asoman. Los dos hermanos guineanos, los que de verdad han puesto en las cubetas de cristal el premio, siguen como estaban en el sal¨®n: contemplando a sus compadres, a los que asedian radios y televisiones.
Por fin, un periodista les pregunta si no merecen tanta atenci¨®n como sus compa?eros y uno de los hermanos, serio, con modales muy educados, resuelve tajante el dilema: "Me da igual".
Tan educado como los de la fama -ef¨ªmera, pero fama al cabo- que sonr¨ªen y responden a todo, mientras Esperato explica que Karim es hijo de una familia argelina de muy buena posici¨®n, que inmigr¨® y para la que las cosas no rodaron como los sue?os. Quiz¨¢s otra met¨¢fora del sorteo, pero m¨¢s punzante.
Dentro, en el sal¨®n de Loter¨ªas y Apuestas del Estado, en la madrile?a calle de Guzm¨¢n el Bueno, las bolas giran en los bombos con un rumor muy ancestral, agr¨ªcola, como de cereal, o de legumbre cayendo a la tolva y van dejando algo en muchos platos, y mucho en unos pocos.
Las medidas de seguridad para acceder al santuario de la suerte eran severas, con detector de metales y un buen n¨²mero de guardas de seguridad, privados, casi todos con aire muy tranquilo, menos tres o cuatro que iban y ven¨ªan escudri?ando todo, mostrando mucha vocaci¨®n. Tuvieron que ponerla a prueba cuando poco despu¨¦s de las 10.30 un formidable alboroto sacudi¨® con estr¨¦pito la salmodia de la pedrea.
"?Nos han robado! ?nos han robado! ?nos han robado!...." y volaron por el aire docenas de peque?as octavillas lanzadas por un peque?o grupo de los que se sienten estafados por Eurobank. La actuaci¨®n de los seguratas fue para verla: los desalojaron en un santiam¨¦n, a empellones, en volandas. El sorteo no se interrumpi¨® pero la sala se abarrot¨® de estupor y de miedo, por lo ins¨®lito del suceso y por lo aparatoso del desalojo.
Una parte del p¨²blico reaccion¨® con alg¨²n abucheo a los protestantes. Dejaron claro que, en aquel trance, de tanta ilusi¨®n, no ten¨ªan el cuerpo para secundar reivindicaciones, por lo menos tan sonoras.
Zanjado el incidente, una funcionaria del organismo, entre burlona y todav¨ªa inquieta, pregunt¨® a un compa?ero: "?A qui¨¦n le ha tocao darles las hostias? Pero afortunadamente se equivocaba porque, concluido el sorteo, los de la protesta segu¨ªan apostados con sus letreros, delante de la puerta principal del edificio, y aseguraron, un¨¢nimes, que nadie les hab¨ªa pegado: "Empujones"; "a m¨ª me han hecho mucho da?o en la mu?eca"... y trataron de justificar su actuaci¨®n: "Es que la prensa, si no es con cosas as¨ª, no nos hace ni caso".
Hasta entonces todo hab¨ªa transcurrido como suele, seg¨²n cuentan los habituales de este rito prenavide?o. Apenas un par de remolinos de informadores en torno a la madre de ?scar Armero, que el a?o pasado cant¨® el gordo y ayer, con su compa?ero Sergio Criado, dio dos cuartos y dos quintos premios. La madre hasta tuvo que apartar periodistas para poder fotografiar a ?scar que para eso hab¨ªa acudido con una c¨¢mara colgada al cuello.
Tambi¨¦n los veteranos aseguran que este a?o ha habido menos disfraces que otras veces. Algunos gorros con los cuernos de la abundancia, alguien con una pancartita en la que hab¨ªa escrito "Mam¨¢, cuando salga te compro un piso. Tu hijo. Alvarito", aunque Alvarito hace alg¨²n tiempo que debi¨® cumplir los treinta.
Alvaritos de verdad hab¨ªa unos cuantos. Una ni?a de 15 meses que fue pasando por los brazos de su madre y de su padre y aguant¨® la juerga casi sin una mala cara. La vecina de butaca la interrogaba: "?Vas a traer suerte a los pap¨¢s? Claro, t¨² de mascotilla...". La criatura miraba y hasta sonre¨ªa.
Por el sal¨®n revolote¨® una abuela, con su nieto de unos cuatro o cinco a?os, al que le hab¨ªan encasquetado una boina, blus¨®n negro, albarcas y un bast¨®n, "cuida no le vayas a dar a alguien", lo amonestaba, mientras el peque bland¨ªa, inofensivo, el garrote. Una compa?era de la radio pregunt¨® si lo hab¨ªan disfrazado de pastor; la abuela asinti¨® y el chiquillo -?angelito!- la desminti¨® rotundo: "De paleto".
Cuando acab¨® el incidente de los de Eurobank la abuela increp¨® al funcionario que parec¨ªa responsable del orden en la sala: "?Muy mal, pero muy mal, que aqu¨ª venimos con ni?os!".
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