'El laberinto', de Manuel Mujica L¨¢inez
Una extraordinaria cr¨®nica del siglo XVII a trav¨¦s del ni?o de 'El entierro del conde de Orgaz'
Manuel Mujica L¨¢inez (1910-1984), escritor argentino de familia ilustrada y adinerada, pas¨® parte de su adolescencia en Inglaterra y Francia. De regreso a Buenos Aires fue durante a?os cr¨ªtico de arte del diario La Naci¨®n. Entre sus amistades figuraron Borges, Bioy Casares, Silvina Ocampo, Girri y Silvina Bullrich. En 1974 publica El laberinto -la novela que podr¨¢ adquirir ma?ana, jueves, en la edici¨®n de Catalu?a, y pasado ma?ana, viernes, en el resto de las ediciones, por 2,95 euros al comprar EL PA?S-, en la que ofrece una extraordinaria cr¨®nica del siglo XVII a trav¨¦s de la mirada de Gin¨¦s de Silva, el ni?o pintado por El Greco en El entierro del conde de Orgaz. El propio Mujica L¨¢inez explicaba en una entrevista sus ideas sobre la inspiraci¨®n: "La inspiraci¨®n, para un novelista, es el momento en que brota, brumosa, la idea b¨¢sica de una novela. Por ejemplo, en mi caso, cuando se le ocurre que compondr¨¢ un libro que transcurrir¨¢ en el teatro Col¨®n; o que contar¨¢ la historia de un escarabajo engarzado en una sortija, que pasa de mano en mano a lo largo de tres mil a?os; o que inventar¨¢ la biograf¨ªa del ni?o que se?ala el cuadro, en El entierro del conde de
Orgaz; y as¨ª sucesivamente. Ese chispazo inicial es la inspiraci¨®n".
Amigos ilustres
Mujica L¨¢inez responde as¨ª a una de las preguntas de la Encuesta entre los escritores
argentinos, propiciada por el Centro Editor de Am¨¦rica Latina: "A la edad de 13 a?os me llevaron a Europa, y estuvimos all¨ª hasta que hab¨ªa cumplido los 16. Aquella ¨¦poca fue extraordinariamente fecunda para mi formaci¨®n. Aprend¨ªa a leer y gustar de los cl¨¢sicos franceses e ingleses, en la Ecole Descartes, de Par¨ªs, y en Londres, donde mi hermano y yo, junto con otros chicos, tuvimos un tutor. Poco despu¨¦s de nuestro regreso tuvo lugar, en el teatro Cervantes, una de las Fiestas de la Poes¨ªa, que mi t¨ªa Pepita L¨¢inez organizaba a beneficio de sus obras de caridad, con la colaboraci¨®n de escritores, pintores y gente joven de la sociedad tradicional porte?a. Conoc¨ª entonces a Alfonsina Storni, que me trat¨® muy bondadosamente, a Pedro Miguel Obligado, a Capdevila, A Gonz¨¢lez Carbalho, a Margarita Abella Caprile, etc¨¦tera [...].
Algo m¨¢s tarde naci¨® mi amistad con Adolfo Bioy Casares, con Silvina Ocampo, con Borges, con Girri, con Silvina Bullrich".
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