Casi un mill¨®n de viajeros utiliza el tren de cercan¨ªas a diario

El tren de cercan¨ªas se consolida como alternativa al transporte privado. En 2002, Renfe registr¨® 916.182 viajes diarios, mientras que en el a?o que ma?ana se cierra se calcula que la cifra habr¨¢ subido hasta rozar el mill¨®n. Desde 1994, el n¨²mero de madrile?os que optan por el ferrocarril para desplazarse pr¨¢cticamente se ha duplicado. Pero el de cercan¨ªas corre el riesgo de morir de ¨¦xito: la masificaci¨®n supone una de sus mayores pegas.

Hay un total de 92 estaciones de cercan¨ªas esparcidas por la regi¨®n. El n¨²mero de usuarios de este servicio constituye las dos terceras partes de todos los viajeros en cercan¨ªas de Espa?a, que son 1.550.030. La masiva utilizaci¨®n de estos trenes en la Comunidad contribuye a aliviar en parte el saturado tr¨¢fico de las carreteras de acceso a la capital. Y ello a pesar de que todav¨ªa quedan muchas estaciones en las que no existen aparcamientos disuasorios para dejar los veh¨ªculos propios y acercarse a la ciudad en transporte p¨²blico. El ¨¦xito del cercan¨ªas var¨ªa en funci¨®n de la carretera nacional que se estudie.

- N-I. La l¨ªnea C-1 tiene un recorrido similar al que sigue la carretera de Burgos. No es de las m¨¢s utilizadas: 46.609 personas se desplazan a diario entre Alcobendas y Madrid, seg¨²n Renfe. En la hora punta los viajeros son principalmente estudiantes universitarios, que toman el tren para ir y venir de la Universidad Aut¨®noma.

Los trenes utilizados son del modelo 450, con dos plantas, lo que hace que todos los viajeros puedan ir sentados. Las apreturas quedan para otras l¨ªneas. Luis Sanz utiliza diariamente la C-1 para ir a trabajar desde San Sebasti¨¢n de los Reyes a una oficina en el centro de la capital: "Por comodidad, esto es casi mejor que el avi¨®n. El problema es cuando no encuentras sitio, aunque no sucede casi nunca. Entonces, ves actitudes que te hacen ponerte rojo de verg¨¹enza".

- N-II. Lo que en la anterior l¨ªnea era desahogo y comodidad se convierte en apreturas y codazos en el Corredor del Henares. Las l¨ªneas C-1 -que viene desde Alcobendas-, C-2 y C-7 marchan hasta los topes, y m¨¢s en hora punta, cuando los malos modos no se hacen esperar para aparecer. Unos 200.000 viajeros se desplazan todos los d¨ªas entra Alcal¨¢ de Henares y la estaci¨®n de Chamart¨ªn, si bien en esta cifra hay que incluir a los pasajeros que utilizan el tramo Atocha-Chamart¨ªn s¨®lo dentro de Madrid.

Para agilizar los viajes y aliviar el colapso que se produce en los vagones se pusieron en marcha los trenes Civis, que van directamente hasta Madrid sin hacer paradas. En el Corredor hay aparcamientos disuasorios gratuitos en todas las estaciones.

- N-III. La carretera de Valencia es la que registra menos tr¨¢fico de entrada a la capital. Tal vez por eso tambi¨¦n sea la ¨²nica v¨ªa nacional sin l¨ªnea de cercan¨ªas. A cambio, los habitantes de Rivas-Vaciamadrid y Arganda disponen de la red de metro. Se trata del transporte ferroviario madrile?o (TFM) o extensi¨®n de la l¨ªnea 9 por el sureste de la regi¨®n.

En 12 minutos se llega a la primera estaci¨®n en Madrid si se parte de Arganda del Rey. Tanto los habitantes de esta poblaci¨®n como los de Rivas recibieron con alegr¨ªa la inauguraci¨®n del metro en 1999. "Hay que dar la enhorabuena a la Comunidad por haber hecho el esfuerzo de traer el metro. La verdad es que qued¨® muy guapo", dice una vecina.

- N-IV. La l¨ªnea que discurre paralela a la carretera de Andaluc¨ªa (C-3) es la de los pol¨ªgonos industriales. Desde las ventanillas del vag¨®n se ven laderas holladas con el feldespato a¨²n por extraer y el humo que desprenden las industrias a primera hora de la ma?ana. Los ocupantes de los vagones son en su mayor¨ªa trabajadores en estos f¨¢bricas, aunque pueden viajar relativamente c¨®modos.

Quienes no paran en las factor¨ªas pueden utilizar el Civis, que los lleva directamente desde Pinto a Atocha. Son sobre todo estudiantes y profesionales j¨®venes los usuarios de este servicio.

- N-VI. Hay dos mundos paralelos en las m¨¢s de 66.000 personas que utilizan a diario el tren de cercan¨ªas en el tramo Las Rozas-Madrid. Los que van a la capital, profesionales licenciados en muchos casos, y los que llegan, en su mayor¨ªa inmigrantes que trabajan en la construcci¨®n o en el servicio dom¨¦stico. Poco importa que de los tres aparcamientos disuasorios que hay en el camino, dos sean de pago: los coches abarrotan los estacionamientos.