Una japonesa en el banquillo
Yuriko Saeko trata de salvar al Puerta Bonita, de la Tercera Divisi¨®n madrile?a
El Puerta Bonita ya no lo patrocina nadie. ?pticas San Gabino retir¨® su cartel de las camisetas el verano pasado y sus jugadores emigran tentados por los clubes de los pueblos de la Comunidad de Madrid, que, impulsados por empresas locales y ayuntamientos, pagan sueldos tres veces m¨¢s elevados, hasta 2.000 euros. Hace dos semanas los dirigentes decidieron despedir al t¨¦cnico, Manolo Alvarado, despu¨¦s de seis a?os de relaci¨®n. El equipo era el ¨²ltimo del Grupo VII de Tercera Divisi¨®n y una ola de pesadumbre asolaba el campo de tierra, en pleno Carabanchel. "?Qui¨¦n podr¨¢ sacarnos del hoyo?", se preguntaban sus directivos. "?Qui¨¦n si no Yuriko, la entrenadora japonesa?".
Yuriko Saeko naci¨® en Teher¨¢n, capital de Ir¨¢n, en 1972. Hija de un empleado de JAL, la aerol¨ªnea japonesa, recorri¨® medio mundo junto a su hermano, seg¨²n mandaba el lugar de trabajo de su padre. Una ma?ana, en el patio de una escuela de Tokio, descubri¨® algo que cambiar¨ªa su vida para siempre. Algo cuya existencia desconoc¨ªa por completo y que a partir de ese momento atraer¨ªa su atenci¨®n de manera exclusiva y profunda, como las paredes blancas para los monjes zen: "Un bal¨®n".
"Desde Jap¨®n me llaman y me dicen que lo que he conseguido aqu¨ª ser¨ªa imposible all¨ª"
"Ten¨ªa siete a?os", recuerda, "y un amigo me trajo un bal¨®n de cuero. Me pareci¨® precioso. Una cosa important¨ªsima".
La mayor¨ªa de los chavales de su escuela jugaban al b¨¦isbol y s¨®lo entend¨ªan de esas pelotas macizas que se cog¨ªan con la mano. Su padre, que en palabras de Yuriko "no tiene ni idea de f¨²tbol", nunca le hab¨ªa hablado de aquel artefacto. Una cosa que luego, durante un viaje a Espa?a en 1992, le llevar¨ªa a admirar a Guardiola por encima de cualquier jugador, y a tomar una decisi¨®n que ninguna mujer japonesa hab¨ªa tomado nunca: "Ser entrenadora de f¨²tbol".
Con la determinaci¨®n de un kamikaze, Yuriko se lanz¨® a un mundo inh¨®spito. Hablaba perfectamente el castellano y hab¨ªa colaborado con la federaci¨®n durante el Mundial de Corea y Jap¨®n como int¨¦rprete y gu¨ªa, pero ten¨ªa pocas posibilidades de prosperar. Cuando su amigo Manolo Alvarado, ex t¨¦cnico del Puerta, la llam¨® para que fuera su ayudante, ella crey¨® que "estaba de co?a". Y cuando despidieron a Alvarado y le ofrecieron el cargo a ella, entonces se vio en una situaci¨®n nueva.
Con el deber de orientar a una plantilla con 29 a?os de media, con gente como Jes¨²s Chico, el medio centro, que es profesor de instituto; o C¨¦sar, que trabaja en Telef¨®nica; o Miguel, empleado de una empresa que manufactura carnes...
"Hoy me preguntaba ?qu¨¦ tengo para convencer a estos chicos?", reflexiona Yuriko, "no tengo nada para impresionarles. Ni el sexo, ni la nacionalidad, ni un curr¨ªculum como entrenador, ni como futbolista. Adem¨¢s, vengo de una cultura m¨¢s machista que la espa?ola, donde hablar no forma parte de la costumbre entre los que mandan y los subordinados. En Jap¨®n, una persona de 30 a?os debe obedecer a una de 31, por norma. Aqu¨ª hay jugadores mayores que yo... Desde all¨ª me llaman y me dicen que lo que he conseguido en Espa?a en Jap¨®n ser¨ªa imposible".
Yuriko no deja de darle vueltas a la misi¨®n que tiene entre manos. "No puedo quitarme de la cabeza la imagen de los chicos colocados en el campo, los errores que hay que corregir para no saltar cuando tenemos que hacer la cobertura, o c¨®mo hay que atacar sin perder el ritmo. O la cara de un chico que est¨¢ apagado. ?Qu¨¦ le pasar¨¢?, ?le hablo, o es mejor que no?, ?qu¨¦ verbo voy a aplicar?". ?sta y otras cosas obsesionan a Yuriko. Y aunque tiene claro que nunca entrar¨¢ al vestuario sin antes golpear la puerta, tras su primer partido en el banquillo (Puerta Bonita, 2; San Fernando, 1) lament¨® tener que quedarse fuera sin poder "compartir con ellos la alegr¨ªa del triunfo". Ayer no hubo tanta suerte: el Puerta Bonita perdi¨® 3-1 en casa del Orcasitas.
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