Pol¨ªtica militar
Reci¨¦n cumplidos 25 a?os desde la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, bien puede decirse que el llamado problema militar, principal preocupaci¨®n de los dem¨®cratas espa?oles del siglo XX, ha pasado a la reserva; s¨ª hay, en cambio, problemas de pol¨ªtica militar, pero como los hay de pol¨ªtica sanitaria o judicial. La Pascua Militar, una tradici¨®n centenaria, es una ocasi¨®n para repasar esos problemas. Ya sin las angustias de hace un cuarto de siglo, cuando el Rey exhortaba a los miembros de las Fuerzas Armadas a mirar al futuro m¨¢s que al pasado. Aquel futuro es hoy presente, con un Ej¨¦rcito que no s¨®lo ha dejado de tener como prioridad el orden p¨²blico y control del territorio, sino que desarrolla gran parte de su actividad fuera de las fronteras nacionales.
La celebraci¨®n ha tenido este a?o cierto aire de duelo, con el recuerdo de los 62 militares fallecidos en el accidente del Yak-42, en mayo pasado, de regreso de una misi¨®n en Afganist¨¢n, y de los 10 que han perdido la vida en Irak. El accidente revel¨® la existencia de unos criterios de gesti¨®n, sobre todo en relaci¨®n al transporte de tropa, m¨¢s que discutibles. La falta de transparencia de Defensa en relaci¨®n a lo ocurrido -explicaciones contradictorias, negativa a una investigaci¨®n parlamentaria- ha sido el aspecto m¨¢s negativo de la gesti¨®n del ministro Trillo en 2003.
Ello contrasta con la eficacia de la actuaci¨®n de los militares sobre el terreno en esa y otras misiones, como las de Kosovo y Bosnia. Tambi¨¦n en la de Irak, pese a los atentados padecidos por los agentes del CNI. Y pese tambi¨¦n a que la participaci¨®n espa?ola en la ocupaci¨®n de ese pa¨ªs se ha producido sin aprobaci¨®n de las Cortes y contra la opini¨®n mayoritaria de los espa?oles. La ruptura del consenso que hab¨ªa venido existiendo en este terreno desde la transici¨®n es preocupante: la pol¨ªtica de Defensa exige una continuidad que la deje a salvo de cambios de mayor¨ªa. Acaban de entrar en servicio los aviones de combate europeo cuya incorporaci¨®n fue aprobada a fines de los ochenta, con Gobierno socialista, y nadie sabe qu¨¦ Gobierno habr¨¢ cuando culminen las fuertes inversiones comprometidas este a?o por el Gobierno.
Esa modernizaci¨®n del armamento guarda relaci¨®n con las dificultades de reclutamiento. Hace ahora siete a?os, el entonces ministro, Eduardo Serra, adelant¨® la cifra de entre 150.000 y 180.000 soldados profesionales como previsi¨®n para 2003. En 1999 la previsi¨®n se contra¨ªa a una cifra entre 102.000 y 120.000. En los presupuestos para este a?o ha bajado a 80.000. A la luz de estos datos, no parece balad¨ª la referencia del Rey a la mejora de las condiciones laborales de los profesionales de las Fuerzas Armadas.
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