Cambio de tendencia
El balance provisional de v¨ªctimas mortales en accidentes de tr¨¢fico durante el periodo navide?o -190 fallecidos a media tarde de ayer- parece confirmar un cambio de tendencia desde hace alg¨²n tiempo en la estad¨ªstica sobre siniestralidad en la carretera. El constante y moderado descenso de los ¨²ltimos a?os ha dado paso a un estancamiento que, de no corregirse a tiempo, puede llevar de nuevo a Espa?a a un gradual distanciamiento respecto de los pa¨ªses de su entorno. Mientras que Francia e Italia -dos pa¨ªses que han sufrido como pocos el flagelo de los accidentes de tr¨¢fico- han logrado reducir nada menos que en un 23% y un 30%, respectivamente, el n¨²mero de muertes en la carretera durante el ¨²ltimo a?o, Espa?a lo ha concluido con 4.032 fallecidos, seis m¨¢s que en 2002.
Lo m¨¢s preocupante de ese leve aumento, en s¨ª mismo insignificante, es que rompe una tendencia a la baja que los datos de siniestralidad en estas navidades y en el ¨²ltimo puente de la Constituci¨®n mantienen. Es alarmante que el total de v¨ªctimas mortales durante la operaci¨®n especial de Navidad se aproxime al del a?o pasado. Y que esta sangr¨ªa se haya producido en plena vigencia del nuevo reglamento de circulaci¨®n prueba que la norma por s¨ª sola no basta si se incumple sistem¨¢ticamente o no se hace cumplir y la impunidad se convierte en el clima dominante en el asfalto.
El dato terrible de que cada dos horas muere un ciudadano en accidente de tr¨¢fico en Espa?a est¨¢ calando en la conciencia social y a ¨¦l responden las medidas previstas en el Plan de Seguridad Vial, que entr¨® en vigor el primer d¨ªa del a?o. Pero el hecho de que una buena parte de ellas se haya incluido sin debate alguno en la Ley de Acompa?amiento de los Presupuesto del Estado -un m¨¦todo especialmente querido por el Gobierno-, hace presumir que se ha actuado con prisas y sin valorar bien su efectividad.
Es el caso de la pol¨¦mica retirada del carn¨¦ de conducir por agentes de tr¨¢fico cuando comprueben que el conductor presenta "s¨ªntomas evidentes de haber perdido las condiciones f¨ªsicas necesarias" para la conducci¨®n. La aplicaci¨®n de una medida tan grave no puede quedar al libre arbitrio de los agentes, sino que debe responder a causas objetivas explicitadas en la norma. Una disciplina vial m¨¢s rigurosa debe ser compatible con las garant¨ªas del Estado de derecho, y en este caso no lo es.
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