D¨ªas de cambio y colas

Paloma y Laura Almansa tienen 16 y 17 a?os y ya son expertas en las triqui?uelas de las rebajas. A Paloma le trajeron los Reyes una falda y un pantal¨®n y ayer se los llev¨® de compras metidos en su bolsa por si pasaba lo que pas¨®: vio los mismos a mitad de precio. As¨ª que se puso en la cola para descambiarlos, le devolvieron el dinero y por el mismo importe volvi¨® a llevarse sus dos regalos m¨¢s una camiseta y unas zapatillas de deportes. "A lo mejor no est¨¢ bien, pero yo no tengo ni un duro y me da mucho coraje pagar el doble que el que lo compre hoy. Lo hace todo el mundo", se justifica.

Es la primera vez que las dos hermanas salen de rebajas sin su madre y disfrutaron del acontecimiento. Se levantaron a las ocho y media y antes de las diez andaban ya dando vueltas por la calle Tetu¨¢n de Sevilla, la m¨¢s comercial del centro de la capital, esperando a que abrieran las tiendas. "No tenemos mucho dinero, as¨ª que vamos a por cosas que ya hemos visto hace unos d¨ªas", explica Laura.

Las jornadas maratonianas de las compras navide?as sirvieron a muchos para ir ech¨¢ndole el ojo a los art¨ªculos que le pueden interesar en las rebajas. Mar¨ªa Muriel, sevillana y madre de tres ni?os de entre 7 y 16 a?os, considera que ya le ha llegado el turno de comprar para s¨ª misma. "Me he pasado un mes pensando regalos para los ni?os, mi marido, mis sobrinos, mis padres... Ahora me voy a aprovechar para comprarme unos antojitos", dice.

Otros aprovechan tambi¨¦n para comprar m¨¢s barato alg¨²n regalo que se ha quedado descolgado y, sobre todo, para invertir el dinero que los Reyes han dejado en efectivo. Luisa Ruiz, de 19 a?os, recogi¨® 150 euros entre sus padres y sus abuelos y estaba dispuesta a gast¨¢rselos casi ¨ªntegramente en las rebajas. "Entre las cosas que ten¨ªa que descambiar y las que me he comprado tengo un l¨ªo de bolsas y seguro que pierdo alguna. Sal¨ª con 150 euros y s¨®lo me he gastado 70", explica orgullosa mientras soporta paciente la cola de la caja de una de las tiendas de una cadena de ropa interior. La cola sale por la puerta del local y las dependientas se desesperan porque la alarma de la entrada salta una y otra vez.

La jornada de ayer es la de los cambios, y a mediod¨ªa las bolsas de estampados navide?os se mezclaban ya con las especiales de las rebajas. Muchos llevan de las dos, como Manuel G¨¢lvez, que lleg¨® al centro casi a la hora de comer, confiado en encontrar menos bullicio que a primera hora. "S¨®lo he comprado una cosa y me he pasado 20 minutos para pagar", se queja.

Algunas de las tiendas m¨¢s concurridas aumentaron las cajas disponibles para cobrar y habilitaron una por cada planta. A pesar de todo, entre el tiempo de espera del probador y el del mostrador de pago algunos clientes dec¨ªan haber perdido m¨¢s de media hora. "Yo no me hago media hora de cola para que luego me quede mal", advierte Roc¨ªo Prieto, de 19 a?os, mientras intenta probarse una falda larga y estrecha encima de los vaqueros para evitar pasar al probador. Pero no consigue hacerse a la idea de c¨®mo quedar¨¢ cuando se quite los pantalones. "Tienes dos opciones", apunta el novio. "O te la llevas sin probar y la descambias si te est¨¢ mal, o te vienes otro d¨ªa". Lo de esperar la cola ayer quedaba descartado.