Celebraci¨®n del tal¨®n de Aquiles
El Museo del Prado presenta en estos d¨ªas ocho bocetos, seis modelos y un tapiz que dan forma a la muestra Rubens: la historia de Aquiles. Una exposici¨®n en la que se puede apreciar el proceso creativo que va desde los primeros dibujos realizados por el pintor flamenco hasta su plasmaci¨®n en tapices. Y una briosa interpretaci¨®n del mito griego en ocho escenas.
El mundo moderno debe m¨¢s de lo que se cree al vulnerable tal¨®n de Aquiles y al brillante espol¨®n pict¨®rico de Rubens
Tras exhibirse en el Museo Boijmans-Van Beuningen, de Rotterdam, se puede visitar en el Museo del Prado, de Madrid, la exposici¨®n Pedro Pablo Rubens. La historia de Aquiles, fruto de la colaboraci¨®n entre estas dos instituciones, que no en balde conservan las piezas de esta interesante y compleja serie del genial pintor flamenco, nacido en 1577 y muerto en 1640. Antes de entrar en materia, informemos de que se trata de una serie concebida para ser tejida como tapices, lo que comporta el dise?o de unos bocetos, la posterior elaboraci¨®n de modelos y cartones, y, por fin, su ejecuci¨®n textil, cuatro fases de las que, excepci¨®n hecha de los cartones, hay el n¨²mero suficiente de testimonios como para formar el estupendo conjunto de una treintena de obras que ahora han podido ser sucesivamente contempladas en Rotterdam y Madrid, tal y como han concebido la muestra sus comisarios, Friso Lammertse y Alejandro Vergara, conservadores respectivamente del Boijmans-Van Beuningen y del Prado.
Encargada a Rubens cuando apenas le restaban unos diez a?os de vida y segu¨ªa gozando de una fama apote¨®sica, en esta serie para tapices hay muchos y muy diversos elementos de inter¨¦s, entre los que el esclarecimiento de su proceso t¨¦cnico y art¨ªstico de ejecuci¨®n no es el menor. De todas formas, si nos centramos en lo que hoy puede apreciar, casi de inmediato, un buen aficionado, sin por eso ser un experto, hay que destacar, sobre todo, la presencia en la muestra de los primeros bocetos pintados directamente por Rubens, que son una verdadera joya pict¨®rica, que resplandece m¨¢s al poder ser comparados con los correspondientes ulteriores modelos de mayor tama?o, en los que intervino su taller. Aunque desdichadamente se han perdido los cartones pintados, el paso ¨²ltimo antes de aplicarse los tejedores a su labor, se han logrado para la ocasi¨®n algunos de los tapices de la primera edici¨®n. De esta manera, podemos avistar casi todos los episodios de este proceso, que se desenvuelve del peque?o formato, que atesora la mayor excelencia pict¨®rica, hasta el monumental resultado final del tapiz, que refleja su culminaci¨®n t¨¦cnica.
Al margen de estas vicisitudes materiales, esta serie tiene un alto valor desde el punto de vista iconogr¨¢fico, porque trata el entonces todav¨ªa poco frecuente asunto de la m¨ªtica historia del heroico Aquiles, cuyas haza?as hizo popular el no menos m¨ªtico Homero. A trav¨¦s de ¨¦ste y otros autores cl¨¢sicos, se configur¨® la personalidad legendaria de este abrupto y contradictorio personaje, poco amado durante el clasicismo, m¨¢s proclive a Virgilio, pero rescatado por nuestra ¨¦poca, decididamente primitivista y hom¨¦rica, la que supo sacar todo el partido po¨¦tico del tal¨®n de Aquiles; esto es: de la fragilidad y el sentido parad¨®jico de este semidi¨®s demasiado humano, cogido como por pinzas entre los dedos de su madre Tetis, educado por el centauro Quir¨®n, disfrazado de mujer entre las hijas de Licomedes, col¨¦rico y atormentado amante de mujeres y hombres, implacable guerrero, insaciable y cruel vengador y, sin embargo, el m¨¢s ingenuo y elemental de todos los brutales y astutos caudillos de la Grecia arcaica.
Aunque repetidamente representado en el arte griego y romano, la figura de Aquiles decay¨® en su popularidad a partir del renacimiento, que lo trat¨® de forma espor¨¢dica y con recelo, al menos, como se ha dicho, hasta la definitiva crisis del clasicismo. Eso no significa que, antes de ser abordado por Rubens, estuviera ausente en la literatura y las artes pl¨¢sticas occidentales de la ¨¦poca moderna, pero tampoco le resta originalidad a la serie concebida por el pintor flamenco, que vuelve a demostrarnos con ellos el justificado prestigio de su superioridad intelectual y su precursor vigor moderno. En este sentido, a¨²n sin conocer la personalidad y las razones del comitente de la serie, las ocho escenas de la historia de Aquiles abordadas por Rubens no s¨®lo son representativas, sino dotadas con el formidable br¨ªo y brillante suntuosidad en ¨¦l caracter¨ªsticos.
Desde el punto de vista art¨ªsti-
co, hay que recordar, como lo hace Fiona Healy en uno de los textos del cat¨¢logo de la presente exposici¨®n, que Eug¨¨ne Delacroix dedic¨® en su c¨¦lebre Diario varios comentarios elogiosos a esta serie de Rubens, fij¨¢ndose acertadamente en la riqueza de sus encuadres arquitect¨®nicos. El rom¨¢ntico Delacroix, junto con Renoir, fue quiz¨¢ uno de los ¨²ltimos rubensianos de la ¨¦poca contempor¨¢nea, que, por lo general, se siente intimidada ante su lujuriosa y desbordante sensualidad, su canto de alabanza de los placeres terrenales degustados sin un ¨¢pice de culpa, su abrumadora facundia pict¨®rica. No en balde, todav¨ªa Baudelaire, le dedic¨® el primero de sus cuartetos del poema Los faros, prontuario de sus homenajes pict¨®ricos, en donde le llama "...r¨ªo de olvido, jard¨ªn de molicie, / almohad¨®n de carne fresca en que nunca amaremos / mas donde fluye vida y sin cesar se agita / como el aire en los cielos y la mar en la mar". Nada que ver, en todo caso, con la est¨¦tica de la anorexia y de lo pol¨ªticamente correcto, pero no creo que ning¨²n verdadero amante de la pintura pueda pasearse sin estremecimiento entre sus cuadros y, ahora mismo, sin ir m¨¢s lejos, no sentir exaltaci¨®n ante la circunstancial contemplaci¨®n en el Prado de los bocetos para la serie de Aquiles. Seguro que si, adem¨¢s, apremiado por la frescura de este impacto, decide volver a mirar algunas de las obras maestras del pintor flamenco que atesora nuestro museo, desde la Adoraci¨®n de los Magos hasta Las tres Gracias, comprender¨¢ que Rubens, m¨¢s all¨¢ de las modas y gustos de la ef¨ªmera actualidad, ha sido, es y ser¨¢ una cita pict¨®rica imprescindible. Y es que el mundo moderno debe m¨¢s que lo que habitualmente se cree al vulnerable tal¨®n de Aquiles y al brillante espol¨®n pict¨®rico de Rubens, al fin y al cabo el descubridor del talento en ciernes de Vel¨¢zquez.
Pedro Pablo Rubens. La historia de Aquiles. Museo del Prado. Paseo del Prado, s/n. Madrid. Hasta el 29 de febrero.
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