La turbadora historia de 'Peter Grimes'
El gran teatro del Liceo de Barcelona lleva medio siglo esperando a Peter Grimes. La ¨®pera de Benjamin Britten (1913-1976), que abri¨® una nueva ¨¦poca en la proyecci¨®n internacional de la ¨®pera inglesa tras su triunfal estreno en Londres en 1945, subir¨¢ por primera vez al escenario del coliseo barcelon¨¦s en una nueva producci¨®n, dirigida esc¨¦nicamente por Llu¨ªs Pasqual y musicalmente por Josep Pons, que podr¨¢ verse del 12 de enero al 1 de febrero. ?pera maldita en el Liceo, que la ha programado en otras tres ocasiones sin que llegara a representarse, el estreno de Peter Grimes supone cumplir un viejo sue?o art¨ªstico, largamente acariciado y necesario para seguir avanzando en la difusi¨®n de los cl¨¢sicos indiscutibles de la ¨®pera del siglo XX.
Decir que Peter Grimes es una asignatura pendiente en el Liceo es algo m¨¢s que una frase hecha. El primer proyecto de estreno, en la temporada 1953-1954, se fue al traste a causa de un incidente diplom¨¢tico con Gibraltar. El incendio del teatro arruin¨® el segundo intento y la demora en las obras de reconstrucci¨®n impidi¨® el tercero. Conviene cruzar los dedos y confiar en la suerte. La elecci¨®n de Llu¨ªs Pasqual abre las mejores expectativas art¨ªsticas, ya que el director teatral catal¨¢n atraviesa uno de sus mejores momentos y, tras su rotundo ¨¦xito en Pesaro con Le comte Ory, de Rossini, regresa al mundo de la ¨®pera en Espa?a con este montaje, que cierra una ausencia de 14 a?os del teatro l¨ªrico barcelon¨¦s.
El tenor Christopher Ventris, la soprano Gwyne Geyer y el bar¨ªtono Robert Bork encabezan en el reparto del nuevo montaje, una coproducci¨®n del Liceo y el teatro Col¨®n de Buenos Aires, con escenograf¨ªa de Ezio Frigerio, vestuario de Franca Squarciapino e iluminaci¨®n de Vinicio Cheli, de la que se ofrecer¨¢n nueve funciones hasta el pr¨®ximo 1 de febrero. Peter Grimes volver¨¢ a la escena espa?ola en la temporada de la Asociaci¨®n Bilba¨ªna de Amigos de la ?pera (ABAO), que la ha programado del 27 de marzo al 2 de abril en el Palacio Euskalduna a cargo de la compa?¨ªa del teatro de La Monnaie de Bruselas, bajo la direcci¨®n musical de Kazushi Ono.
Britten decidi¨® crear una ¨®pera a partir del poema de George Crabbe (1754-1832) durante un viaje a California, en 1941, tras el estreno de su primera ¨®pera, Paul Bunyanm en Nueva York. Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, el compositor y su compa?ero, el tenor Peter Pears, hab¨ªan decidido quedarse en Estados Unidos, pero al descubrir el poema de Crabbe, un poeta menor nacido, como Britten, en el condado ingl¨¦s de Suffolk, sintieron la necesidad de volver a Inglaterra.
Como compositor joven y sin grandes recursos econ¨®micos, pudo afrontar el arduo trabajo de componer una ¨®pera gracias a la ayuda del director de orquesta Serge Koussevitzki, que le ofreci¨® unos honorarios de 1.000 d¨®lares por el encargo. El entusiasmo de Britten, que deseaba afirmarse como compositor de ¨®pera, fue constante en un largo periodo creativo, establecido ya en su nueva casa de Suffolk junto a Pears, destinado a cantar el papel protagonista.
La obra se estren¨® el 7 de
junio de 1945 por la Sadler's Well Opera, compa?¨ªa fundada en 1931 para cantar ¨®pera en ingl¨¦s y hoy denominada English National Opera. La noche del estreno fue una jornada decisiva en la historia l¨ªrica inglesa: el teatro Sadler's Well de Londres reabr¨ªa sus puertas una vez terminada la Segunda Guerra Mundial y lo hac¨ªa con una nueva ¨®pera de un compositor que pretend¨ªa retornar a la gran tradici¨®n de la ¨®pera inglesa, pr¨¢cticamente fosilizada desde la ¨¦poca de Purcell. Britten logr¨® su objetivo. En s¨®lo tres a?os, Peter Grimes se estren¨® en Estocolmo, Amberes, Z¨²rich, Basilea, Roma, Mil¨¢n, Copenhague, Berl¨ªn, Graz, Mannheim, Brno, Budapest, Tokio, Bruselas, Par¨ªs, Nueva York y Los ?ngeles.
?pera turbadora, de una extrema tensi¨®n, caus¨® profundas divisiones en el seno de la compa?¨ªa hasta el punto de que el equipo que hab¨ªa montado el estreno se deshizo y la ¨®pera fue retirada de su repertorio. Britten nunca volvi¨® a componer para la Sadler's Well y Peter Grimes no volvi¨® a su escenario hasta 1963. Entre los motivos para ese distanciamiento se apuntaron la novedad que supon¨ªa la m¨²sica para los cantantes solistas y el coro, poco bregados en el repertorio moderno, y la hostilidad hacia la homosexualidad y el pacifismo de Britten y Pears, y hacia las inclinaciones comunistas de Montagu Slater.
Peter Grimes supone siempre una experiencia turbadora para el p¨²blico. Aunque Britten suaviz¨® los perfiles de Grimes -en su retrato desaparece el alcoholismo y el componente sexual de su relaci¨®n con el muchacho, apuntados en el original de Crabbe-, la brutalidad y desesperaci¨®n del personaje deja una huella profunda. Es un pescador solitario, un marginado, un visionario al que la fat¨ªdica muerte de sus dos grumetes conduce al desastre. Su crueldad -no deja de ser alguien que compra muchachos en el hospicio y los explota de forma cruel y vejatoria- alienta las murmuraciones en el seno de una sociedad podrida que lo condena sin pruebas en un linchamiento moral que muestra la degradaci¨®n colectiva.
Britten trat¨® un tema recurrente en la mayor¨ªa de sus ¨®peras: el drama de un marginado enfrentado a una sociedad hostil, hip¨®crita y cruel que acaba extermin¨¢ndolo. Atenazado por las dudas y sus pulsiones irracionales, acosado por los vecinos de su aldea, Grimes acaba suicid¨¢ndose. En la ambig¨¹edad del personaje, v¨ªctima y tambi¨¦n verdugo, visionario y poeta, h¨¦roe y antih¨¦roe, reside la grandeza de una tragedia negra en la que Britten introduce un enorme lirismo.
Musicalmente es una obra prodigiosa. Renov¨® las estructuras formales de Purcell con imaginaci¨®n, ingenio y un sabio eclecticismo en el que se dan la mano influencias diversas: Verdi, en la fusi¨®n de orquesta, voz y situaci¨®n dram¨¢tica; Debussy, Mahler y Strauss, en la pintura arm¨®nica, el colorido y el refinamiento orquestal; Stravinski, en la imponente fuerza r¨ªtmica; Gerswhin, en el retrato de la comunidad de Borough. En su estructura formal, apost¨® por las claras divisiones entre los n¨²meros, pero la serie de recitativos, arias, d¨²os y conjuntos adquiere una unidad dram¨¢tica admirable, con una l¨ªnea vocal, un lirismo y un protagonismo orquestal que agita la tensi¨®n dram¨¢tica y une las siete escenas de la ¨®pera con seis interludios de poderoso efecto.
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