La aparici¨®n
El presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, Carlos Fabra, sali¨® ayer por fin de la madriguera para afrontar el chaparr¨®n que le est¨¢ cayendo encima despu¨¦s de que el empresario Vicente Vilar levantase la tapa de una alcantarilla, cuyo tufo se ha ido intensificando y extendiendo hasta alcanzar la antesala de muchos despachos de Madrid, a los que el nombre de Fabra siempre hab¨ªa llegado precedido de una caja de langostinos de Vinar¨°s. Su aparici¨®n ayer en el Sal¨®n de Comisiones de la instituci¨®n que preside fue celebrada con los aplausos de medio centenar de cargos, desplazados expresamente para arroparle con su presencia. Sobre ese colch¨®n de concejales, diputados y secretarios de Estado, Fabra ley¨® un papel en el que neg¨® todas las acusaciones, destac¨® su sacrificio por Castell¨®n, anunci¨® una demanda contra su ex socio y tosi¨® y carraspe¨® con frecuencia. La puesta en escena de la aparici¨®n era m¨¢s importante que el milimetrado documento elaborado por sus asesores jur¨ªdicos, acaso porque era menos previsible y, despu¨¦s de todo, ni siquiera exhib¨ªa un solo argumento que justificase el retraso de esta comparecencia. Sin embargo, puede que resulte m¨¢s revelador ese contrafuerte de cargos en el que se apoy¨®. ?Qu¨¦ necesidad hab¨ªa de comparecer con ese flotador si s¨®lo se trataba de una tempestad en un vaso de agua? ?Qu¨¦ hac¨ªan all¨ª los secretarios de Estado Miguel Barrachina y Fernando Castell¨®, dos de los fontaneros del ministro de Trabajo en Castell¨®n, a quienes por razones muy semi¨®ticas no se les esperaba? ?O el diputado Miguel Prim, quien es posible que lo hiciera (mediar ante el Ministerio de Agricultura a instancias de Fabra para agilizar las concesiones a Naranjax y Artemis 2000) pero no se acuerda? Porque aqu¨ª, como apunt¨® el consejero de Justicia, V¨ªctor Campos, lo importante parece que no es lo que est¨¢ en tela de juicio sino qui¨¦n est¨¢ moviendo los hilos. Es lo primero que Sir Arthur Conan Doyle hac¨ªa preguntarse a Sherlock Holmes ante cada reto: ?A qui¨¦n beneficia? Puede que en principio a Eduardo Zaplana, aunque s¨®lo en principio, porque de ser cierto no pod¨ªa ocurrir sin que ¨¦ste tuviese pleno conocimiento. ?Tan apurado est¨¢ que no le importa correr ese riesgo?
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